Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Marcial Rodríguez Saldaña

El dilema del PRD

Se acerca para el PRD en Guerrero la decisión más importante para estar en condiciones de competir y ganar la gubernatura del estado: la selección de su candidato.

1. Los procedimientos que ha utilizado el PRD en su quinceañera vida política han sido diversos:

a) Elección interna, cuyos resultados han sido muy distintos, puesto que en algunas ocasiones han sido exitosos en términos de la legitimación de sus candidatos como en la anterior elección de candidato para gobernador de Guerrero el 27 de septiembre de 1998, pero en otros han resultado desastrosos como los que se han anulado en la elección de los integrantes de las planillas para el Ayuntamiento de Acapulco, o la anulación de la elección para la dirigencia nacional en 1999 en pleno éxodo de Guerrero hacia la ciudad de México para protestar por el fraude cometido contra el PRD en la elección de gobernador;

b) La encuesta, que ha sido un mecanismo definido por acuerdo político entre los aspirantes a una candidatura como en el caso de la selección de candidato a la Presidencia Municipal de Acapulco en el año 2002, o decidido por el Consejo Nacional y ejecutado por el Comité Ejecutivo Nacional en muchos distritos electorales en la elección de los candidatos a diputados federales en el 2003.

Este método –no estatutario– se ha derivado del acuerdo político entre los aspirantes como ha ocurrido recientemente en el caso de la selección de la candidata del PRD al gobierno de Zacatecas.

2. Los métodos de la elección interna y la encuesta han tenido sus cuestionamientos: en el primer caso, la anulación de los resultados se ha provocado por el cúmulo de irregularidades entre las que destacan el acarreo de votantes, la compra-venta del voto interno, el control y manipulación de la estructura electoral, la falta o retraso en la instalación de casillas en donde el adversario cuenta con presencia electoral o de plano las casillas zapato o sea el relleno de urnas con votos cruzados en los domicilios de los responsables de las casillas partidarios de alguno de los precandidatos; en el caso de la encuesta, también ha tenido sus complicaciones, cuando no se ha manejado correctamente y ha dado lugar a pensar en su manipulación para favorecer a alguno de los aspirantes, provocando severas críticas e impugnación de sus resultados.

3. Por lo que se observa en el correr de los días, el método que se adoptará será el que marcan los estatutos –el plebiscito abierto– en donde podrán votar los militantes perredistas y cualquier ciudadano que quiera participar en la selección del candidato.

El Comité Ejecutivo Nacional, por fuera de los acuerdos con los precandidatos, ha decidido realizar una encuesta –no vinculatoria–; en realidad no se entiende cual es el sentido de esta encuesta si ya el Consejo Estatal del PRD en Guerrero ha determinado emitir la convocatoria para la elección. La única explicación que tendría es la de agotar hasta el último momento la posibilidad de un acuerdo político entre los aspirantes para llegar a una candidatura de unidad y evitar el riesgo de la elección interna.

4. El PRI ya resolvió la selección de su candidato mediante un acuerdo político, ya pagó temporalmente su costo de este acuerdo con la renuncia de Carlos Sánchez Barrios, la cual tendrá su impacto electoral en la elección constitucional, falta que el PRD pase esta prueba; después de las marchas en Acapulco de los dos aspirantes más posicionados del PRD, las lecturas y estrategias se afinan para ir al plebiscito abierto, el cual debe salir impecable, pues nadie que aspire a gobernar Guerrero representando a la oposición de ahora y gobierno del mañana, podría fundar una candidatura en una legitimidad inmoral dada por el mismo régimen, es decir que sean los votos del PRI o sus aliados, quienes determinen quien será el candidato del PRD, pues en ese caso habría una candidatura ilegítima, ficticia, aparente, que provocaría su impugnación para anularla y pondría en riesgo un eventual victoria del PRD.

5. La clave del éxito del PRD está en la unidad de su militancia, de todas sus fuerzas internas y sus liderazgos aliados con todas las organizaciones sociales y civiles, ciudadanas y ciudadanos que han empeñado su fe en la democratización de Guerrero. Más allá de las temporales simpatías legítimas por los precandidatos, de los apasionamientos por que gane uno u otro, los mensajes desde ahora deben orientarse a cohesionar a la militancia perredista y sus simpatizantes de la sociedad civil, pues en ambos está la real posibilidad de que el PRD encabece una fuerza electoral incontenible que asegure la alternancia política en el estado que impulse una nueva forma de gobernar, que termine con el autoritarismo y democratice todas las instituciones políticas y sociales; el PRD tiene una clase política madura que esperamos sepa afrontar con sapiencia este reto de la selección de su candidato, pues ahí reside una buena parte del éxito o fracaso en la dura, ruda y muy competida contienda constitucional que se avecina.

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