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Netzahualcóyotl Bustamante

Omar Salinas y Genaro Labra trabajan en dos propuestas diferentes

 

 Este 26 de mayo se cumplen 9 años y medio de la publicación en El Sur de una amplia entrevista que realicé a jóvenes músicos que tocaban entonces rock en Taxco. Se trataba de conocer cuáles eran sus perspectivas y las condiciones que existían para su trabajo y desarrollo.

Las evocaciones en ese género musical no pasan por alto y por ese motivo nos propusimos conocer cuál era la actual situación de ese movimiento integrado por compositores y músicos de diversa formación a casi una década de aquel primer recuento de hechos. Esta vez se pretendió hurgar en relación a las limitaciones o posibilidades de jóvenes músicos por componer su propia música y eventualmente difundirla.

Uno de ellos, Omar Salinas Díaz, está promoviendo su primer disco conformado por 13 cortes y una mezcla de sonidos tradicionales de Guerrero, un completo proyecto musical que tras múltiples avatares finalmente podemos disfrutar.

Fundador de la ONG Taller de Desarrollo Comunitario en Chilpancingo y natural de Taxco, Salinas Díaz planea este año una gira con el grupo colombiano Aterciopelados y la promoción de su disco intitulado Mabré, una seria propuesta de rock experimental.

Interesados en conocer la evolución de ese movimiento musical se le cuestionó si realmente falta mucho por hacer para afianzar una sólida propuesta musical en esta ciudad, el compositor es optimista: “evidentemente hay un avance, veo más gente participando, hay nuevos grupos y se han creado más espacios donde se expresa música en vivo, (ya) no es una panacea; sin embargo, hace 10 años existían sólo dos espacios, pero cada vez se han abierto más”.

Amén de existir una falta de capacidad o creatividad para escribir o desarrollar música original de los propios cantautores, debe agregarse la falta de interés por parte de los oyentes para aceptar nuevas propuestas musicales que imperativamente buscan su auspicio. Tocar música de moda garantiza un espacio, un trabajo, pero sobre todo, un ingreso; por ello, pocos son los que se arrojan a incursionar en ese campo.

Omar Salinas arriesgó y ganó la apuesta respecto a la creación de música original y en la búsqueda de una identidad propia, “de 10 años a la fecha siempre he tocado mis canciones, es una tendencia permanente hacer composición propia con objeto de tener una proyección, acepto que hay muchos oídos y mucha gente, pero estos no escuchan nuevas propuestas. En Chilpancingo, Acapulco y Taxco –donde el nivel de composición es bajo– no se proponen hacer música propia, cosa que es una tontería, porque no se entiende que hay que arriesgarse para ganar espacios, los chavos se reúnen a tocar canciones con las que saben que van a contratarlos pues necesitan comer”.

El músico guerrerense admite un patrón de conducta similar en Chilpancingo y Taxco debido a que los grupos no se arriesgan a lo original, aunque existen excepciones, pues en aquella ciudad un ejemplo de músicos que han apostado a tener una propuesta personal son el grupo Las Ánimas y Omar Flores como solista.

Genaro Labra se ha sumado a la iniciativa de Obra Negra, el grupo musical que Salinas formó hace ya varios años y que a decir de éste, no tiene parangón en todo el estado un proyecto de esta magnitud. Labra, joven músico que entre Cuernavaca y Taxco difunde su material conformado también por bossa nova y jazz, ha desertado de varios grupos debido a que no ha encontrado eco a su preocupación por interpretar canciones nuevas e inéditas. Su queja es justificada: “la base de apoyo en Taxco es muy escasa, no hay músicos ni gente que te escuchen, es más lo que te critican que lo que te quieren escuchar; si no tocas la música que la gente busca, simplemente no se te paga”.

Dadas las condiciones propias de Guerrero, sabido es que existen una serie de óbices que limitan el trabajo artístico y cultural, por ende importa saber a qué se enfrentan los músicos en ese contexto.

Conocedor del movimiento musical en el estado, Omar Salinas destaca: “no existen espacios en Taxco, Chilpancingo y Acapulco en donde se den cita –y además tengan consistencia esas citas– los involucrados en el ámbito cultural, a diferencia de Cuernavaca o Guadalajara –donde vivió–; aquí no existen esos espacios, más bien existen todos los espacios para el desmadre.

Admite igualmente que divulgar su oferta musical enfrenta a ratos con la insensibilidad de buena parte de la población, “la sociedad en Chilpancingo es dura y recia a aceptar grupos que toquen rock, pero es más leve que en Taxco, cuya gente es conservadora y con problemas de aceptación hacia el arte y hacia la música. En fin, no hay posibilidad de desarrollar seriamente un proyecto musical propio por miedo, pero… yo estoy aquí”.

Durante el encuentro, ambos cantautores insisten en aclarar que la problemática local no es un asunto exclusivo o sintomático del lugar, sino más bien le es afín a cualquier estado.

Obra Negra a decir de su fundador “es un proyecto viejo, la estructura de una casa futura pensada en prospectiva y que ha pasado por muchas etapas”.

El saldo es positivo tanto por los logros obtenidos, cuanto porque esa visión de hace una década ha permitido consolidar un proyecto de carácter nacional que a la sazón ha tenido una sobrada aceptación.

Mabré es un disco que contó con el patrocinio del Pacmyc y logra integrar ritmos tradicionales guerrerenses, su creador porfió en la idea de que los músicos fueran únicamente del estado y ésta, parcialmente se cumplió: José Angel Lugo, Julián Velázquez, Jesús Campuzano, Antonio Ruiz y Genaro Labra y dos defeños, Carlos Muñoz y Héctor García participaron en la música; e Isaías Alanís y Carlos Ortiz Zúñiga junto con Salinas, hicieron lo propio en la letra.

“¿Dónde se perdió el rock?”, se plantea el compositor, preocupado por la falta de iniciativas que redunde en una más profesional y más seria oferta musical. “Tocamos cosas que no corresponden a nuestra cotidianidad ¿dónde están los León Chávez Texeiro, los Jaime López, Rodrigo González y los Pepe Elorza?                     veo mi guitarra como un instrumento para expresarme, otros músicos rockeros la ven como un fin, lo ven como un instrumento para dominarlo, ellos no quieren decir nada con las palabras, quieren decir todo con el instrumento”.

Algunos de los músicos taxqueños entrevistados en 1994 han corrido mejor suerte que otros, José Angel Lugo, quien tuvo la oportunidad de formarse como músico profesional no sólo de entrenar técnicamente, cuenta con un quinteto de percusiones de la Escuela Nacional de Música con quienes ha podido realizar giras por Europa. Es percusionista de Natalia Lafourcade. Julián Velázquez                     ha formado un grupo musical en la ciudad de México y Octavio Cabrera tiene un estudio de grabación y ha hecho ya un par de demos. Otros más sólo generan música de autoconsumo.

En retrospectiva, importa destacar que el saldo dejado por esta generación en la sociedad que les vio crecer es fundamental a la luz de los nulos apoyos y múltiples impedimentos con los que permanentemente se topan en el medio.

El de Omar Salinas es un caso de éxito entre muchos otros que viven los grupos que entonces coexistieron. Pero es también una muestra pragmática de tenacidad y de empeño, de obstinación y perseverancia.

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