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Marchan tlacololeros en Chilpancingo; buscan que se instaure el 2 de junio como su día

El chirrión del tlacololero, que simula los truenos que anuncian la lluvia, se hizo escuchar por cientos durante el recorrido que realizaron por calles de la ciudad para pedir que el 2 de junio se instaure como El día estatal del tlacololero. La de ayer fue la novena edición que organiza la Sociedad Cultural del Barrio de San Antonio, en esta ocasión con la restricción de que no se bebería una gota de mezcal, sino al final del acto cultural, momento en el que también ofrecieron un tradicional pozole.
La medida se tomó este año porque en la edición pasada, las rivalidades entre los barrios, la euforia y el mezcal, según dijo el organizador Martín Cuenca García, provocaron un zafarrancho que comenzó con la pelea entre dos tlacololeros.
De ahí se fueron sumando peleadores y con las cadenas de sus chirriones repartían golpes a diestra y siniestra. La pelea subió tanto de tono que terminaron a pedradas y navajazos, la policía municipal los tuvo que intervenir, llevándose parte de los golpes.
En esta ocasión los tlacololeros y tigres, personajes de la danza, tuvieron que realizar sus caracterizaciones en sobriedad, impulsados por la potencia de sus chirriones, el ritmo de la flauta y el tambor y los gritos guturales de sí mismos y sus compañeros.
El espectáculo fue intenso, llegaron tlacololeros de Quechultenango quienes tienen una versión diferente a la que se realiza en Chilpancingo, los de fuera traen pesados chirriones de cuero de res y se retan unos a otros.
En el reto se lanzan los golpes a la cabeza y se defienden con uno de sus brazos que está protegido por una toalla de baño y un delgado costal que es parte de toda su indumentaria, un sonoro grito precede al ruido del golpe, luego descansan y lanzan otro reto.
El personaje es bravo, poderoso. Cuando se quitan la indumentaria se ve al hombre, de carne y hueso, el brazo lleno de moretones, el cuerpo sudado y la boca jadeante por el esfuerzo.
Los personajes varían en cada región, pero en todas partes es una tradición prehispánica de petición de lluvias, los sones que se tocan y los bailes, representan un momento de la siembra, el tlacololero está hecho para espantar al tigre que merodea la siembra en busca de su presa, que puede ser incluso uno de los campesinos.
El organizador Martín Cuenca explicó que la Sociedad Cultural del Barrio de San Antonio es una sociedad autónoma “que le gusta la tradición y trabaja en preservarla porque el tlacololero es un icono que nos identifica a nivel internacional, cuando se habla de Chilpancingo viene a la mente un tlacololero”
El festejo lo hicieron coincidir con el festejo al santo patrón del barrio, San Antonio de Padua.
Dio cuenta de que en esta ocasión participaron 20 grupos de unos 15 integrantes cada uno, pero abrió la invitación “es un acto abierto que nos gustaría institucionalizar como El día del Tlacololero, estamos en el proceso”. (Rosendo Betancourt Radilla / Chilpancingo).

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