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Gil Florente Castellanos

CETEG: pluralismo o paralelismo

 (Primera parte)  

En la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) se discute el modelo de la dirigencia a seguir en el trienio venidero. Unos se inclinan por el pluralismo y plantean retornar al formato del comité de composición, otros se inclinan por la continuidad del Comité Democrático para seguir teniendo una instancia de gestoría paralela. Estas opciones y ¿otras? se analizarán en el IX Congreso de la organización opositora, que se realizará el 28 y 29 de marzo.

Con el objeto de contribuir al debate, hago público mi punto de vista.

Sobre el pluralismo. Este modelo fue experimentado en la década de los 90. Precisamente, en enero de 1990 se incorporaron 35 dirigentes cetegistas al comité presidido por Pedro Alvarez de Dios: 24 en calidad de comisionados de las carteras ya existentes, ocho con titulares de otras tantas carteras ampliadas y tres en la comisión de seguimiento y evaluación. Ello representó el 50 por ciento de la membresía del citado comité, no obstante, el desempeño de la fracción directiva opositora fue intrascendente; no concretó su plan de acción y su función gestiva fue cuantitativa y cualitativamente inferior a la de la dirigencia institucional, porque ésta contó con todo el apoyo de las autoridades. El trámite de asuntos fue realizado unilateralmente por los dirigentes institucionales, a pesar de que se convino de antemano el tipo de gestión paritaria.

En enero de 1992, 15 dirigentes de la Coordinadora se ubicaron como titulares de las principales secretarías en el comité que presidió Zenón Zagal. Los institucionales ocuparon 18. Se pensó que la condición de titularidad mejoraría la práctica sindical estatutaria de la disidencia.

No sucedió así. La gestoría fue realizada por la dirigencia oficial, frustrando las expectativas de los cetegistas. El poder sindical democrático no se afianzó en el ámbito estatutario; al contrario, varios dirigentes opositores se convirtieron al gordillismo para conservar su espacio en el comité seccional o para arribar al nacional.

Durante el periodo de Víctor Salinas (1995-1998) tampoco se concretaron las propuestas sindicales de la oposición. La dirigencia alternativa volvió a quedar en desventaja en cuanto al quehacer sindical estatutario y una parte de tal dirigencia sucumbió ante el escarceo institucional, creando la corriente Nueva Tendencia Plural, cuya actuación ha sido adversa al proyecto de la CETEG.

El último comité en el que participó la disidencia fue el que dirigió José Ángel Bolívar (080398-081200); en él tuvo a 17 de sus miembros como titulares de diferentes secretarías. La fracción institucional ocupó 24, cedió cinco a la NTP y tres a Delegaciones Unidas. Se anunció que este comité sería el de mejor fortaleza sindical por sus atributos de inclusión y pluralidad; sin embargo en la toma de decisiones, las otras corrientes unieron sistemáticamente sus votos contra las iniciativas de la fracción cetegista.

Puede afirmarse, entonces, que en los 12 años de participación de la expresión disidente en los llamados comités de composición plural no pudo concretarse el proyecto sindical democrático y que esta vía no es la adecuada para la implementación de una praxis sindical alternativa que convierta al sindicato en verdadero instrumento de defensa de los trabajadores de la educación. Logros como el pago de 90 días de aguinaldo, otorgamiento de bonos por diversos conceptos, la dotación de libros para alumnos de secundaria y otros, los conquistó la CETEG en la vía no estatutaria. Por tal razón los comités de composición entraron en el descrédito.

Está visto que las acciones de la fuerza revolucionaria en instancias de dirección compartida, donde un secretario general concentra el poder y decide la línea político sindical de manera autoritaria, imponiéndola verticalmente, se diluyen en la medianía. En                                   tal circunstancia, el empuje de la insurgencia se topa en el obstáculo de la enajenación, con los límites que impone la reglamentación y con el control que ejerce el caciquismo sindical. Esto hace que en los comités de composición, el poder sindical lo retenga la corriente que habilite al secretario general.

Por lo anterior en el IX Congreso no habrá pronunciamiento que favorezca a la dirigencia plural, no se dará, incluso si se supiera que el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje anula el Congreso de la Sección 14 como lo demandó la CETEG. Sin embargo, considerando que los hechos sociales no escapan a lo probabilístico y que en el congreso opositor la balanza podría inclinarse hacia la alternativa plural, entonces los actores sindicales se involucrarían en un proceso electivo que constaría de estas fases:

1. Hacer un llamamiento a todos los trabajadores de la educación antigordillistas y a la base institucional que no esté de acuerdo con el comité que encabeza José N. Calixto para conformar un Frente Amplio Opositor (FAO) que se convierta en fuerza de avanzada para construir el nuevo sindicalismo de la Sección 14.

2. Elegir una dirigencia representativa del FAO y que ésta se convierta en la planilla democrática que contenderá en el congreso extraordinario de la Sección 14, para disputar la hegemonía sindical a la corriente gordillista.

3. Impulsar una campaña proselitista a nivel estatal, en centros de trabajo y/o delegaciones, donde la planilla opositora se presente en pleno dando a conocer su plan de trabajo.

4. Negociar con el CEN del SNTE el tipo de votación, solicitando sea universal, directa y secreta (esta propuesta la hizo la disidencia en los años 70) y califique la elección una comisión electoral neutral, a manera del IFE, a fin de evitar la parcialidad al emitir el veredicto.

5. Incorporar un porcentaje de miembros de la planilla perdedora al comité electo, y establecer reglas precisas para la realización de la gestoría, respetando el ámbito de cada secretaría y que la toma de decisiones se sustente en el principio de proporcionalidad y sea la calidad y viabilidad de las propuestas los alicientes de los consensos.

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