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Jaime Salazar Adame

Tata Gildo

Este 13 de abril rememoramos que en 1762 nació en el pueblo de Tecpan don Hermenegildo Galeana, bravo entre los bravos y uno de los pilares más fuertes de la insurgencia, a quien parientes, amigos y soldados llamaron afectuosamente Tata Gildo por su afabilidad paternal. La conmemoración de este acontecimiento biográfico es de la mayor trascendencia para la historia del municipio de Tecpan, del estado de Guerrero, del país y nos convoca a la reflexión.

En el lapso temporal de 52 años en el que transcurre la vida de Hermenegildo Galeana, de su nacimiento a su muerte en 1814, se dan los intentos autonomistas criollos de 1808 de carácter pacifista para lograr la independencia de Nueva España; la guerra insurgente iniciada por Hidalgo en 1810; el momento culminante de la insurgencia con las campañas político militares de Morelos y los acontecimientos que describen el ideario del Rayo del Sur, como Los Sentimientos de la Nación, durante los cuales se erige la provincia de Tecpan en 1811 y se establece el Primer Congreso de Chilpancingo en 1813.

El padre de los Galeana, un marino de origen vasco, radicó en la región de Tecpan y fundó una familia de agricultores que llegaron a poseer grandes extensiones de tierra, sólo calcúlese los 500 kilómetros de litoral que posee la entidad suriana y compárese con los 170 kilómetros que comprendían sus propiedades, de allí que hayan logrado el control comercial de la Costa Grande. El intercambio comercial lo hacían con la Tierra Caliente, Michoacán, Guanajuato y con mercaderes del Galeón de Manila en Acapulco.

Esa actividad les permitió relacionarse con destacados arrieros como Morelos, Guerrero y Valerio Trujano. Antes de la guerra de independencia Hermegildo Galeana estaba dedicado a la administración de la hacienda El Zanjón propiedad de uno de sus primos pues era diestro en el manejo de las armas, la equitación y las faenas del campo y contaba con instrucción primaria.

La familia Galeana siendo la más rica de la región, propuso a Morelos en una reunión con Vicente Guerrero y otros arrieros, en casa de Valerio Trujano, en Tepecoacuilco, su adhesión, apoyo económico y con recursos humanos a la causa de la Independencia, a condición de salvaguardar sus intereses económicos teniendo al mando de la provincia que habría de crearse en el sur a un miembro de dicha familia.

Por esto, la Costa Grande sería la región más importante de tal demarcación política. En efecto, Morelos designó a Antonio Galeana jefe de la provincia que tuvo por cabecera a la población de Tecpan, la cual fue elevada a la categoría de ciudad con el nombre de Nuestra señora de Guadalupe, antecedente del actual estado de Guerrero, pues prácticamente se integró con la misma conformación territorial actual.

Al concretarse tal acuerdo don Hermenegildo con sus primos José Antonio y Juan José Galeana, y el padre de éstos, Pablo Galeana se unieron a las tropas insurgentes que mandaba el generalísimo Morelos. A la sazón Hermenegildo contaban con un pequeño cañón que rescató de un navío que naufragó en la costa, y que denominó El Niño. Siendo esta pieza de artillería la primera con la que contaba el rudimentario ejército.

Muy pronto los soldados realistas conocieron el valor temerario de Galeana. Incansable, enérgico y bondadoso a la vez, conservó siempre una profunda admiración por Morelos y un encendido patriotismo. Cuentan sus biógrafos que en 1812, en uno de sus múltiples combates, esta vez en Amilpas, hizo gala de su valor e incluso salvó la vida de Morelos, pues luchando como el último de sus soldados se expuso constantemente.

Cuando ocurrió el sitio de Cuautla, Morelos confió a Hermenegildo Galeana la defensa de uno de los puntos más importantes y peligrosos como fue el Convento de San Diego; allí Galeana confirmó su fama de guerrero intrépido y valiente, porque con arrojo indomable rechazó varias veces al enemigo causándole grandes pérdidas.

Después del sitio de Cuautla en el que Morelos y sus soldados dejaron recuerdos imperecederos, continuó la campaña por la libertad, Galeana siguió luchando incansablemente. En Ozumba peleó contra el realista Luis del Águila; en El Cacalote contribuyó ampliamente a la derrota de Andrade; en Oaxaca ocupó los conventos de Santo Domingo y El Carmen. En 1811, en Acapulco sostuvo el rudo combate librado en el cerro de El Veladero contra las tropas del brigadier Gabriel de Armijo; en Tecpan, su tierra natal, se lanzó sobre los cuarteles realistas apoderándose de armas, pertrechos y víveres.

Cuando la buena suerte de los insurgentes empezó a declinar y los fracasos se sucedieron con frecuencia, el 27 de junio de 1814 después de un furioso combate librado entre las tropas de Galeana y Juan Ignacio Ferand, en un encuentro cerca del río de Coyuca Tata Gildo es derribado con todo y caballo, y aún cuando trata de defenderse, es batido con varias descargas que lo dejan sin vida. Todavía así de certero machetazo le cortaron la cabeza, que llevada en una pica fue colgada en un árbol en la plaza de Coyuca y posteriormente enterrada en el templo de ese lugar. Su cuerpo fue sepultado en un paraje que hoy se llama Los Cimientos.

Cuando Morelos tuvo conocimiento de la muerte del valiente Galeana, exclamó: “Matamoros… Galeana… he perdido mis dos brazos, ya no soy nada”. El 21 de julio de 1823 don Hermenegildo Galeana fue declarado Benemérito de la Patria; años después su nombre fue escrito con letras de oro en el Congreso de la Unión. El pueblo que lo vio nacer lleva su nombre: Tecpan de Galeana.

El paso del tiempo hizo que la región suriana modifique, complete o deteriore su adaptación a las fuerzas económicas de cada momento, de tal manera es indicativo que la derrota del movimiento popular de Independencia impidió que los Galeana pasaran a la historia como caciques de la entidad, y por el contrario hoy los recordamos como los héroes que son.

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