Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jorge Camacho Peñaloza

La bola

Dale poder a un hombre y lo conocerás. Anónimo.

Los partidos políticos son hasta ahora la forma más democrática para que diferentes sectores de la sociedad se agrupen y contiendan por el poder; diría Churchill, son la peor forma de acceder al poder político, con excepción de las demás.
En esencia, como la mayoría de las instituciones los partidos no son malos, no tienen malos documentos normativos o programáticos; de hecho todos apuntaban a los mismos objetivos: construir mejores sociedades.
El problema somos quienes los integramos y quienes dirigen a los partidos, muchos de los políticos que se dedican a este noble oficio confunden la representación que les da la gente y se aprovechan de eso; se busca poder para ayudar y se termina haciendo todo lo contrario.
Sin duda que el poder causa ceguera, avaricia, codicia y muchas cosas más; todos los políticos en algún momento, al tener poder pierden el piso al subirse a un ladrillo y se sienten cercanos al Olimpo, cielo o como quieran llamarlo, y hacen cosas que lastiman o dañan a muchas personas.
En México, estamos muy mal acostumbrados, nuestra molestia no pasa de los comentarios que hacemos de sobremesa o entre cuates, esa mala costumbre nos hace ver cosas normales cuando no lo son, y no lo son sin importar quién las haga.
Lo que sucedió en Iguala es una verdadera fechoría, los sicarios que controlan esa plaza agarraron a un grupo de personas que entraron a causar hostilidades e hicieron lo que entre grupos rivales se hacen, ajustaron cuentas. El problema es que desde antes, todo se salió de control por las múltiples omisiones, desatenciones y hartazgos de la ciudadanía.
Desatención de un alcalde perfectamente impreparado, enfermo de poder y con deseos de más poder por avaricia.
Hoy el problema está escalando, no se puede revertir con discursos ni con recursos.
Ellos, los que se manifiestan, tienen causa, los que tratan de contener tienen sueldos, malos sueldos, malas prestaciones y mucho enojo. Enojo causado por cosas como las que vemos en televisión, realmente es un agravio que ante un público de pobres se nos dé una explicación de una casa que cuesta una millonada, mucho cinismo para tratar de justificar lo injustificable. Y demasiada soberbia para creer que el pueblo les va a creer.
Los políticos gozamos de muy mala fama, estamos perfectamente desacreditados y nadie nos quiere ni ver, no tengo elementos para decir quién ha sido más rata, no sé si Echeverría superó a Díaz Ordaz, o si López Portillo era más tranza que Salinas, ni puedo comprobar que Salinas es el verdadero dueño de Telmex: o si Zedillo, por dañar a Salinas nos jodió a los mexicanos.
Tampoco puedo comprobar que Fox y su familia son los verdaderos causantes del escape del Chapo, o que los hijos de Martha son líderes de una banda criminal. Tampoco puedo ahora mismo saber si la lucha que enfrentó Calderón contra el crimen fue positiva o no.
Pero ver y saber lo que está haciendo el presidente Enrique Peña Nieto con México, creo que es lo último que va a aguantar la sociedad.
Nadie le cree a la señora actriz, nadie le cree al Presidente, es más, nadie sabe bien a bien para qué están esos señores, lo que sí está claro es que sólo se hacen ricos y joden a la sociedad.
¿Saben ustedes qué era la bola hace más de 100 años? La bola era la turba enardecida que cerraba aeropuertos y tomaba casetas por recursos, perdón que tomaba y saqueaba haciendas y casonas por recursos para el movimiento. Es que son tan parecidas las versiones de la bola y los revoltosos, que cualquiera se confunde.
La bola inició la revolución, y si hoy el oficio de la política no sobresale, seguro la bola de hoy terminará con muchas vidas.
Soy parte de un poder en un estado afligido, golpeado muy enojado, y saben porqué tengo pesar y pena, porque subí a la tribuna más alta del estado, me expreso y soy claro en lo que digo, y al bajar me doy cuenta que nada va a pasar, todo va a seguir igual.
Muy pocos quieren cambios, es mejor, creen, seguir como estamos, al fin que ya están acostumbrados dicen los cínicos que sólo han vivido se la tranza, el cochupo y la corrupción.
Puede sonar medio romántico, pero creo que alguien tiene que contribuir con algo para que esto cambie, y ese alguien es la bola pacífica, civilizada y decidida a exigir cambios.
Vuela vuela palomita y ve y dile: a toda la bola que hoy se trata de hacer la revolución pacífica porque hoy por hoy la violencia es sinónimo de involución.

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