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Reciben 2 mil tlaxcaltecas a la caravana por Ayotzinapa que pide apoyo para encontrarlos

*Encabeza el contingente el padre de César Manuel González Hernández, uno de los 43 desaparecidos, originario de Huamantla

Jacob Morales Antonio

Tlaxcala, Tlaxcala

La caravana Daniel Solís Gallardo integrada por familiares de los 43 normalistas detenidos y desaparecidos además de estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, que viajó a estados de sur del país, marchó el miércoles en Tlaxcala, bajo la vigilancia de policías, municipales, antimotines estatales y federales que se escondieron en edificios públicos.
La caravana vistió siete días los estados de Chiapas, Oaxaca, Morelos y Tlaxcala.
Los familiares durante el recorrido y el mitin llamaron al pueblo tlaxcalteca a apoyar la lucha para que los 43 normalistas aparezcan con vida. Don Mario padre de César Manuel González Hernández, uno de los 43 detenidos por los policías de Iguala originarios de Huamantla, Tlaxcala, dijo ante unas 2 mil personas que asistieron al acto y marcharon “soy un padre herido que ha perdido un hijo, un pedazo de mi corazón”.
Durante el trayecto locales comerciales ubicados en las principales calles bajaron las cortinas por el rumor que las autoridades municipales difundieron de que los familiares y los estudiantes realizarían destrozos. Los manifestantes denunciaron que la acción era una campaña del gobierno porque se repitió en los estados de Chiapas y Oaxaca, visitados días antes.
La marcha pacífica salió alrededor de las 10:30 de la mañana de las instalaciones de la Normal Rural Benito Juárez ubicada en la comunidad de Panotla a unos 5 kilómetros de la capital. Fue seguida y vigilada por integrantes de la Comisión de Derechos Humanos de Tlaxcala.
Al contingente se unieron académicos y trabajadores de la Normal de Panotla, estudiantes de nivel secundaria y superior, grupos religiosos como la iglesia Metodista de México y maestros jubilados. “Vivos se los llevaron y vivos los queremos” además de “nos faltan 43”, clamaron en el trayecto.
La marcha fue encabezada por la imagen del joven tlaxcalteca de 20 años, que fue cargado por sus hermanas, quienes esperan que al igual que ellas que él pueda culminar su carrera de maestro. Atrás decenas de pancartas y lonas en apoyo a los normalistas y familiares, otras más en contra del gobierno federal que culpaban al Estado de los hechos ocurridos la noche del 26 y madrugada 27 de septiembre.
Dos cruces de unos 3 metros sobresalieron en la marcha que decían “Ayotzinapa, nos duele” y “Crimen de Estado, Ayotzinapa” las expresiones por la indignación de los trabajadores normalistas que marcharon durante unas tres horas.
En las avenidas decenas de personas veían pasar el contingente algunas aplaudían otras se mantuvieron calladas y temerosas pero atentas al paso de los manifestantes. Por el cierre de los negocios durante el paso de la marcha una estudiante normalista reclamó a los vendedores la actitud, mientras una madre de familia dijo que sólo llegaron al estado para compartir su dolor y la exigencia de que sus hijos aparezcan con vida.
También las normalistas reprocharon la actitud de apatía de los tlaxcaltecas que se han dejado llevar por lo que dicen los noticieros de la televisión a pesar se tener a un hermano huamantleco entre los desaparecidos en Guerrero. Reiteraron que no son vándalos cómo lo hace creer la televisión.
El contingente llego alrededor de las 2 de la tarde al zócalo de Tlaxcala. Los edificios del gobierno del estado y las sedes de los partidos políticos como el del PRI ubicado a dos cuadras del lugar en su interior eran custodiados por antimotines estatales y federales en espera de una orden para accionar si los manifestantes subían el tono de la protesta.
Durante el mitin el padre del normalista originario de Huamantla recriminó al gobernador Priista Mariano González Zarur que sólo de palabra ha ofrecido apoyo pero no se ha concretado nada para la búsqueda de su hijo y sus compañeros. Al tiempo que se escuchó “Los asesinos están en Los Pinos” y “Ayotzi herido Tlaxcala esta contigo”.
El señor reprochó a los reporteros por cuestionar y poner en duda la calidad de estudiantes de los normalistas porque en reiteradas ocasiones preguntaron si pertenecían o no a grupos delincuenciales.
Rememoró que su hijo estaba en una universidad en Grajales, Puebla, estudiaba para abogado y después optó mejor por estudiar para maestro, porque estuvo en el programa Conafe, “donde de verdad los maestros se hacen y sufren las carencias de la gente, por eso se fue a la Normal de Ayotzinapa”.
Abundó: “Yo era una persona apática e indiferente a todos los problemas que suceden en el país, ahora aprendí mucho de estas personas, del problema de allá (Guerrero), ahí se ve el México al desnudo, es un problema que los tlaxcaltecas no conocemos, no tenemos ni la menor idea de lo que son esos problemas con el narcotráfico y lo político, allá sí hay pobreza extrema… mi hijo sólo querían ser maestro y me lo arrebatan”.
El reclamo de don Mario fue entre lágrimas y un con voz quebrada A las autoridades “nos quieren quitar a nuestros hijos de una forma muy cruel, estoy aprendiendo a luchar, los alumnos tienen una gran calidad humana, estamos luchando porque no queremos que haya más estudiantes desaparecidos o asesinados, que ninguno sea el número 44”. Entre aplausos ya frase “no están solos” fueron despedidos los papás y los alumnos.

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