Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Un músico debe encontrar su manera de interpretar, de otro modo es una falsificación, dice Lang Lang

Érika P. Buzio / Agencia Reforma

Ciudad de México

El pianista chino Lang Lang no lee las críticas, sean buenas o malas.
“Cuando era adolescente, las malas críticas me afectaban mucho; por supuesto que respeto a los críticos por su gran conocimiento musical, pero hay tantas opiniones y tan distintas que puedes perderte. Un músico debe encontrar su manera de interpretar, de otro modo es una falsificación”, cuenta en su habitación del hotel en Paseo de la Reforma, horas antes de tomar el avión a Londres.
Si necesita consejo en lo artístico, recurre a sus maestros y, para lo personal, ahí está siempre su madre que lo acompaña en sus innumerables viajes ofreciendo conciertos.
Después de su recital en el Palacio de Bellas Artes, Lang Lang habló durante dos horas por teléfono con el director de orquesta Christoph Eschenbach.
“Es mi segundo padre”, explica. “Sabe que cumpliré 30 años y tuvimos una conversación muy intensa, lo conozco desde hace 13 o 14 años”.
Lang Lang debutó en el Festival de Ravinia, del que Eschenbach era director, en 1999, cuando de último minuto tuvo que sustituir al panista André Watts interpretando a Tchaikovsky con la Orquesta Sinfónica de Chicago.
“Después me hice amigo de André Watts y le agradecí que se hubiera enfermado aquella noche; él fue muy amable, me dijo que hasta entonces no sabía de nadie que hubiera disfrutado cuando él se enfermaba”, ríe.
Los tres pianistas, cuenta, volvieron a encontrarse en Ravinia hace unos años y ofrecieron un concierto de piano a seis manos; Lang Lang aún mantiene una relación cercana con su primer maestro en Estados Unidos, Gary Graffman, a quien conoció en el Curtis Institute de Filadelfia, y con Daniel Barenboim, con quien estudió seis años.
No cree que la madurez musical sea un asunto de la edad. “Desde que era niño enfoqué mi carrera hacia grandes cosas”, ataja. A los 20 años, compara, tienes mucho que decir. “A medida que envejeces acumulas conocimiento pero no necesariamente significa que toques mejor, simplemente entiendes más ¿Pero, interpretas mejor? Quizá sí, quizá no”.
Celebrará su cumpleaños el 15 de junio en el Estadio O2 de Berlín en un concierto en el que participará el pianista Herbie Hancock, el director de orquesta Jahja Ling y la Schleswig-Holstein Festival Orchestra.
Su admiración por Hancock, leyenda del jazz, es total. “Es mi músico favorito”, dice. “Me ha enseñado algunas cosas sobre la improvisación”. Juntos grabarán un disco el año entrante con sus colaboraciones, que incluirá Rapsodia en azul de Gershwin.
Después de grabar Liszt: My piano hero prepara otro disco dedicado a Chopin y uno más con la Filarmónica de Berlín. Admite no tener predilección por ningún compositor.
“Para ser un gran pianista tienes que adaptarte a cada uno de los grandes compositores”, explica. Establece un símil con el cine: las grandes estrellas deben interpretar una gran cantidad de roles para demostrar su calidad. “Si te encierras en un gran papel no significa que eres un gran actor, significa que quizá sólo eres bueno en ese rol (…) Así que, desde el principio de mi carrera, no quise quedar atrapado en un solo estilo”.
Lang Lang no ha pasado más de dos semanas de su vida sin tocar el piano, y comenzó muy pequeño, con apenas dos años.
“Practicar es trabajo, tocar es la mejor parte de mi vida. Tu corazón se abre, te vuelves una persona diferente, logras comunicarte”. Al tocar, el pianista no es consciente de los gestos y ademanes que tanto irritan a sus críticos. “Sólo me doy cuenta cuando me veo en los videos… es divertido”.
Aunque es un crítico severo de sí mismo, ha logrado despojarse de la idea que le inculcó su padre, un músico cuya carrera quedó truncada por la Revolución cultural: ser el número uno; a sus estudiantes los anima a tocar lo mejor posible.
“Si no puedes hacer algo, debes averiguar qué está mal; debes usar el cerebro, no sólo tus emociones. Yo he aprendido de mis errores”.

Hace feliz al pianista chino trabajar con los niños

En 2011, el pianista chino echó a andar el complejo artístico Lang Lang Music World en Shenzhen y Chongqing, en China, donde los niños pueden aprender piano, participar en clases magistrales y concursos, y asistir a conciertos.
“Me encanta trabajar con los niños, aprendo con ellos”, dice la estrella de 29 años. “Me alegra saber que he servido de inspiración para que muchos niños estudien música e intenten hacer lo mejor en sus campos”.
El concierto que ofrecerá en Berlín el 15 de junio será testimonio de eso, cuando tocará con 25 niños, entre ellos las mexicanas Daniela Liebman y Dana Rodríguez.
“Me siento muy orgulloso de sus sorprendente talento y feliz de tener la oportunidad de tocar con ellos; será una excelente oportunidad para intercambiar ideas”.

468 ad