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Llegan las tres caravanas por Ayotzinapa al DF; con ellas miles gritan “fuera Peña”

Jacob Morales Antonio

Ciudad de México

Familiares de los 43 normalistas detenidos y desaparecidos por policías de Iguala y estudiantes de Ayotzinapa que partieron ocho días antes de Guerrero rumbo a Chiapas llegaron al último punto de encuentro, la ciudad de México, bajo el acoso de la policía federal.
Proveniente de Tlaxcala la caravana Sur Daniel Solís Gallardo llegó alrededor de las 3:30 de la tarde al monumento de Revolución. Más tarde llegaron las caravanas del norte Julio César Mondragón Fuentes y la caravana estatal Julio César Ramírez Nava, al Ángel de la Independencia y a la plaza de Tlatelolco respectivamente.
A su llegada en la caseta de Chalco, policías federales pararon a los cuatro autobuses, preguntaron a los estudiantes y familiares ¿Quiénes eran, de dónde venían y para dónde se dirigían?. Tras las preguntas los autobuses siguieron su camino.
Durante toda la caravana poli-cías federales y de los estados, efectivos del Ejército y hasta agentes de Migración, sin excepción pararon en diferentes puntos de las carreteras a los autobuses para realizar inspecciones.
Las tres caravanas convergieron en la explanada del Zócalo de la Ciudad de México donde se realizó un mitin ante decenas de miles de personas que mostraron su solidaridad con los familiares y estudiantes de Ayotzinapa y demandaron la renuncia de Enrique Peña Nieto y todo su gabinete.
La caravana que recorrió los estados de Chiapas, donde se encontró con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y Oaxaca donde se reunió con maestros de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
En Cuernavaca, organizaciones sociales y representantes de más de 80 comunidades de Puebla y Tlaxcala opositoras al proyecto integral Morelos respaldaron la lucha.
En la Ciudad de México los contingentes partieron de tres puntos diferentes y marcharon de manera pacífica hacia Zócalo. Personal del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, trabajadores y estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero región montaña, estudiantes de la Federación de Estudiantes Campesinos y Socialista de México, integrantes del Sindicato de Telefonistas además del sindicato de electricistas se sumaron al contingente en ese punto.
Cerca del monumento oficinistas de los edificios aledaños sacrificaron la hora de comida y con pancartas en manos apoyaron el movimiento de los familiares y los normalistas, además demandaron justicia para los seis asesinados.
El contingente salió a las 5 de la tarde del emblemático monumento y una hora después llegó al Zócalo. Minutos antes el cielo lloró por sus 43 hijos que desde hace más de 50 días no están en las aulas.
Las pancartas en apoyo a los familiares y en contra del gobierno inundaron las avenidas y calles de la capital además de los rostros de los 43 normalistas. También en las aceras personas que no marcharon mostraron su apoyo a los estudiantes.
Entre la multitud sobresalió la pancarta de una estudiante de no más de 13 años que decía, “Ustedes mi ejemplo: Soy estudiante = delincuente. Mi delito querer un país más justo. Mi sentencia ser desaparecida o asesinada. Justicia a los 43”.
Otras más reproducían las frases de Emiliano Zapata, “si no hay justicia para el pueblo, no habrá paz para el gobierno”, además de “justici” y “que se vayan todos. A organizarnos, los queremos vivos, los queremos en casa”.
Algunas llamaron a la comprensión de las personas que se quejan de las manifestaciones: “Si a usted le molestan las manifestaciones y esta atorado en el tráfico, ¡tranquilo! Cuente hasta 43, sus hijos no están desaparecidos y usted está ¡Vivo!”.
Las consigna más exclamada y con mayor fuerza fue en contra del presidente Peña Nieto por parte del contingente y en una sola voz se oía “Fuera Peña, fuera Peña”. Además de “vivos se los llevaron vivos los queremos”.
Banderas de México con los colores blanco y negro que portaban los manifestantes una vez más inundaron las calles en señal de luto por la situación de violencia del país.
El contingente que fue arropado por miles de personas llegó a las 6 del tarde al Zócalo de la ciudad. Y fue vigilado por elementos del Ejército y policías federales escondidos en los pilares de las azoteas del Palacio Nacional, la catedral y edificios del primer cuadro.

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