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Cuestiona Humberto Dupeyrón en El Gorila la hipocresía y la corrupción

Con un traje que le apretó, zapatos que le incomodaron y mientras lanzaba documentos al aire, un simio llamado Peter el Rojo explicó en una conferencia la transformación irreal y absurda de ser un gorila que se vio forzado, para conseguir su libertad, a adaptarse al mundo de los hombres e instalarse de manera permanente.
Así, sin más, arrancó la obra El gorila, monólogo con Humberto Dupeyrón quien, aencorvado y con rasgos simiescos y movimientos torpes, ante más de mil 200 personas que se dieron cita para verlo la noche del sábado en el Foro Mundo Imperial, concluyó que los hombres son las verdaderas bestias.
Dicho discurso, frente a una serie de prestigiosos académicos de la ciencia que le quiere ofrecer una distinción pero no aparecen en escena, Peter narró las peripecias que vivió desde que lo capturaron y lo llevaron al cautiverio, hasta que se convirtió, gracias a la corrupción, “oficialmente” en un ser humano.
De ser una estrella tras aprender a tocar la guitarra como Elvis, volverse socio del circo donde inició, para ser empresario y dejar la jaula, fueron algunas de las anécdotas que contó y que no sólo lo alejaron de esa libertad que pretendía, sino que lo convirtieron en una especie de oficinista promedio que atrapado en su cubículo, lleno de avaricia y amor por el dinero y el poder, fue además instrumento para satisfacer las necesidades de la gente que aun así lo acosaba y lo humillaba.
A pesar de los problemas de salud de Humberto Dupeyrón (sufre esclerosis múltiple) que lo obligaron a limitar y adaptar sus movimientos sobre el escenario, su interpretación logró encarnar a un verdadero mono en cada uno de sus movimientos y expresiones, mismas que en algunos momentos inquietaron al público y en otros, le sacaron alguna sonrisa.
En medio de una escenografía minimalista, música apenas incidental, Dupeyron, de 64 años, logró trasmitir el cómo los hombres en la actualidad no pueden ser libres porque son controlados a través de su cuerpo, de sus pensamientos, su tiempo, del dinero en sí.
Finalmente, el soliloquio que Alejandro Jodorowsky adaptó en su momento del cuento Informe para una Academia de Franz Kafka concluyó con un Píter en el suelo que entre llanto y gemidos gritaba: ¡quisiera volver, quisiera volver, quisiera…! al darse cuenta de que era sólo una copia de los hombres y peor aún, no podría volver a ser un gorila original.
El Gorila, con actuación de Humberto Dupeyrón, se presentó a beneficio del grupo Reto, que se dedica a ayudar a grupos vulnerables y al término se develó una placa conmemorativa. (Redacción).

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