Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

CARTAS ( Ganaría Chavarría la interna y ampliamente la constitucional, interviene Florentino Cruz)

 

Señor director:  

He observado en los últimos días en su periódico, un conjunto de opiniones y hasta un cierto intercambio epistolar entre un señor de apellido Carreto y el compañero Martín Hernández González, que en general pudiéramos resumir en lo siguiente: el candidato del PRD al gobierno de Guerrero debe ser Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, “porque hizo un buen gobierno en Acapulco”.

Las argumentaciones específicas tienen algunos matices distintivos: mientras perredistas como Martín Hernández reconocen (a mi juicio, de manera acertada) que en Guerrero las condiciones para un triunfo electoral no dependen de ninguna personalidad mesiánica; que la fortaleza del cambio posible radica en un descomunal trabajo lleno de sacrificio y heroísmo que la militancia de base perredista ha realizado desde hace mucho tiempo, aun antes de la fundación del propio partido, y creo que tiene razón también al decir que no se trata de construir, y menos de fortalecer ahora algunos egos personales que terminan siendo “zeferinatos o chavarriatos”.

Tiene razón el compañero Martín en ubicar con absoluta precisión, que los ejes consistentes de los posibles cambios sociales son los pueblos y sus organizaciones, nunca los mesías, por más carismáticos que parezcan.

Las expresiones del señor Carreto corresponden, desde mi opinión, a alguien que no tiene un compromiso orgánico o partidario, lo cual lo coloca en la perspectiva sólo personal de ubicar como secundario el partido por el cual el contador Carlos Zeferino pudiera postularse, lo que demuestra como verdad la existencia de una fuerte corriente al interior de la estructura de apoyo a Carlos Zeferino Torreblanca, que no se identifica con ningún tipo de principios y valores partidarios, sino que todo lo subordina a la personalidqad caristmática, la cual creen suficiente para ganar la elección, sin importar, por supuesto, el carácter estratégico que tendría un plan de gobierno.

El argumento fuerte que se utiliza es que “hizo un buen gobierno en Acapulco”.

Al respecto, creo que los sucesivos gobiernos priístas lograron introyectar en la mayoría de la población guerrerense una cultura de “súbdito”, no de ciudadano; es decir, acostumbraron a los guerrerenses a una política de sumisión, de dádivas, de ignoracia de nuestros derechos civiles políticos y económicos; así, cualquier acción de gobierno (que es una obligación mandatada desde la Constitución General de la República) era vista por la ciudadanía como una “obra buena” de un “gobernante bueno” que, se ha visto, les gustaba no sólo a los gobernantes priístas sino también a muchos perredistas.

Acapulco, especialmente en el trienio 96-99 vivió coyunturas políticas importantes: tuvo tres presidentes municipales. El primero fue retirado, producto del huracán Paulina; quien lo sustituyó no tenía el menor interés por Acapulco, su presencia en el municipio era un trampolín hacia la gubernatura. La tercera persona que se hace cargo del ayuntamiento sólo tiene la obligación de entregarlo al nuevo presidente electo.

Sostengo con absoluta certeza, que ese conjunto de condiciones permitieron que cualquier presidente con un compromiso mínimo con nuestro municipio, y la sola disposición de culminar el periodo constitucional, hubiera sido recordado como un presidente apreciado. Y estoy cierto que Carlos Zeferino Torreblanca hizo justamente lo que tenía que hacer, no      menos pero tampoco más (asunto que de manera personal reconocí en este mismo diario en octubre del 2002).

Finalmente, quiero expresar algo de lo que estoy plenamente convencido: es absolutamente falso que solamente si el candidato es Carlos Zeferino Torreblanca, se obtiene el triunfo; esa afirmación la entiendo como un recurso político pero como tal, no encierra verdad; la posibilidad de triunfo radica en la unidad del Partido de la Revolución Democrática, en las alianzas amplias que logre generar con otros partidos, asociaciones, sindicatos, organizaciones no gubernamentales, ciudadanos sin partido, todo bajo un programa de alto contenido social, encabezado por el PRD y por quien resulte ser su candidato después de una elección abierta y libre.

Yo creo que el senador Armando Chavarría cuenta con las simpatías partidarias internas suficientes, pero también con un enorme caudal de respaldo ciudadano, con un programa de gobierno absolutamente comprometido con un desarrollo justo y equitativo para la inmensa mayoría de los guerrerenses, lo que nos da certeza para afirmar que puede, no sólo triunfar en la interna, sino ganar por un amplísimo margen la elección constitucional.

 Atentamente
Florentino Cruz Ramírez
Coordinador de la precampaña del senador Armando Chavarría en Acapulco.

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