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No creo que Guerrero haya entrado en un estado de descomposición social: Efrén Ramos

Se le quiere hacer ver o aparecer como demasiado violento o negativo por los secuestros y ejecuciones”, opina el obispo de Chilpancingo-Chilapa

Oracio Lagunas Ramírez

Iguala

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Efrén Ramos Salazar, rechazó que por el número de ejecuciones y secuestros de los últimos días, Guerrero esté entrando en un proceso o etapa de descomposición social.

“No creo que Guerrero haya entrado en un estado descomposición social. Que hay pérdida de valores y no sólo en lo social, sino también en lo religioso, político, económico y en otros campos”.

Entrevistado en esta ciudad a donde asistió a oficiar misa por el tradicional “Día de Corpus Cristy”, Ramos Salazar se refirió a lo publicado en los últimos días en medios impresos y electrónicos de comunicación.

“Ayer precisamente escuchaba por la radio que desafortunadamente a Guerrero se le quiere hacer ver o aparecer como demasiado violento o negativo por los secuestros y ejecuciones (de los últimos días)”.

Lamentó la muerte del sacerdote Marco Antonio Crispín Flores, ocurrida el 31 de mayo pasado, porque con su muerte “la diócesis pierde a uno de sus sacerdotes”.

También lamentó el atentado donde perdió la vida el presidente municipal de Xalpatláhuac a manos del párroco Cualac. “Y espero no se vuelva a repetir y ya no seguir señalando a Guerrero como un estado violento, aunque no se diferencia de otros estados con la misma problemática”, refirió.

Luego se refirió al ambiente político que impera en la entidad a raíz del adelantado del proceso electoral para designar gobernador el primer domingo de febrero del 2005.

Incluso, Ramos Salazar se negó a hacer un exhorto a los católicos porque aún falta mucho tiempo para la elección, pero sí dijo esperar que los guerrerenses “escojan a los mejores hombres por el bien, el progreso, el desarrollo y la justicia del estado”.

“Yo le apuesto a lo bueno y no a lo malo, a la fraternidad y no a la confrontación, al progreso y no al retroceso, por tanto, hay que ser hombres de esperanza, no simplemente optimistas, sino ser personas responsables”.

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