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Las cifras del oprobio, en el décimo informe de Tlachinollan

 En La Montaña, 11 municipios con alta marginación, 71% de analfabetismo y cinco conflictos agrarios de alto riesgo

 Teresa de la Cruz

De los 17 municipios que conforman la región de La Montaña 11 están considerados de muy alta marginación, pues 71 por ciento de la población es analfabeta y hay cinco conflictos agrarios de alto riesgo en los que el gobierno federal actúa con “ineficacia”, informó el centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

En su décimo informe de labores, efectuado este sábado, el organismo civil de derechos humanos expuso “el binomio indígena-pobreza es producto de las políticas etnocidas del estado mexicano que se caracterizan por el saqueo, maltrato, sometimiento, explotación y el no reconocimiento de los derechos humanos fundamentales de la población originaria”.

Ahí, en el texto titulado Contra el Silencio y el Olvido, Tlachinollan presenta un panorama de “empobrecimiento y discriminación en que sigue sumida la región de La Montaña”, incluso al primer apartado lo llama Cifras del Aprobio –vergüenza– en éste destaca que Chiapas, Oaxaca y Guerrero forman “el triángulo de la pobreza extrema en el país”.

Menciona que estos tres estados albergan la tercera parte de la población indígena del país, esto es que de 10 millones 253 mil 627 indígenas distribuidos, 3 millones 294 mil 703 se concentran en la “franja de la inequidad y el olvido”.

En la entidad hay cuatro grupos indígenas: mixtecos (Na savi), tlapanecos (Me’ phaa), náhuas y amuzgos (Suljaa’) y conforman el 17.2 por ciento de la población total.

Señala también que Guerrero cuenta con 76 municipios (sin considerar a Marquelia, Cochoapa El Grande y Hueycantenango como nuevos municipios, aprobados por el Congreso local en el 2003) y 17 forman parte de la región de La Montaña, 11 de ellos son considerados como de muy alta marginación y ocho se ubican dentro de las primeras 50 localidades más pobres del país, de un total de 2 mil 443.

En el informe, Tlachinollan precisa que Metlatónoc ocupa el primer lugar nacional, seguido por Coicoyán de las Flores, Oaxaca, –municipio colindante, enclavado en la mixteca alta–; en ambas “el narcotráfico y la militarización se han erigido como las fuerzas que dominan a la población indígena”, por ello Guerrero forma parte de las 36 zonas prioritarias del país que tienen como denominador común la pobreza, el narcotráfico, la migración, la violencia y la militarización.

Un 45 por ciento de los indígenas no asisten a la escuela

Según Tlachinollan, la educación es entendida como un derecho constitucional al que todo mexicano debe tener acceso para desarrollar sus capacidades personales y colectivas, y así contribuir en el desarrollo social, económico y cultural de los pueblos y regiones de México, pero en Guerrero “este derecho es violentado gravemente”

Resalta que a nivel estatal hay mil 247 localidades indígenas distribuidas en todos los municipios, aunque son Metlatónoc, Chilapa y Malinaltepec las que cuentan con más de 100 de comunidades; el porcentaje del analfabetismo de esta población a nivel estatal es de 50.5 por ciento, pero se eleva al 71 por ciento en Metlatónoc; 66 por ciento en Ahuacuotzingo; 65.2 por ciento en Tlacoachistlahuaca; 64 por ciento en Xochistlahuaca, y 63.7 por ciento en Chilapa, “lo que muestra las hondas grietas del atraso y la alta vulnerabilidad de la población indígena”.

Asimismo indica que hay 45 por ciento de la población indígena que “no asistió a una escuela y un 21 por ciento que no concluyó la primaria”. Estas cifras conforman el “gran ejército de analfabetas funcionales que son presa fácil de caciques, coyotes y mafiosos, quienes pisotean los derechos laborales de los trabajadores, reproducen el sistema de vasallaje y tratos crueles que remontan al esclavismo colonial”.

Las mujeres, el sector más vulnerable

El sector más vulnerable en la cuestión educativa –según Tlachinollan– son las mujeres, así como la población adulta, en tanto que en el caso de los niños y jóvenes indígenas los primeros se desempeñan como trabajadores domésticos, mientras que los segundos trabajan como subempleados de comerciantes, peones y jornaleros agrícolas, “pero son los más indefensos, son objeto de vejaciones, agresiones físicas, racismo y discriminación por el sólo hecho de ser indígenas”

Tasa muy alta de desempleo

De acuerdo con la información de Tlachinollan, entre la población indígena de la entidad hay una “tasa muy alta de desempleo que nulifica las aspiraciones de los pueblos que luchan sin reposo para cubrir las necesidades básicas, aunque al mismo tiempo buscan revertir el proceso de pauperización causado por el estado mexicano, que ha querido doblegarlos para que se conformen con las migajas del presupuesto y acepten el nuevo marco jurídico que les niega su derecho a la autonomía y a ser sujetos de derecho público”.

Precisa que en relación al ingreso por producto del trabajo asalariado de la población indígena estatal de 15 años en adelante, en la entidad hay 53 mil 41 (45.7 por ciento) trabajadores que no tienen ningún ingreso y 27 mil 964 indígenas (24.1 por ciento) que perciben menos de un salario mínimo mensual.

La dieta básica no es siempre segura.

Según el informe “una familia de La Montaña compuesta por cinco miembros gasta en su alimentación de tres a cuatro litros de maíz diarios, un litro de chile a la semana, de medio a un litro de sal a la semana, un litro de cal a la semana –se emplea para preparar el nixtamal– y medio litro de frijol diario”.

La lista anterior “se trata de una dieta básica que no siempre es segura y es que últimamente está siendo suplantada por la comida envasada, que llega a las comunidades con las familias que emigran a los campos de Sinaloa”.

La comida envasada –de acuerdo con Tlachinollan– no altera los hábitos alimenticios, “pero sí genera mayor dependencia del exterior e implica grandes gastos, inhibiendo la producción de alimentos básicos y debilitando a su vez la identidad étnica”.

Asegura que en otras ocasiones los indígenas mitigan el hambre “tomando atole blanco, que es el alimento que acostumbran dar a los niños para que les caiga algo pesado en el estómago”.

Apunta que “los pobres dentro de los pobres de La Montaña” son quienes viven del tlacolol y es que depositan “sus esperanzas” a la llegada de un buen temporal, junto con los agroquímicos.

Enfatiza el informe que el Estado por su parte “le ha dado la espalda a los indígenas tlacololeros, los ha ignorado, y más bien los señala como responsables del atraso al efectuar sus prácticas agrícolas”, incluso argumenta que ha propuesto transformar el sistema de tenencia de la tierra a través del Programa de Certificación de Derechos Ejidales (Procede), para crear condiciones jurídicas que le permitan a la iniciativa privada tener acceso a los territorios indígenas.

Cinco conflictos agrarios de alto riesgo por defensa del territorio

En el apartado sobre conflictos agrarios, Tlachinollan resalta que “la fuente de donde emanan los conflictos más graves que enfrentan los pueblos indígenas se encuentra en la defensa del territorio”.

Responsabiliza a las instituciones agrarias de provocar las agresiones físicas, pues en conjunto con las autoridades “actúan con indiferencia, insensibilidad, ineficacia y simplismo” en la solución y derivado de ellos los indígenas “han perdido” la confianza y respeto.

Asegura haber sido testigo de que la Procuraduría Agraria prioriza y centra las resoluciones no en la solución del conflicto, “sino en la incorporación masiva de ejidatarios y comuneros al Procede”, e indica que prevalece más “el sentido práctico y mecanicista” para dictaminar y hacen caso omiso a los documentos reconocidos oficialmente así como los testimonios de las partes en conflicto.

Cita asimismo que en el último informe de la Procuraduría Agraria, ésta reconoce que en la región de La Montaña hay 45 conflictos agrarios, cinco de ellos son considerados como de alto riesgo, entre los cuales está el caso de Zapotitlán Tablas y Acatepec, los que a pesar de haber sido indemnizados por el gobierno federal la disputa agraria sigue.

Dentro de los focos rojos Tlachinollan menciona que además de Acatepec-Zapotitlán Tablas se encuentran Atlixtac-Coapala, que diputan 2 mil 400 hectáreas; Ahuacuotzingo-Pequeños propietarios, que discuten por una invasión gradual de gente de Xitopontla hacia tierras de los pequeños propietarios; Malinaltepec- Alacatlatzala que pelean por posesión de tierras; y Alcozauca- San Martín Peras, Oaxaca, que           pelean 600 hectaáreas.

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