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CARTAS (Responde a la carta de Eduardo Castañón)

 

Señor director:

Mucho agradeceré la publicación de esta carta que se refiere a la carta firmada por Eduardo Castañón Suárez, publicada en su prestigiado diario el sábado.

Existen dos ángulos desde los cuales podemos mirar al perredismo: desde la militancia y desde la no militancia (ciudadanía).

Desde la militancia ser perredista se traduce técnicamente en estar inscrito formalmente en el instituto político y encontrarse sometido a sus estatutos, sin considerar estatus social, profesión, antecedentes políticos, intereses personales o de grupo. Se es perredista.

Desde la no militancia, el perredismo se traduce en una identificación o empatía ideológica, básicamente, y en conveniencias generales o personales, con el Partido de la Revolución Democrática por parte de la ciudadanía y, del mismo modo que desde la militancia, no importa la actividad económica, el estatus social, y mucho menos haber estudiado en una u otra institución educativa.

Pareciera que el señor Eduardo Castañon Suárez pretende ofuscar la inteligencia de sus lectores que no militamos en el PRD pero que sí participamos de sus ideales.

Efectivamente como lo expresa el señor Castañón, las preferencias políticas (aunque seguramente quiso decir “preferencias partidistas”), se asemejan a las aficiones al futbol, en donde sin ser socio de algún club, el América, por mencionar alguno, los que le van a las águilas se dicen americanistas, incluso así los conocemos. Es correcto. ¿Y por que los americanistas le van a ese equipo? ¿por el trabajo en conjunto y por todo lo que el club significa, o porque ahí juega Cuauhtémoc Blanco o Germán Villa?; pues claro que es por el juego en conjunto y eventualmente por las actuaciones de sus individualidades. Por el contrario si le fueran al América por Cuauhtémoc Blanco o por Germán Villa no serían dignos de llamarse americanistas, sino cuauhtemistas o villistas y, al cambiar éstos de equipo, cambiarían con ellos al otro y a otro y a otro y así sucesivamente.

También refiere el señor Eduardo Castañon (quien por cierto es sobrino de la señora María de la Luz Núñez Ramos, ex secretaria general del Ayuntamiento de Acapulco, con quien trabajó como coordinador administrativo de esa secretaría) que los últimos triunfos del PRD se han alcanzado no sólo con el voto de los miembros del partido, sino también con el de los ciudadanos simpatizantes. Al respecto, y utilizando la misma metáfora del futbol, le digo que los estadios no se llenan con los socios de los clubes sino con su afición. Además contrario a lo que sostiene, los 121 mil 978 votos con los que el licenciado Alberto López Rosas ganó la contienda el 6 de octubre del 2002, sí fueron votos a favor de él y bien hace en presumirlos, si es que lo hace, pues nadie en la historia de Acapulco ha obtenido un triunfo semejante. Tan es así que el licenciado López Rosas recibió un                                 premio internacional, entre otras causas, por ese triunfo sin precedentes, el cual es el Premio de Integración Latinoamericana 2003, por el Liderazgo que desde la ciudad de Acapulco ha ejercido para impulsar la calidad de vida de la sociedad con un alto sentido de servicio y responsabilidad, dicho premio fue entregado por la Cámara Internacional de Pesquisas e Integración Social del Gobierno de Brasil.

Concluyo haciendo la siguiente reflexión: si bien es cierto que en una contienda en equipo las individualidades pesan, el trabajo en conjunto es el que hace ganar, por lo tanto, no dudo que el voto de la sociedad civil de la que formo parte será leal a su convicción: el PRD.

 Samuel Hernández Rodríguez

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