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Comparte actriz con presos de Acapulco lecturas de Revueltas, Huerta y Paz

*Ángeles Marín lee ante poco más de 350 internos, por intermediación del programa Leo… luego existo del Instituto Nacional de Bellas Artes

Óscar Ricardo Muñoz Cano

La actriz de televisión y teatro Ángeles Marín compartió con internos del Centro de Readaptación Social de Acapulco (Cereso) diversas lecturas tanto de José Revueltas, Efraín Huerta y Octavio Paz, mismas que para la sorpresa de muchos, logró mantener la atención de quienes acudieron al auditorio.
Ayer al mediodía y con un auditorio de poco más de 350 internos del Cereso de Acapulco, entre hombres y mujeres, la actriz acudió a la invitación del programa Leo… luego existo del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Tras repasar la vida de Revueltas, de quien dijo que estuvo en la cárcel varias veces por su ideario político de izquierda, leyó el cuento El lenguaje de nadie, que se encuentra en el libro Dormir en la tierra (Universidad Veracruzana, 1960) y que recrea escenas y atmósferas del México de la Revolución y sus años posteriores, donde el peón de una hacienda cree que por haber trabajado toda una vida las tierras de su patrona, éstas serán de él.
No obstante y por una jugada de la vida, efectivamente las tierras pasan a ser de su propiedad pero no llega a disfrutarlas por carecer de “la lengua de los hombres de mundo” y ser un sencillo campesino iletrado al que la familia de la dueña original engaña.
Y si bien, al término del largo texto los aplausos fueron bastantes, por su lenguaje, por la anécdota que involucra corrupción y abusos de la autoridad, con la lectura de Cartas a María Teresa (Premia editores, 1979) éstos se multiplicaron al grado de que la propia actriz invitó a los internos a leer algunas de ellas.
El libro, una recopilación de cartas que el también luchador social escribiera para su esposa María Teresa Retes entre 1947 y 1972, dio cuenta en voz de tres internos de una gran parte de su vida desde dentro y fuera de la cárcel, sus actividades sociales y políticas, su oficio de escritor y otras anécdotas más íntimas como el que ha dejado de beber al menos por un rato, el que la ama demasiado (escrita sobre el papel de su propio electrocardiograma), su odio por la burguesía y por la llamada clase intelectual mexicana de su época.
Posteriormente y de la mano de algunos poemínimos de Efraín Huerta, que causaron risas por su propia construcción y doble sentido (por ejemplo: La que quiera azul celeste, que se acueste), y uno que otro poema del libro Piedra y sol, poemas elegidos de Octavio Paz (Editorial Visor, 2007), que los reclusos agradecieron, la lectura llegó a su fin.
A la actividad Leo… luego existo del INBA en colaboración con la Secretaría de Cultura acudieron entre otros, el director de los centros de readaptación de la entidad, José Jorge García Rivera, y el director del Cereso de Acapulco, Mario Alfredo Flores Tapia.

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