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Octavio Klimek Alcaraz

Día Mundial del Medio Ambiente 2012

 

Como cada año, se conmemora el Día mundial del medio ambiente; el lema del año 2012 es: Una economía verde: ¿te incluye a ti?

En general, los lemas anuales son poco conflictivos y siempre existen consensos amplios para su denominación, son algo así como “salvemos a las ballenas”, “nos preocupamos por las selvas”, por citar un par de ejemplos. Pero este año el asunto no es tan afortunado para el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que es el responsable oficial de este tipo de iniciativas.

En el marco de los 20 años de haberse efectuado la gran Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, y de que se va a llevar a cabo la Cumbre de Río +20, instituciones como el PNUMA promueven este nuevo paradigma de la economía verde. No es un asunto menor, existen críticas serias al concepto de economía verde y sus implicaciones.

El PNUMA define la economía verde “como la que tiene como resultado mejorar el bienestar humano y la equidad social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales y el daño ecológico. En su expresión más simple, una economía verde puede ser considerada como una que es baja en carbono, eficiente en recursos y socialmente inclusiva.” http://www.unep.org/spanish/wed/theme/

El problema es que tan a fondo se quiere ir en el tema de la “economía verde”, ya que la critica al actual modelo de desarrollo está centrado en el mercado, con las reglas simplistas de la oferta y la demanda, la máxima ganancia posible y del crecimiento económico ilimitado, sin respetar los límites biofísicos del planeta.

Es decir, puede quedar este concepto como un párrafo más de buenos propósitos. Me explico, si queremos hacer economía verde en serio tendríamos que aplicar la historia económica también en la economía verde. Ya que quienes han llevado al desastre ecológico al planeta son los grandes países desarrollados anclados en una sociedad de alto consumo de recursos y energía, con alta generación de desechos, como ozono y dióxido de carbono a la atmósfera, con las consecuencias globales de agujeros de ozono y cambio climático, que afectan a quienes no somos responsables reales de este desastre.

El problema es que los grandes países desarrollados vivieron de este modelo explotador y al día de hoy no reconocen de manera efectiva su responsabilidad por los riesgos ambientales y el daño ecológico que han causado, y quieren ahora sociabilizar las pérdidas.

Digámoslo así, un 20 por ciento de la población del mundo consume el 80 por ciento de los recursos del mundo. Si el concepto de economía verde no contribuye de manera efectiva a cambiar este modelo de inequidad social, económica y ambiental no servirá.

Pero no sólo eso, críticos de la economía verde, señalan que ahora con este concepto se busca utilizar como subterfugio para la creación de nuevos espacios de mercado relacionados a los recursos naturales. Se trata de poner precio a la diversidad biológica o a los servicios ambientales de los ecosistemas como el carbono.

Al parecer es importante, que vayamos encontrando valores económicos para estimar por ejemplo los impactos adversos sobre los ecosistemas cuando por ejemplo se construye una gran represa y se pone en riesgo la biodiversidad y los servicios ambientales de un territorio; o para compensar a las personas de las comunidades rurales por cuidar sus bosques, y así ayudar a almacenar más carbono en la biomasa de los árboles. Aunque eso implica entrar en dilemas éticos y morales sobre como poner precio a una especie, o como valorar los servicios espirituales, culturales o religiosos de un ecosistema, que es el caso actual del territorio sagrado Wirikuta del pueblo wixárika, que se pronuncia en contra de las explotaciones mineras en este territorio.

Peor aún, ante la ausencia de regulaciones efectivas que verdaderamente eliminen la contaminación, surge el problema de que cuando se otorgan valores económicos a los recursos naturales y a los servicios ambientales, éstos pueden usarse en mercados ex profeso en donde se venden y compran como simple mercancía, logrando así que una industria por ejemplo emita toneladas y toneladas de dióxido de carbono, así ésta sigue contaminando, sin que en realidad se logré ir al fondo del asunto que es el de eliminar las emisiones de esa industria. Impera el principio “de quien contamina paga” bajo la óptica del mercado.

Esto es típico de los países desarrollados, pagar a los países en desarrollo por seguir contaminado, en lugar de pagar y reparar los daños ambientales hechos durante décadas, pagar su deuda ecológica. Ellos deben por empezar a transformar sus economías para que sean realmente sostenibles y justas, antes de que acaben con el planeta.

Por todo esto, este 5 de junio, en el Día mundial del medio ambiente, lo debemos ver con otros ojos, debe ser un día de reflexión colectiva, en donde nos manifestemos en contra de las propuestas falsas para que la naturaleza se convierta en una simple mercancía de los grandes corporaciones y sus aliados que dominan este planeta.

En el Día mundial del medio ambiente, nos manifestaremos para que se pare la destrucción de nuestros bosques como en Chichihualco y Omiltemi, nos manifestaremos en contra de la destrucción de nuestras playas como en las bahías de Puerto Marqués y Zihuatanejo; nos manifestaremos en contra de la contaminación de nuestros ríos, como el Balsas, y de lagunas, como la de Tres Palos y Coyuca; nos manifestaremos por lograr algún día sustituir la energía de la termoeléctrica de Petacalco, por plantas de energías eléctrica basadas en renovables que sean además amigables con la gente y con el ambiente y en contra de la represión de los habitantes de Petacalco; nos manifestaremos por que se cancele de manera definitiva el proyecto de la hidroeléctrica La Parota; nos manifestaremos por que las grandes empresas transnacionales no exploten minas en la región de La Montaña; nos manifestaremos en contra de las amenazas para quienes defienden los derechos humanos y de la naturaleza como Vidulfo Rosales Sierra; nos manifestaremos por Eva Alarcón Ortiz y Marcial Bautista Valle y todos los demás activistas ambientales perseguidos y desaparecidos.

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