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CARTAS (Cuestiona los señalamientos de Celestino Cesáreo a Rogelio Ortega)

Señor director:

El gobernador Rogelio Ortega Martínez no tiene nada fácil la conducción de la administración pública; y, en tan poco tiempo no podrá realizar cambios sustanciales; sin embargo, apoyado en el Plan Estatal de Desarrollo, aprobado por el Congreso del Estado, puede reorientar o modificar algunas líneas estratégicas de acción de dicho plan; y, así tener y presentar, a la sociedad, un Plan Emergente de acción inmediata. Las circunstancias lo exigen.
Difícil pero no imposible, pretender sentar las bases para la transformación sustancial de la forma de gobernar a un pueblo con las características del nuestro en circunstancias insólitas.
Seguramente habrá reticencias y resistencias, desde diversas vertientes. Por un lado los funcionarios aguirristas que se resisten a perder sus canonjías y privilegios. Por otra parte, los grupos políticos al interior de los partidos y los partidos mismos, quienes acostumbrados a la simulación, al cochupo, a los acuerdos en lo obscurito y al chantaje a cambio de la dádiva y el beneficio a costa de las finanzas públicas, en una presión desmedida e interesada para obtener dinero del erario.
De manera pública se advierte que se pretende frenar los pasos que el nuevo gobierno está dando. En este contexto se incrusta la declaración del recién nombrado presidente estatal del PRD Celestino Cesáreo Guzmán, quien en un análisis superficial refiere que el gobernador no ha cumplido su encomienda de convocar al dialogo; segundo, que ha descalificado al movimiento estudiantil, y, tercero que no se ha interesado en resolver la liberación de los luchadores sociales presos. En relación a estos aspectos, debiera considerarse que el hecho de que no se haga público en los medios de comunicación masiva una amplia convocatoria, al diálogo, no significa que no lo haya habido. Lo que sí se puede apreciar es que han disminuido las acciones contra edificios públicos y si esto no refleja que pueda haber un diálogo con los inconformes, no comprendo qué resultado pudiera esperarse por Cesáreo, es cuestión de estilos de gobernar. Unos que gastan lo impensable en cacarear el huevo y otros de los que solo se ve el resultado.
Que se ha descalificado al movimiento estudiantil no tendría que preocuparnos, aunque sería conveniente cuidar los calificativos que se imponen a los inconformes. Lo cierto es que el gobernador ha reiterado su negativa a reprimir o criminalizar la protesta y esto merece la pena resaltarlo. Tercero, dice en su comentario Cesáreo Guzmán, que el gobernador no se ha interesado en la liberación de los luchadores sociales encarcelados en el gobierno de Aguirre. En este apartado es necesario comprender que el asunto de los presos políticos tendría que ver con la procuración y administración de justicia; el procedimiento para el nombramiento del nuevo Fiscal General se encuentra en proceso y en asuntos que tienen que ver con el Poder Judicial, el gobernador actúa en pleno respeto a la división de poderes, por lo que si bien el tiempo es poco, no por las presiones deben obviarse los términos de la ley y la estricta observancia al Estado de derecho. De la comentada declaración habría que conocer a qué se le llama “gran reconciliación”, porque pareciera que lo que se esperaba es más de lo mismo, es decir que el gobernador hiciera una asignación de cuotas de poder a los partidos políticos o al menos al PRD y como a la fecha el Ejecutivo ha designado a personajes con una trayectoria moral y profesional y que no están vinculados, de manera directa, a los partidos políticos; y, ésta más bien pareciera ser la incomodidad. En lo personal la forma en que se va delineando el gabinete estatal me parece que no es improvisada: perfil y confianza, parece ser el factor común.
Podría hablarse de inexperiencia, en algunos casos; pero, eso se supera y en todo caso sería en todo, también en la vasta habilidad de los mismos funcionarios de siempre para hacer “negocios turbios” y con opacidad en el manejo de los recursos públicos.
He estado en contra de que por el solo hecho de ser militante partidista, se coloque a un personaje sin perfil en la administración pública, porque este tipo de designaciones, generalmente, se traducen en ineficiencia. Una cosa es una vida partidaria y la otra la administración pública.
No estamos en tiempos normales, estamos viviendo situaciones extraordinarias y se requieren acciones y decisiones de gran envergadura.
Vale la pena precisar que conforme al Decreto número 522 por el que se designa y nombra a Salvador Rogelio Ortega Martínez, como gobernador del Estado Libre y Soberano de Guerrero, para que concluya el periodo, es un supuesto distinto al que señala el artículo 84 número cuatro de la Constitución Política del Estado, por lo que le corresponde concluir el periodo.
Ante las presiones de grupo o poderes fácticos debe prevalecer el bien supremo del estado que no puede ser otro que el bienestar del pueblo al que se debe. Ningún acuerdo anterior o posterior a su designación debería anteponerse a este bien supremo. Recordemos que no llegó por una elección y tenga que responder a intereses de un partido o que deba responder a los intereses de un club de amigos, como se le cuestiona, en diferentes medios.
Ojalá que los esfuerzos conjuntos sean su fortaleza para lidiar con los vicios y patologías del poder, porque los grupos enquistados no dudarían hacer lo necesario para verlo y hacerlo caer.
Como sociedad civil, brindemos un voto de confianza a este gobierno que puede ser de salvación, de reconciliación, ni siquiera pensar en la designación de una persona que no cuente con una vocación democrática, en la que las consecuencias para el movimiento social pudieran ser impensables. Necesitamos una esperanza para desentrampar los nudos que se presentan en el desenlace de las circunstancias que vivimos.

Atentamente
Bernardina Zazocoteco Sanjuan

Carta resumida.

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