La falta de inversión en educación y cultura explica la barbarie contra Ayotzinapa, señala Javier Nandayapa

*El famoso marimbista y el ensamble musical de Eblen Macari se presentan en Cocula

Óscar Ricardo Muñoz Cano

El músico Javier Nandayapa aceptó que la falta de inversión en cultura y educación deja como resultado sociedades violentas con jóvenes violentos y en consecuencia, hechos como la desaparición de 43 normalistas hace más de un mes en Iguala, y agregó que “siempre ha habido muchas políticas culturales y de educación muy fallidas en el país”.
En entrevista previa a su presentación en Cocula anoche, dentro de las actividades de la primera Caravana Cultural por la Paz, indicó que hay una falta de consciencia en la sociedad porque “una sociedad que se basa en política cultural con una educación cultural no puede llegar a eso”, en referencia a los hechos. Con sorpresa y sentimientos encontrados, el director del trío de marimba piano y percusiones aseguró que era muy importante estar en Cocula pues, a sabiendas de que a decir de las autoridades federales, un basurero a escasos kilómetros de la población podría ser el último destino de los normalistas, “estamos de primera mano en los casos más tristes que han salido a la luz pública porque sabemos, no es un caso aislado. Es triste ver cómo esto coloca a México en una situación realmente mal ante el extranjero”, añadió el hijo del famoso marimbista (si se puede decir así) Zeferino Nandayapa Ralda; “es muy triste ver que en el país no sabíamos hasta qué grado estaba la violencia, este remolino que va acreciendo, y darnos cuenta como seres humanos que somos capaces de llegar a esta brutalidad y todavía más triste ver la complicidad de las autoridades con grupos del narcotráfico”.
Posteriormente, Javier Nandayapa, en compañía de los músicos Javier Martínez en los teclados y David Peña en la batería dio cuenta de más de diez piezas sobre la marimba, algunas a ritmo de jazz, como Jugando bajo la lluvia, Flores amarillas o el huapango Yo tenía mi cascabel.
Ante el aplauso de las casi 100 personas que se instalaron en el Zócalo de Cocula para verlos tocar en el tradicional kiosco, la agrupación no tuvo más que muestras de agradecimiento.
Antes, el ensamble musical Eblen Macari, ofreció una mezcla de ritmos del medio oriente, texturas, ambientales y armonías contemporáneas con instrumentos tales como la tabla de la India, la jarana jarocha, el clavecín y distintas percusiones.
“Que mejor que la música para sanar el alma”, fueron las palabras del director del ensamble Eblen Macari al arrancar su presentación y quien en compañía de los músicos Francisco Bringas y Olga Martínez interpretaron piezas que fueron desde las conocidas tarantelas italianas, la música libanesa, el pochitoque tabasqueño y hasta romanescas del siglo XVI a la veracruzana.
Por la mañana, las actividades de la caravana iniciaron con artistas como Ana Barreto, Gabriela Cano, Ale Sánchez Hidalgo, David Espino, Carlos F. Ortiz y la gente del grupo teatral La Gruta, quienes ofrecieron diversos talleres artísticos a decenas de niños que debidamente uniformados con la playera institucional del programa (Caravanas Culturales por la Paz) disfrutaron las actividades.
Al mismo tiempo, dependencias como el DIF ofrecieron actividades sociales y médicas a quienes se acercaron.
Con el par de presentaciones, concluyeron las actividades de la primera Caravana Cultural por la Paz, organizada por la Secretaría de Cultura de Guerrero y que visitó Chilpancingo, Chilapa y Cocula.
Así como hubo jornadas de salud, educación y cultura, por parte de diferentes dependencias de gobierno, entre sus presentaciones principales estuvieron Luis Eduardo Aute que cantó el viernes en Chilapa y Tania Libertad (que no Eugenia León, como se escribió anteriormente) quien cantó a lado de la orquesta Filarmónica de Acapulco en Chilpancingo el pasado jueves.
La segunda caravana, a decir de la directora de Enseñanza, Investigación y Patrimonio Cultural de la Secultura, Citlali Guerrero, iniciará el próximo 20 de noviembre y recorrerá los municipios de Iguala, Teloloapan e Ixtapan de la Sal, en el estado de México.