Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Juan Angulo Osorio

Ni encuesta ni elección interna

Al acto por los 15 años del PRD que reunió en Teloloapan a tres precandidatos a gobernador no tuvo la asistencia deseable de dirigentes y legisladores de ese partido. Pese a que los organizadores se esmeraron, sólo el dirigente nacional Camilo Valenzuela –cabeza de la corriente Red de Izquierda Revolucionaria (Redir)– hizo acto de presencia, mientras que el dirigente nacional Leonel Godoy prefirió asistir a un acto menor –importante, pero menor– como la toma de posesión del nuevo Comité Ejecutivo Municipal de Coyuca de Benítez.

No se sabe todavía con certeza las razones de Félix Salgado Macedonio para explicar su ausencia. De cualquier manera, incluyendo las suspicacias del equipo de Zeferino Torreblanca alrededor de la invitación, nadie puede poner en duda que los perredistas de Teloloapan –un sector del PRD que mantiene una política combativa y de lucha frente al gobierno del estado– obraron de buena fe y con el interés de lanzar un mensaje de unidad.

Incluso ha circulado la versión de que el alcalde de ese municipio, Modesto Brito, ha sido muy crítico del comportamiento político del coordinador de los diputados del PRD, David Jiménez Rumbo, un cercanísimo colaborador del senador Armando Chavarría Barrera.

El mismo discurso antigobiernista de Modesto Brito en el acto del domingo abona a la idea de que su alianza con Chavarría no es en torno a una línea política, sino a los compromisos muy peculiares que se establecen dentro de una formación política como el PRD, donde los agrupamientos se dan alrededor de la conquista de candidaturas y cargos de dirección partidista.

Así por ejemplo, dicen observadores del acto del domingo, el discurso anticorrupción de Modesto Brito –que incluyó un anuncio de que el gobernador René Juárez sería encarcelado bajo un gobierno perredista– se encuentra más cercano al perfil del ex alcalde de Acapulco Zeferino Torreblanca que al del grupo del senador Chavarría.

(Entre paréntesis, hasta la fecha ningún gobernador perredista ha encarcelado a un ex gobernante priísta ni siquiera a altos funcionarios de alguna administración anterior. Si eso ocurre acá luego de un eventual triunfo perredista está por verse. La tendencia es más bien a un arreglo entre políticos que tienen sus propias reglas no escritas y códigos que respetan aun en contra de los deseos de la sociedad o, incluso, de sus propios electores. Pero ese no es el tema aquí).

Pero si no podemos dudar del espíritu unitario del PRD de Teloloapan, ello no significa que se esté más cerca de la unidad en ese partido, pese a la importancia del encuentro del domingo. El caso es que las propuestas siguen igual o más polarizadas que en octubre –¡siete meses!– cuando comenzó la precampaña de Chavarría, Torreblanca, Félix y Ángel Pérez Palacios.

En todo este tiempo, los cuatro precandidatos han gastado más o menos recursos; han recorrido con mayor o menor amplitud el estado; organizado desayunos, comidas, reuniones, conferencias de prensa, mítines, marchas y ninguno se ha movido un milímetro de sus posiciones iniciales.

Y ya se están quedado además sin discurso. La “gran alianza” a la que se refirió como noticia el lunes en Acapulco, el senador Chavarría la anunció desde hace meses. Incluso la invitación al diputado independiente Carlos Sánchez ya se la había hecho en el contexto de la ruptura de éste con el PRI.

En tanto, Zeferino Torreblanca se estanca en su convocatoria a una revolución sin armas, a llamar a los guerrerenses a confiar en sí mismos, a combatir la cultura de la dádiva.

Más que elaboraciones tácticas o planteamientos estratégicos parecen ya frases para llenar los rounds de sombra en que se debaten los principales contendientes.

(Segundo paréntesis. Félix Salgado Macedonio sigue manteniendo un buen nivel de popularidad entre los pobres de Guerrero, pero él mismo se da cuenta de que su tiempo ya pasó. Concentró mucho en torno a su personalidad las iniciativas de lucha de su corriente, y sigue siendo un activo importante de su partido, pero muchos de los dirigentes de su corriente o ya no están con él o ya no lo siguen acríticamente).

De modo que siete meses después y cientos de miles de pesos gastados, añejas amistades destruidas, resentimientos acumulados y hasta traiciones los perredistas siguen en las mismas: encuesta o elección interna.

¿Por qué no discuten abiertamente lo que creen de Zeferino Torreblanca o lo que creen de Armando Chavarría? ¿De sus posibilidades? ¿Del gobierno que encabezarían?

¿Por qué no se organiza por el Consejo Estatal un debate abierto, con reglas, público en los que unos y otros señalen las virtudes y los defectos de uno y otro candidato, de su proyecto de gobierno, de la fuerza de los grupos sociales y políticos que los apoyan?. Un debate así debiera servir para decidir al candidato.

Sí será muy costoso para ese partido definir ya sea por una encuesta o por elección interna. Si se opta por la primera podría pasar lo siguiente. Que efectivamente Zeferino Toreblanca está muy arriba de Armando Chavarría, y entonces a éste no le harían llegar ningún documento para convencerlo, sino que le echarían al aparato encima. Más de 70 diputados federales se manifestarían en favor del ex alcalde de Acapulco. La mayoría de los gobernadores. La mayoría del Comité Ejecutivo Nacional. La mayoría de otras personalidades de ese partido. Y al final el equipo de Chavarría sentiría que su compañero fue apabullado, y muchos no participarían en la campaña (de por sí ya hay rumores de que algunos ya están apoyando al candidato del PRI Héctor Astudillo).

Y digan lo que digan los perredistas, ninguna corriente de ese partido está preparada para una elección interna transparente, limpia, con resultados creíbles y aceptados por todos. Sería la catástrofe.

468 ad