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Jaime Castrejón Diez

Verde que te quiero verde

“Verde que te quiero verde”, es el inicio de un poema de Federico García Lorca en el Romancero Gitano, que me vino a la cabeza por el amor desmedido del senador Jorge Emilio González Martínez por lo verde, pero el de los billetes de dólares. Este escándalo no podría pasar inadvertido, el efecto que tienen los medios de comunicación y la evidencia de una grabación que, aún cuando haya sido invasión de privacidad, le dio a la nación una clara prueba de lo que la corrupción partidista está amenazando el proceso democrático del país. Para colmo el episodio de René Bejarano hace llover sobre mojado.

La decisión del llamado Niño Verde de pedir licencia al Senado era natural, su posición era insostenible y no sólo el círculo rojo sino la prensa en general había tomado ya una posición de gran censura a los actos de corrupción cometidos por la cabeza de un partido político al que todo mundo considera un negocio familiar. Pero bien, la licencia no es una medida drástica porque si bien se llama a su suplente para tomar su lugar en el Senado, conserva el fuero constitucional y por lo pronto conserva también la conducción de su partido. El 28 de febrero de 1946 al resolver un juicio de amparo en revisión que promovió el señor Carlos Alberto Madrazo Becerra, la primera Sala de la Suprema Corte de Justicia determinó que un legislador no pierde el fuero por el hecho de encontrarse de licencia de su cargo. La renuncia sería el fin de su fuero, pero la licencia no, porque aun con licencia, constitucionalmente sigue siendo senador y mantiene su fuero. Interesante que se quiera mantener el fuero para evitar el procedimiento penal, pero tarde o temprano puede haberlo, aún cuando el juicio popular lo condena a no volver a la política.

Lo que importa ahora es la secuela porque el Partido Verde representa o representaba el 6 por ciento del voto, que tal vez con estos sucesos vaya a caer, pero los políticos en activo consideran que sigue siendo un bocado apetecible. Por eso la reacción de defensa del senador indiciado por Fidel Herrera, también senador con licencia y candidato al gobierno de Veracruz. Esa defensa de un político en campaña, para entenderla no se necesita gran profundidad, es claro que lo que está defendiendo es la fracción del voto que le vendría por el lado del Partido Verde. En las campañas políticas aparentemente la ética se va por la borda y lo que se requiere es obtener lo votos necesarios para ser electo.

Pero no es el candidato a Veracruz el único que trata de llevarse esa fracción del voto, por un lado en el PRI, tanto su presidente Roberto Madrazo como la profesora Elba Esther Gordillo, también ven ese paquete de votos como algo muy importante. Madrazo defendió la alianza con el partido y en una crónica periodística se dice que la profesora Elba Esther aconsejó al Niño Verde que no pidiera licencia porque “los espacios políticos no se abandonan”. Pero no sólo ellos, hay también otros interesados en llevarse esa porción de los votos ante la posibilidad de que no haya partidos nuevos, ya que se duplicaron los requisitos y al mismo tiempo se hizo más rígido el sistema de partidos.

Se interesan en el partido no sólo por el número de votos, sino también por el membrete, que es importante, ya que el registro será válido a no ser que el IFE cancele el registro al Partido o que obligue a un real cambio de estatutos; lo que parece lejano. Con ese registro se podría luchar por la Presidencia de la República y ahí están varios interesados: Jorge Castañeda, el grupo de Carlos Salinas, la misma Primera Dama Marta Sahagún de Fox y muchos otros como el mismo Creel o el mismo López Obrador. Todos buscan tener acceso a esa fracción de la votación nacional que representa el Partido Verde.

Hay otro ángulo que también es interesante explorar, el autor de la grabación Santiago León Aveleyra, es hijo de un personaje extraño y muy activo en la política, Francisco de Paula León Olea, que en su momento fue uno de los activos promotores de la candidatura de Fox y también propició prestándoles el Polyforum que es de su propiedad a distintos grupos políticos que pugnaban por encontrar el ansiado registro en el IFE. Se sabe que este personaje trató de hacer una filial del Partido Republicano de Estados Unidos en México y ha coqueteado tanto con Marta Sahagún, con el financiamiento del libro que hizo Sari Bermúdez sobre la Primera Dama y está también involucrado con muchos partidos pequeños.

Pero a estas consideraciones falta enfatizar el daño que le ha hecho a todo el sistema de partidos en México. No es el único caso de un partido que sirve para tráfico de influencias o para otros fines no legítimos. Se abrió la puerta para que se legisle sobre partidos políticos a profundidad. No puede haber verdadera democracia sin partidos idóneos.

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