Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Gil Florente Castellanos

Del maestro tradicional al virtual

 (Primera de tres partes)  

En los últimos días de mayo formulé, a varios estudiantes que cursan la licenciatura en educación plan 94, en la unidad 12B de la Universidad Pedagógica Nacional, esta pregunta: ¿desplazará la máquina al maestro de grupo?… Las respuestas amplias y variadas las resumo a continuación, incluyendo al final mi comentario.

1. El maestro ha sido, es y seguirá siendo el principal actor del proceso de enseñanza-aprendizaje. Por su rol de educador no será sustituido por la máquina (léase computadora o televisor). Con ésta se garantiza la información, pero no la educación, indispensable para la formación integral del estudiante.

2. Gracias al contacto directo del maestro con sus alumnos se logra la construcción de saberes significativos adecuando su práctica docente a las condiciones generales del grupo y a los intereses individuales de los estudiantes, manteniendo un sistema relacional afectivo, algo que la máquina no logra, pues los programas educativos estandarizados que se proyectan a través de ella, no toma en cuenta las diferencias individuales, ni las actividades emotivas.

3. La presencia física del maestro en el grupo, ha hecho que la enseñanza se convierta en un arte, puesto que con su experiencia docente y su creatividad hace amena y provechosa la clase; en contraposición, la máquina torna la enseñanza en técnica, fomentando el aprendizaje reiterativo y las actitudes individualistas, en perjuicio de la interactividad que permite a los integrantes del colectivo escolar, compartir experiencias de aprendizaje.

4. La evaluación de los conocimientos adquiridos es una de las principales funciones del docente.                                           Por ser parte del grupo y el responsable del proceso formativo se convierte en un evaluador justo, pues toma en cuenta los logros y fracasos de sus alumnos, así como los factores favorables y desfavorables que inciden en el curso, logrando con ello asignar calificaciones que se aproximan al avance real de los cursillistas. En cambio, el programa evaluativo de la máquina es normativo. Mide los resultados finales, sin tomar en cuenta el procedimiento. Con él se valoran los conocimientos enciclopédicos, dejando de lado las competencias logradas durante el proceso de apropiación de éstos; hecho irregular, a todas luces, que puede remediarlo el maestro.

5. Por su calidad humana el maestro es sensible ante los problemas de los estudiantes, lo cual no ocurre con la máquina. El docente multiplica el conocimiento en un ambiente afectivo donde la comunicación se convierte en factor importante para el intercambio de ideas y el fomento de las buenas relaciones. A la máquina no le importan los estados emotivos. La comunicación es unilateral y directiva. El estudiante solamente recibe informes y consignas; los movimientos corporales de aprobación y las palmadas alentadoras están ausentes. El maestro sabe que la estabilidad emocional incide en el desarrollo cognitivo, por ello busca el equilibrio en ambos casos. La máquina, en cambio, busca el crecimiento del coeficiente intelectual, sin estimular de alguna forma el desarrollo del coeficiente emocional que es vital para que se dé el primero. Por otra parte, para aprender no basta la percepción  visual, se requiere la auditiva, la olfativa, la gustativa y la táctil que se dan en un sistema interactivo. Para la máquina sólo son necesarias la percepción virtual y la auditiva con lo cual se limita la capacidad de aprendizaje de los telespectadores. Esto indica que el maestro y su grupo representan el mejor paradigma para un proceso educativo de excelencia. Después de escuchar los comentarios de los estudiantes de referencia que son maestros normalistas en servicio y se actualizan en la UPN comenté lo siguiente, a propósito de la interrogante planteada al inicio del presente texto.

Comparto algunos conceptos   expresados en los comentarios anteriores, discrepo de la aseveración que se hace en el sentido que el maestro por su papel de educador no dejará de ser parte del grupo escolar y su presencia física, por las distintas funciones que tiene, no podrá ser sustituida por la máquina. No la comparto porque su alocución es producto de un deseo, y no de la observación aguda de la realidad, la cual no se explica con aspiraciones, con ideales o con la fe, sino con el análisis serio de los hechos.

Para responder la pregunta formulada, diré primeramente, que el maestro es, en esencia, reproductor de ideología. La SEP le proporciona, al inicio de cada año escolar, los programas ya elaborados, cuyos contenidos él difunde en el aula. Si esto es educar, el mentor educa, pero con el paradigma educativo que las autoridades deciden; o ¿acaso fomenta una educación alternativa?

El docente forma, también es cierto, pero no da al niño y al joven la formación que se le antoja; dedica a formar la mano de obra que el país y los empleadores del mismo requieren para garantizar la productividad de sus empresas; incluso, en ocasiones, sobrepasa el requerimiento, generando los fenómenos del desempleo, la fuga de cerebros y la emigración de trabajadores calificados al extranjero. Esto quiere decir que las autoridades esperan que sus maestros preparen a los niños y jóvenes para el trabajo y les inculquen la ideología dominante a fin de que acepten el estado de cosas de su sociedad. Para alcanzar esta meta limitada, no se necesita a un profesional versado en ciencias de la educación y experimentado en modelos didácticos, basta con alguien que tenga cierto dominio del conocimiento, por eso se improvisan maestros para la atención de grupos en todos los niveles escolares; por lo mismo, se implementan modalidades de atención donde está ausente el docente como la educación a distancia, la educación abierta, y la telesecundaria. Lo cual indica que el desgaste de la figura del maestro de grupo y su separación del colectivo escolar no es ahora, se ha venido dando en los últimos años, y se afirmará esta tendencia en el futuro justificándola como de ajustes al presupuesto. De la forma en que se ha ido desgastando la figura del maestro de grupo, hablaré en la próxima entrega.

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