Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Xavier Carreto A.

 Y el candidato de la sociedad ¿cuándo?

No voy a repetir lo que cada día es más evidente: el estado de Guerrero vive una situación difícil en casi todos los ámbitos de la vida cotidiana, y un factor esencial que propicia esta situación es la forma en como vienen ejerciendo el gobierno quienes fueron responsabilizados para hacerlo. Destaca en esta situación, el Ejecutivo estatal, principal responsable de la conducción del gobierno, quien ha sido señalado en reiteradas ocasiones de hacer mal uso de los recursos públicos en su beneficio, el de familiares y amigos, sobre todo por quienes le acompañan en los principales cargos en la administración pública.

Los señalamientos de corrupción al gobernador provienen de diferentes fuentes, la más reciente de una corresponsal extranjera de un influyente diario estadunidense, pero también de ex colaboradores que, suponemos, conocieron bien los mecanismos internos de la administración estatal para advertirnos públicamente del incremento desmedido de la fortuna personal de nuestro principal gobernante. También han quedado evidenciados, en estos días con la exhibición de cheques provenientes de la tesorería estatal, la forma en cómo algunos integrantes del Poder Legislativo han sido sometidos a la voluntad del Ejecutivo, lo preocupante del caso es que se trata de diputados que no forman parte de la misma organización política a la cual pertenece el gobernador. De los legisladores de su partido, ni hablar, ya sabemos como se las gastan.

Este ambiente de corrupción, lamentablemente, no es privativo del gobierno estatal, sino que alcanza a los ayuntamientos, entre otros al más importante de los 77 que existen en la entidad, en donde lo decepcionante para la sociedad es que quien gobierna es un político de oposición, cuyo partido presume de estar cerca de la gente – ahora ya sabemos, en su caso, de la gente rica, parecerse a ella– en quien se había depositado la confianza ciudadana, harta de las corruptelas del partido político que nos había gobernado siempre. También podemos sumar a estas prácticas de usar el erario público para fines distintos a su propósito de beneficiar al pueblo, a gobiernos municipales modestos como lo son la mayoría de esta entidad.

En este contexto guerrerense, en donde las liebres de la corrupción saltan por todas partes, y por supuesto los señores comunicadores adscritos a la fuente del Congreso local también tienen lo suyo, se vive con gran intensidad en estos días, lo cual se habrá de intensificar aun más, la selección de los candidatos que aspiran a relevar al gobernador del estado.

El PRI, uno de los dos partidos con posibilidades de ganar la elección en los comicios del próximo año, ya tiene a su candidato. Esto le está permitiendo dedicarse a la afinación de la estructura de su partido, aunque lo está haciendo con los mismos vicios de siempre, lo cual no le está dando la ventaja que trae consigo no tener, formalmente, contricantes internos. Sin embargo, el obstáculo mayor para este aspirante proviene                             del desprestigio ganado a pulso por los miembros de su partido que han gobernado el estado, acentuado por estas recientes acusaciones en contra de quien está en funciones y por el cinismo para responder a ellas.

El PRD, la otra organización política, con mayores expectativas de triunfo, se disputan la candidatura cuatro aspirantes. Uno de ellos, de reconocida experiencia para gobernar con honestidad, el diputado federal Zeferino Torreblanca Galindo, es quien tiene las mayores posibilidades de conseguir la nominación. Así lo señalan las encuestas de opinión serias que hasta ahora se han realizado y la opinión de la mayoría de los ciudadanos consultados.

El retraso para la definición de esta candidatura, se explica, en parte, por la obstinación de uno de los tres contendientes, el senador Armando Chavarría Barrera, para reconocer que no tiene la aceptación social requerida, entre otras cosas, por sus antecedentes de aprovecharse de los recursos asignados a la institución de educación superior más importante de la entidad. Esta falta de aceptación lo ha obligado a hacer ofrecimientos que nunca habrá de cumplir porque no están al alcance de su mano y compromisos que denotan complicidad. De los otros dos aspirantes, Félix Salgado Macedonio ya tuvo su doble oportunidad de participar y sus mejores horizontes los encontrará en el mundo del espectáculo. El otro, Angel Pérez Palacios, aunque oriundo de esta tierra, es el menos conocido, pues trabajaba en una entidad vecina, tal vez base sus aspiraciones en su cercana relación con Cuanuhtémoc Cárdenas.

También la indefinición tiene que ver con las decisiones internas del propio partido, el cual vive el momento más crítico cuando cumple sus 15 primaveras.

Me parece que el Partido de la Revolución                             Democrática no debe desaprovechar que cuenta con un aspirante sólido, a quien la mayoría de la sociedad guerrerense está apoyando, consciente de que no quiere seguir desperdiciando otros seis años. Lo peor que le podría pasar a esta organización política, tan urgida de candidatos que no la desmeriten, es que ahora que ya lo tienen en Guerrero, lo dejen ir y triunfe sin ellos.

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