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Vigilan 300 policías una asamblea con sonido, templete y toldo

Además de los cerca de 300 policías municipales y estatales que fueron dispuestos para vigilar, desde las      4 de la mañana la escuela de Cacahuatepec, donde se llevaría acabo la asamblea ejidal para definir el futuro del   proyecto La Parota; esta vez los comuneros fueron acarreados en camiones urbanos de la ruta Hospital-Rena, desde las 10 de la mañana.

En la tercera asamblea ejidal para que se acepten la realización de los estudios técnicos del ambicioso proyecto de la CFE, se pasó de las asambleas austeras de antes, a una de templete y toldo, y sonido de gran potencia, aguas, refrescos y asistencia médica.

El comisario Crecencio Jerónimo Aparicio dijo que desconocía a cuenta de qué institución corrieron los gastos, y que sólo vio a unas personas que comenzaron a instalar las estructura para la asamblea.

Ahora, las                 mujeres y hombres comuneros no tuvieron que viajar en camionetas todos apretados, sino lo hicieron en camiones urbanos desde comunidades como Sabanillas, Dos Arroyos, Apalani, San José Cacahuatepec, Garrapatas, El Rincón, entre otros. La indicación era precisa: luego de votar tenían que subir al camión para llevarlos de regreso. Un chofer de uno de los camiones comentó que cobraron 15 pesos por persona.

Los que tenían que cruzar el rió Papagayo en panga –servicio por el que se paga 3 pesos–, ahora lo hicieron gratis y los gastos fueron cubiertos por los dirigentes, según informó el líder priísta Simón Cruz Saligán, quien comentó que el puente era un compromiso de la CFE. Es una “visión a futuro que no lo quieren aceptar los que tienen miedo al cambio”, señaló.

Pero mientras viene ese puente prometido, la CFE –según informaron los trabajadores, pero no confirmado por la autoridad–, mandó a construir un puente provisional fijo con cuatro pangas y madera para que los comuneros pasarán, pero para evitar que los campesinos caminaran alrededor de 10 minutos, el puente se hizo exactamente frente al lugar donde se iba llevar a cabo la asamblea.                 Mientras el camino fue rastreado.

Ahora los negocios de comidas y aguas que se instalan durante las asambleas ejidales tuvieron perdidas, pues había refrescos para regalar, aguas de bolsita de esas que cuestan un peso. ¿Comer? Ni pensarlo, pues la reunión duró a penas 12 minutos y cuando llegaron a las 10 de la mañana, los comuneros venían almorzados, y al terminar la asamblea tenían que subirse al camión.

Mientras los comuneros, luego de cumplir con su voto,                 se retiraron y los inconformes continuaban manifestando que fue una asamblea amañada; las autoridades,                 arriba del templete,                 seguían sacando cuentas para alcanzar los 3 mil 640 comuneros para dar legalidad a una asamblea que se alejo de la austeridad, de la cual nadie supo explicar quién fue el más interesado en derrochar tanto dinero para llevar a cabo ésta.

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