Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Silvestre Pacheco León

La primavera no termina en verano

La monotonía de las campañas electorales se ha visto interrumpida por la irrupción de los estudiantes en la escena. La llegada a México de la primavera global volvió la mirada de tantos ciudadanos alejados del proceso electoral a lo que pasa en las campañas.
“Ahora nosotros damos las noticias” decía con razón un joven manifestante para recordarnos que las redes sociales pueden construirse en alternativa frente control monopólico de los medios masivos de comunicación y también como repudio a quienes disfrazan y distorsionan los hechos desde las televisoras.
Primero llamó la atención de todos la irreverencia con la que los jóvenes reclamaron a los grupos monopólicos de la televisión por el manejo interesado y poco objetivo que hacen de la realidad.
Sabiendo que nadie puede tomar una decisión madura y responsable para votar si la desinformación domina, han visto como necesidad que cuando menos los candidatos a la presidencia se presenten como son y como piensan frente al electorado. Por eso su exigencia de que el gobierno obligue a los concesionarios de la televisión para transmitir el segundo debate en cadena nacional. Que lo vea quien quiera verlo, pero que no haya quien se quede solamente con el deseo y sea así víctima del interés comercial de los dueños de las televisoras.
El primer gran logro del también llamado Movimiento Cívico #YoSoy132, ha sido la apertura de los medios a su demanda. No importa si no se decretó la cadena nacional, porque con el compromiso de Televisa, el canal 11 y los concesionarios se cubrirá casi todo el territorio nacional trasmitiendo el debate de los presidenciables el domingo 10 de junio desde Guadalajara.
La diversidad política de los jóvenes de la Primavera Mexicana constituye un valor fundamental de la democracia y con ello crece en importancia su papel protagónico, pues constituyen la mayor garantía para una revolución pacífica. Ellos ahora, como los del 68 entonces, actúan en ejercicio de la libertad y haciendo gala de su inteligencia, y sólo los viejos de ideas pueden acusarlos de manipulados.
No es el proletariado ni su peso específico en la economía la fuerza transformadora que ahora emerge organizada como lo anunciaba el dogma. Son los jóvenes con la mayoría de votos que representan, atenidos a la fuerza que les da la coyuntura electoral, quienes pueden hacer el milagro de tener un próximo gobierno emanado de una elección en la que participe la mayoría de los ciudadanos mexicanos y que por esa razón tenga el respaldo de la fuerza movilizada que se requiere para que México tenga futuro.
Yo me quedo con la postura que los unifica en la idea de no manifestar su apoyo a ninguno de los candidatos. No hacerle el trabajo a los candidatos ni a los partidos me parece una postura elocuente, también aquella de no sustituir a los electores para decirles por quién les conviene votar. Que cada quien tome la decisión que considere pertinente para votar en conciencia, a sabiendas de que lo hará pensando en el bien de todos.
Si, por el contrario, hay obstáculos para que se realice un tercer debate con el tema de la política para los jóvenes, no faltarán los medios para que los candidatos definan frente a ellos sus compromisos y propuestas, pues al final todos sabemos que la mayoría de los votantes son jóvenes y serán ellos, ya despiertos, quienes tomen en sus manos la decisión que en el futuro les favorezca.
Mientras tanto resulta alentador que los jóvenes se pongan de acuerdo para construir una agenda que ponga en el centro de la política los temas de la educación, la paz social y la democratización de los medios masivos de comunicación.
La mejor y deseable democracia participativa es aquella que tiene que ver con su propuesta de que gane quien gane, lo importante es acompañarlo para que asuma hasta sus últimas consecuencias sus compromisos con la agenda que los jóvenes elaboren y pongan a discusión en éste que es el último mes de campaña electoral.
Mucho han comentado lo admirable de que entre miles los jóvenes puedan ponerse de acuerdo en temas tan complejos que requieren horas y horas de debates, pero todo eso es comprensible si ellos en el manejo de las redes sociales han desarrollado su propio sistema de comunicación en el que se ahorran palabras gracias a la habilidad de ser más directos y poco reiterativos.
Recuerdo que en los primeros días de las asambleas de los indignados en Madrid el año pasado, los jóvenes estudiantes asumían con seriedad el código de señas al que los oradores deberían atender en sus intervenciones, pues era la mejor y más rápida manera de avisarle que redundaba, que no aportaba nada nuevo, que sus argumentos ya se habían escuchado y cuándo debería callarse. Los consensos y disensos también eran marcados con señas. Eso agilizaba las reuniones y las hacía más interesantes.
Estas experiencias nos pueden parecer ajenas pero resultan sumamente alentadoras porque rompen con una época que debió de pasar para la historia.
Ahora las noticias las dan los jóvenes porque se reunieron representantes de 54 universidades, públicas y privadas que en un día rompieron el sofisma de que lo público y lo privado les divide para ver la realidad del país y trabajar por su bien.
Si el consejo general del IFE ha tomado el acuerdo de ampliar el período de registro de observadores electorales hasta el 7 de junio para facilitar la participación de los jóvenes que han manifestado su deseo de acercarse al proceso electoral, resulta alentador que ninguno de los partidos políticos a través de sus representantes hayan impugnado el acuerdo que modifica la rigidez de la norma y del calendario electoral, pues todos saben que la certeza y transparencia que requiere el proceso electoral podrán ser reforzadas con la presencia de cientos de observadores.
Si en Guerrero el personal del IFE y del IEEG han capacitado en conjunto a un mínimo de 14 ciudadanos con nombramiento para participar como funcionarios de casilla responsables de recibir y contar los votos de sus vecinos, a nadie más que a los partidos y  a los dos institutos electorales, sin dejar de lado a todos los ciudadanos guerrerenses les alegrará más tener a grupos de estudiantes como compañeros participando en los simulacros de votación que están programados para junio precisamente en los lugares donde se ubicarán las casillas, y más el día de la jornada electoral, pues ellos se convertirán en el mejor escudo disuasivo frente a quienes se interesen en alterar la paz para favorecer intereses particulares.
Quizá la Primavera Mexicana no termine en éste verano caluroso.

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