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Marchan en silencio en Chilpancingo los deudos de Los Avispones y exigen que se aclaren los ataques en Iguala

Los acompañaron damnificados por Manuel desde hace casi 14 meses, y terminan con una misa en el deportivo del Indeg. También exigen castigo a los responsables de la masacre y la presentación de los 43 normalistas de Ayotzinapa

 

Anarsis Pacheco Pólito

Chilpancingo

La hija de Víctor Manuel Lugo Cortés, chofer del autobús en que se transportaba el equipo de futbol de Tercera División Los Avispones de Chilpancingo que fue asesinado en los ataques de la policía y sicarios de Iguala la noche del 26 al 27 de septiembre, Gianelly Lucia Lugo Lorenzo demandó a los gobiernos federal y estatal que dejen de hablar y actúen para ejercer justicia contra los responsables de la muerte de su padre.
En una marcha silenciosa, familiares y amigos, respaldados por damnificados de la tormenta tropical Manuel organizados por la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero (APPG), demandaron justicia para las seis personas asesinadas el 26 de septiembre en Iguala y la aparición de los 43 normalistas.
“Queremos justicia para las seis personas caídas en los hechos, también para que aparezcan los 43 normalistas, porque nada está claro”, enfatizó Roberta Evangelista Hernández, madre del niño David Josué Evangelista García, el joven jugador de futbol del equipo Los avispones también asesinado dentro del autobús.
A las 4:30 de la tarde, los manifestantes iniciaron su caminata sobre la avenida Benito Juárez, hasta las instalaciones del Instituto del Deporte de Guerrero (Indeg), donde se ofició una misa.
El cielo nublado acompañó la marcha de silencio, que a su paso fue concientizando a los locatarios de los negocios que permanecieron abiertos, quienes desde ventanas y puertas observaban a los manifestantes.
En la secundaria, un grupo de alumnos que veía desde su balcón el paso de los familiares levantó un cuaderno con la etiqueta conocida a nivel mundial #Ayotzinapasomostodos.
Claveles y gladiolas eran levantadas por los manifestantes, quienes los repartieron entre los participantes para expresar su repudió por los hechos que no han sido aclarados por ninguna autoridad.
Algunos de los manifestantes, en su mayoría damnificados por la tormenta tropical Manuel en septiembre de 2013, portaban cartulinas naranjas en las que se leía “Apoyo total a los Avispones y deportistas de Guerrero”, “Somos los damnificados del Indeg, pero nos faltan 43”, “Estos asesinatos fueron un crimen de Estado”.
Al frente de la marcha estaba la esposa de Lugo Cortés, Victoria Lorenzo Flores, quien dijo que no ve las noticias porque le dan “sentimiento”; con la voz entrecortada aseguró que ningún directivo de Los Avispones le dio el pésame o le brindó alguna ayuda.
La marcha reunió a poco más de 250 personas que eran guiadas por los retratos del David Zurdito García Evangelista y Víctor Manuel Lugo Cortés, resguardados por sus familiares.
Las dos familias unidas por el dolor coincidieron en que la organización de esa marcha es para pedir paz por los hechos del 26 de septiembre, donde murieron seis personas, entre ellos un niño de 14 años que sólo quería jugar futbol.
De acuerdo con Evangelista Hernández, los hechos en los que fue asesinado su hijo, no han quedado claros, por lo que esta marcha busca que en Guerrero se logre la paz porque “mañana no sabemos quien puede ser”.
“La idea es exigir justicia, que no nos quede la duda, ésta es la finalidad de la marcha, exigir justica, que el gobierno realmente  nos resuelva todo esto, que queden claros todos los hechos violentos, y la (demanda de) paz es precisamente por eso, por lo hechos violentos del 26 de septiembre, que ya no vuelva a suceder lo mismo”, enfatizó.
También señaló que respetan las manifestaciones y movilizaciones de los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG).
No hubo consignas, sólo lágrimas que expresaban el dolor de las familias, quienes no han recibido una explicación sobre lo que pasó el 26 de septiembre.
La marcha llegó al albergue del Indeg, donde los damnificados han dormido durante 415 días en el piso, ahí se ofició una misa.
En el lugar, el cura de la iglesia de San Judas Tadeo, Baltazar Vega Ramos dijo que los hechos “nos han herido en el alma y nos han hecho despertar nuestra conciencia al dolor para solidarizarnos”.

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