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Guerrero, bastión del PRD y laboratorio de las alianzas políticas que lo formaron

Aurelio Peláez En la historia del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que cumple hoy 15 años, Guerrero ocupa un lugar de primer orden. De esta entidad son la mitad de los 600 muertos por motivos políticos desde la fundación de este partido, que tuvo como antecedente al Frente Democrático Nacional (FDN), en 1988. Igual, antes, de Guerrero son los más de 500 desaparecidos por la guerra sucia del Estado mexicano en contra del movimiento guerrillero de los años sesenta y setentas.

En el PRD de Guerrero, que en el 2005 tiene la mayor posibilidad de su historia de ganar el gobierno del estado, y en el 2006 la Presidencia de la República, ocurrieron los primeros episodios de la alianza de los movimientos sociales y ciudadanos, los grupos progresistas y las organizaciones y los partidos de izquierda –la partidista, la extraparlamentaria y la guerrillera– por acceder al poder.

Esto luego del rompimiento con el PRI del ala nacionalista revolucionaria de este partido, encabezado por el ex gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, que en octubre de 1987 se registra como candidato a la presidencia de la República por el ya desaparecido PARM, luego de que en el PRI se diera la imposición como candidato de Carlos Salinas de Gortari.

Pasada la elección presidencial del 6 de julio de 1988, en la cual existen cada vez más evidencias de que Cárdenas ganó y se fraguó un fraude electoral, Guerrero fue uno de los primeros estados en donde este partido se presentó en una contienda electoral.

El PRD se fundó el 5 de mayo de 1989, y el día 26 de ese mes se oficializó su registro. Tres meses después comenzó la elección de presidentes municipales en Guerrero, para la elección por venir de diciembre de ese año. Un año antes la lucha en contra del fraude electoral se había prolongado por tres meses, y se difuminó poco a poco, luego de que Cárdenas convocó a la formación de un nuevo partido, antes de una insurgencia civil.

–Usted diga, ingeniero –le repetían, machete o fusil 30-30 en mano al hijo del ex presidente Lázaro Cárdenas, los viejos ex revolucionarios y ex participantes de la guerrilla a Cárdenas Solórzano, cuando visitaba la entidad por esos días.

Así, la elección de presidentes municipales, de diciembre de 1989, todavía encontró a una militancia en pie, que defendió a balazos triunfos electorales, algunos de los cuales les fueron arrebatados por la represión, entre ellos en Ometepec, Cruz Grande, Coyuca de Benítez, Arcelia, Tierra Colorada, presentándose los primeros mártires políticos de este partido. Ese año, al PRD sólo le fueron reconocidas 12 de las 74 presidencias municipales en disputa.

Entre la represión y las disputas

El PRD nació como partido entre la disputa interna –por las muchas y diversas organizaciones políticas que la enfrentaron– y la represión. Represión y disputa de espacios, los minaron en su crecimiento.

El gobernador José Francisco Ruiz Massieu (1987-1993), quien llegó antecedido por una fama de progresista, fue uno de los principales represores de este partido, al grado tal que a través de el alcalde saliente de Acapulco, Israel Soberanis Nogueda (1986-1989), calificó al perredismo como “el partido de la violencia y la sangre”.

No obstante en su periodo de gobierno, represión a tomas de ayuntamientos, asesinatos selectivos de dirigentes y encarcelamiento de otros, fueron la constante de su trato al nuevo movimiento político, una fama de la que nunca se pudo desprender.

Cívicos y felixistas

El primer presidente del PRD fue el ex rector de la UAG, Rosalío Wences Reza, quien se había integrado al FDN como candidato a diputado federal por el PFCRN, aunque nada tenía que ver con el partido de Rafael Aguilar Talamantes, pues se le identificaba más con la izquierda independiente, como se llamaba a sí misma la no partidaria. Su presidencia, en la historia de este partido, ha sido prácticamente la única de consenso.

Durante su periodo organizó la lucha postelectoral y la organización de la elección de presidentes municipales, en diciembre de 1989. También enfrentó la represión a la marcha en contra del fraude electoral posterior a ese año, en la glorieta de Puerto Marqués, que dejó tres muertos y medio centenar de detenidos y lesionados.

El segundo periodo de la presidencia, en 1991, lo compartieron el entonces diputado federal Félix Salgado Macedonio, y el ex candidato a la presidencia municipal de Ometepec, Eloy Cisneros Guillén.

Ya entonces, en el PRD se vislumbraban claramente dos grupos políticos que disputaban todos los espacios políticos de dirigencia y de representación electoral: los felixistas (de Salgado Macedonio), y los Cívicos, de Guillermo Sánchez Nava, Juan García Costilla y Octaviano Santiago, con quienes se identificaban Wences y Cisneros Guillén.

El siguiente periodo en la presidencia también fue compartido, al no haberse concretado un acuerdo en el Consejo Estatal de ese partido. Fueron dirigentes el Cívico Saúl López Sollano y el felixista Ranferi Hernández Acevedo.

Es presidente después del partido, Octaviano Santiago Dionicio, quien contendió en 1993 por la candidatura a la gubernatura a Félix Salgado, y en 1999 la elección de su sucesor se decide en una elección interna. Ahí, el ex alcalde de Teloloapan, ex felixista y en ese proceso apoyado por los Cívicos, Modesto Brito, pierde ante el felixista René Lobato Ramírez.

En 2002, al no haber acuerdos políticos, de nuevo cívicos y felixistas van a una elección interna por la presidencia del partido, que gana Martín Mora, apoyado por los primeros, a Hermilio Mejía, de los segundos.

La disputa por las candidaturas a puestos de elección popular –y también por las candidaturas plurinominales– tiene en la vida interna un mismo episodio de confrontaciones. La disputa va desde los comités de base hasta los grupos en el estado. En medio quedan otras corrientes que se alían ya a uno u a otro grupo, pero siempre en posición secundaria. Hacia afuera, la única alianza externa exitosa y que han conservado, es con el Frente Cívico de Acapulco, organización que tiene como su dirigente al diputado federal Zeferino Torreblanca Galindo, y a la que por primera vez, en el actual proceso interno para elegir a su candidato a gobernador, enfrenta un sector del partido.

Los primeros perredistas

A la convocatoria de Cuautémoc Cárdenas a formar un nuevo partido, tras la elección presidencial de julio de 1998, por Guerrero, prácticamente se sumaron la mayor parte de las organizaciones de izquierda, y algunos, muy pocos, priístas.

Entre quienes rechazaron la posibilidad de acompañar a Cárdenas en el nuevo partido estuvo el ex gobernador Alejandro Cervantes. Cuadros medios, dirigentes populares como el ex diputado local Evaristo Sotelo, en Acapulco, y en Chilpancingo Gildardo Valenzo Miranda, quien fue candidato a presidente municipal en 1989 y hasta sufrió la paliza de Puerto Marqués.

En el nuevo proyecto, ya se encontraban las organizaciones que se sumaron al FDN, como los ex militantes del PCM-PSUM-PMS, del PRT, los Cívicos de la ACNR y otras organizaciones de izquierda. Además, ciudadanos no identificados con ningún partido como Félix Salgado Macedonio, que tenía un periódico en Iguala.

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