Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Preguntar en el Tianguis Turístico por un cuarto de hotel es exponerse al bochorno

 

 Aurelio Peláez

Se es un turista VIP –Very Important People– o no se es. En el Tianguis Turístico de Acapulco, el vacacionista de mochila al hombro, el del viaje a aventón o la familia que sale hasta con el perico, sencillamente son una aberración, no existen. El tiempo libre, el ocio, es un negocio que se mide, preferentemente, en dólares.

El turismo, la actividad que genera mayores divisas para el país después del petróleo, es una actividad controlada en su mayor parte por empresas extranjeras, o trasnacionales, como se les define sutilmente: líneas aéreas, agencias de viajes, consorcios de hoteles, restaurantes, discotecas, tienen nombres en inglés. Hasta se oye decir la Mayan Riviera que la Rivera Maya. Lo último por cierto en cuanto a oferta turística.

Entre las conferencias ofrecidas por gobiernos de los estados y de ciudades turísticas, resaltan como polos opuestos las del gobierno de Guerrero –por Acapulco–, y la de la Ribera Maya –en Quintana Roo. La primera es organizada por la Secretaría de Turismo del gobierno estatal, la segunda, por American Express.

En la de Acapulco, los reporteros preguntan por la contaminación de las playas, por la inseguridad y el problema del ambulantaje. En la otra, se habla de nuevos proyectos de inversión y de las variantes del turismo alternativo.

Acapulco, según investigaciones, es el primer lugar que se le ocurre a cualquier ciudadano mexicano cuando de ir a vacacionar se trata, e incluso, a los extranjeros. Pero en el camino los norteamericanos y extranjeros se desvían para la Mayan Riviera y los mexicanos esperan el aguinaldo o las vacaciones de Semana Santa para caerle al Acapulquito.

Acapulquito, tan cerca de una crisis urbana y tan lejos de la cartera de Fonatur.

Aunque en el Tianguis los espacios de venta para el tiempo de ocio se dividen en dos: en el primer nivel, el salón Cholula, la zona VIP se instalan mayoritariamente los hoteles –se habla preferentemente inglés- las agencias de viaje, las líneas aéreas y empresas varias como tarjetas de crédito, aseguradoras; en el segundo, están los stands y pabellones –de Jalisco, el más grande– de los estados. La oferta oficial de turismo, con sello propio, en el caso de Guerrero y Acapulco, sólo de los gobiernos, u apoyada por sus grandes empresas, La Sauza, en el caso de Jalisco.

Luego, el andar y andar por los cerca de dos mil stands del centro, subir y bajar escaleras: recoger un llavero aquí, probar un dedal de sotol por allá; una plumita, un llavero, una gorra o una camisa, cortesía de la casa, con sello del estado o la empresa anunciante. Pero entre esta legión de curiosos, principalmente acapulqueños que de alguna manera se colaron al tianguis, están los que van a lo suyo: compras en paquete de unas mil reservaciones de hotel, con descuentos de hasta un 50 por ciento de su precio en mostrador; colocación de unos cuantos miles de reservaciones de avión, todo, por supuesto, en dólares. Así, un cuarto de 250 dólares la noche puede comercializarse a cien, cual mercado de futuros de la bolsa de valores.

Suites de lujo, viajes de ensueño, por lo menos en el folleto a doble color del mostrador; luz por todos lados, caminar entre alfombras, entre stands armados en dos por tres metros cuadrados, mínimo, o en unos 60, como el de Yucatán –no importa lo que cuesten– en la parte VIP, donde albergó a hoteles privados en venta de paquetes; deambular entre modelos, cientas, altas, rubias, jovencitas, en vestidos como pintados… pararse a tomar una Pacífico Clara en el local de Coahuila. ¿O era Chihuahua, el del Chepe, el ferrocarril que cruza el estado?

En el Tianguis la compra es al mayoreo. Pocos lugares dan el precio de un cuarto de hotel. Preguntarlo es no ser VIP, es exponerse al bochorno. Ahí se habla en cientos, en miles de dólares.

Arriba de la zona VIP, el área del Conozca México, Corazón de México, etc. Reconforta saber que hay un lugar donde ir a descansar unos días de los escándalos políticos.

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