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Marchan 500 vecinos de Tixtla con familiares de tres de los desaparecidos que son originarios de esta ciudad

Lourdes Chávez

Tixtla

En esta ocasión, vecinos de los barrios del señor Santiago y El Fortín organizaron una marcha por las calles de la ciudad, con los familiares de los alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa detenidos-desaparecidos, originarios de esta cabecera municipal.
La protesta partió a las 5:40 de la tarde de la casa de adobe del normalista desaparecido Christián Alfonso Rodríguez Telumbre, donde sus padres colocaron un altar de flores con su fotografía; a un lado, sólo separado por una cortina de tela, se encuentra la recámara del estudiante, sin ocupar.
A la movilización acudieron unos 500 vecinos de diferentes colonias y barrios, distinto a las anteriores manifestaciones que principalmente nutren los maestros movilizados de Tixtla, por la presentación de los 43 estudiantes con vida.
Una vez que cayó la tarde, en la marcha que avanzó por las principales calles, se encendieron antorchas y veladoras entre el contingente, y un menor de 8 o 9 años gritaba con fuerza consignas revolucionarias, y casi como un ruego expresó: “¡Papá! aguanta la prueba, aquí te esperamos mi mamá, mi hermanita y yo”.
Los familiares de Christián iban al frente de la protesta, junto a los padres de los estudiantes desaparecidos José Ángel Campos Cantor y Adán de la Cruz Rabadán, vecinos del barrio de El Fortín, también sede de la Policía Comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), de la casa de Justicia Mi Patria Es Primero.
Tampoco se observó entre los manifestantes a los comunitarios de la CRAC, que generalmente acompañan estas acciones; iban familias completas, hijos de la mano de sus padres, grupos de jóvenes que entonaron permanentemente frases de protesta, siguiendo a los padres de las víctimas de otros pueblos y regiones que también sumaron a la marcha.
Los voceros, a través de una bocina, llamaron a la población a unirse a la demanda de presentación con vida de los normalistas y de justicia; “únete pueblo, por las lágrimas de sangre de las madres que lloran los crímenes de Iguala”, dijo una mujer.
Otra voz pidió a los ciudadanos dudar de todo lo que digan la televisión abierta sobre Ayotzinapa, aseguró que los noticieros mienten, “quieren engañar y confundir a la gente sobre este doloroso y ruin asesinato.. llénense de indignación, levanten la cabeza, porque no puede haber paz sin justicia”.
A lo largo del contingente se mantuvieron activos los cantos de inconformidad y rebelión: “pueblo, despierta, la miseria está en tu puerta”, “cuidado, cuidado con Guerrero, estado, estado guerrillero”, y en repetidas ocasiones contaron del 1 al 43, seguido de la palabra, justicia. Al final, los más jóvenes, estudiantes de bachillerato, entonaron las consignas revolucionarias que caracterizan a los normalistas rurales.
El acto concluyó con un mitin en la plaza cívica, lleno de símbolos: 43 butacas vacías con los rostros de cada uno de los desaparecidos; tres cruces de cempasúchil con una gladiola roja al centro para los alumnos asesinados el 26 y 27 de septiembre en Iguala, durante y después de los ataques de policías municipales y sicarios contra los estudiantes de la Normal Rural, y una silla más para el estudiante herido, Aldo Gutiérrez, con un balazo en la cabeza y que está en coma.
Los familiares se colocaron atrás de las sillas de sus desaparecidos, no se cubrió a todos porque la mayoría salió a las caravanas de difusión al norte y sur del país, así como a las distintas regiones del estado.
Los manifestantes, colocaron sus veladoras junto a las butacas y con otras formaron el número 43 frente a los manifestantes. Luego, hubo más pronunciamientos por la verdad y la justicia y un padre de familia, que solamente se identificó como originario de Ometepec, señaló que no es fácil tomar y micrófono y permitir que les tomen fotografías, “porque después (de hacer pública su indignación), el gobierno vendrá por nosotros”.

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