Héctor Cárdenas: pintor y cantautor de Guerrero
Ismael Catalán Alarcón
Indio que olvidas la manta,
los huaraches y el sombrero
y nuevas canciones cantas:
modernismo es tu sendero
Desde hace muchos años, quien esto escribe tiene el gusto, o acaso el privilegio de tratar muy de cerca al genial compositor musical guerrerense Héctor Cárdenas Bello, nacido en Chilpancingo el 27 de noviembre de 1938, ya que fue mi maestro en la primaria José María Morelos y Pavón y posteriormente, hemos tenido varias sesiones de grabación para rescatar y resguardar algo de su muy vasto acervo musical.
Con la finalidad de precisar algunos datos de su controvertida vida, el pasado fin de semana me trasladé a la levítica ciudad de Chilapa, donde trabaja como modesto bibliotecario en la Casa de la Cultura de la población.
Lo encuentro en “su casa”, que es un cuartito rentado carente de baño; por muebles sólo tiene una vieja grabadora para que lo acompañe en su soledad; una desvencijada mesita; cinco “silletas” tejidas de palma a la usanza antigua; una cama donde al parecer más que descansar, se tortura mientras duerme; varios cerros de libretas y costales con canciones y versificaciones de su producción musical que rebasa las dos mil canciones de géneros tan diversos como boleros, jazz country, rancheras, baladas y piezas picarescas y chuscas, muy del estilo de Chava Flores..
–Héctor, ¿sigues escribiendo música?
–No. Estoy desilusionado. Tu sabes, tengo mucha producción. Pero, ¿para qué?, si no le doy ningún uso. Nomás se van amontonando los papeles y a veces hasta me estorban.
Es de lamentar que el gobierno del estado permita que un auténtico genio viva en las condiciones en las que sobrevive Héctor y no le estimule de alguna manera para que continué produciendo. Las hermosas coronas de flores que acostumbra mandar el gobierno a la muerte de los artistas, deben ser para “festejar la vida y no para adornar la muerte”, como dijera el escritor Juan de la Cabada.
De una conversación fluida, a pesar de su timidez, Héctor Cárdenas se introduce en el túnel del tiempo y recuerda que concluyó su instrucción primaria en la escuela Vicente Guerrero, donde fue su profesor de música, el también gran compositor musical José Agustín Ramírez.
–Llegaba con su traje y su corbata a tocar el piano y nos enseñaba coros y canciones. A veces iba desaseado y oliendo a alcohol. Le hacía canciones a todo, incluso, a los políticos en campaña, como a Miguel Alemán: “Alemán aquí en Guerrero/de La Montaña hasta el mar/el campesino el obrero/ y todo su pueblo entero/siempre contigo estarán…” Nunca supe si le dieron algo por ello.
Luego, continúa sus estudios en la secundaria del Colegio del Estado, hoy Universidad Autónoma de Guerrero; ahí mismo termina la Normal para maestros.
Recuerda: “De niño nunca sentí el deseo de componer música; mi idea era ir a estudiar pintura a la Escuela Nacional de Pintura o a La Esmeralda, pero mis tías no me dieron permiso. El pintor Leopoldo Estrada, estaba dispuesto a conseguirme una beca. Creo que me frustré un poco. No pude pintar con pinceles y mejor aprendí a pintar con palabras y música. En mis canciones, recojo los colores, los olores, las historias, las leyendas, los paisajes y la vida de los personajes de nuestras provincias.
A sus 65 años de edad, con unos intensos ojos azules y con una dentadura bastante descuidada, el llamado “pintor musical de Guerrero”, recuerda que fue profesor de primaria en Chilpancingo, en el puerto de Acapulco, en Taxco, en el municipio de Olinalá y en la sierra de Atoyac; en este último lugar, tenía mucho interés en conocer al combativo guerrillero Lucio Cabañas, pero no le fue posible.
El maestro Cárdenas recuerda que en el aspecto laboral “he sido mesero, burócrata, seminarista, militante de la iglesia mormona, restaurantero y comerciante abarrotero”.
En todas estas actividades, fracasó después de haberlas ejercido por unas cuantas semanas, meses o incluso años.
–Héctor, ¿cuál fue tu primera composición y cuál la última?
–La primera se llama Mi Tesorito y dice más o menos así: “joyas dinero son riquezas/yo no las quiero, vida mía/si soy muy rico soy dichoso/contigo no existen pobrezas”. La última no la he escrito todavía, será tal vez cuando me muera.
–¿Tuviste hijos?
–No, nunca me he casado. Pienso que el mundo con el desempleo, las guerras injustas, las enfermedades, la inseguridad y las traiciones humanas, son muy crueles. Siento que si traigo hijos al mundo, ellos van a sufrir mucho y yo no quiero eso para ellos. Mejor prefiero sufrir solo. Respecto al matrimonio, a mí me gusta la libertad. Si quiero ir ahorita a tomar unos tragos, no hay quien me haga caras, como a ti, por ejemplo.
Antes de concluir la conversación y de ir a degustar un rico pozole chilapeño, con una copa de mezcal de Omepa, le pregunto al pintor musical guerrerense que quién le interesaría que llegara a la gubernatura del estado, a lo que él responde con una marcada desesperanza, misma que en el tema, invade a miles y miles de paisanos:
-No me interesa quien llegue. Sea el que fuere, al llegar arriba todos se olvidan de los ciudadanos, de sus compromisos y hasta de sus amigos y parientes. ¡Salud!
A un bohemio cantor*
Cantor del pueblo has legado
con tu exquisito talento
las canciones que han cantado
y que cantan los troveros
Como bellas mariposas
vas desgranando emociones
vas libando de las rosas
las letras de tus canciones
Dichoso tú que a la luna
dejas rezando en Chilapa
y tan grande es tu fortuna
que tienes Novia de Tlapa
Caminito de Zitlala
junto al indio tu lloraste
porque la manta cambio
por un moderno ropaje
Montañas, valles y ríos
con metodismo has pintado
con la chilena y corrido
el guerrerense ha vibrado
Callecitas como reatas
que serpentean hacia el cielo
motivo de inspiración
es Taxco de tus desvelos
Cantaste a Gotia
aquel gran maestro
que vivió en la costa
con hermanos negros
Tres paisajes de Guerrero
con fidelidad plasmaste
y en la calma de tus sueños
a Guerrero le cantaste
Has pintado los murmullos
de las olas encrespadas
y los mágicos arrullos
de palmeras agitadas
Porque extrañas a tu tierra
tu le cantas con amor
de la costa hasta la sierra
haz regado inspiración
Hierve tu sangre poeta
con una grande pasión
te espera Pie de la Cuesta
con su gran puesta de sol
Revolcadero, olas tras olas
vienen y van
son tus canciones como agua fresca
de un manantial
A un bohemio chilpancingueño
gratos recuerdos quiero brindar
a Héctor Cárdenas y sus canciones
el guerrerense no olvidará
*Canción inédita de David Adame Nava