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Luchan 54 indígenas por el pago de salarios que les debe una constructora

* Estafados en la carretera Tlapa-Marquelia

Tlachinollan * La Corporación Mitla, empresa desconocida por los habitantes de La Montaña y que es una de las que ganaron la licitación para construir la carretera Tlapa-Marquelia, defraudó a 54 indígenas mixtecos y nahuas de los municipios de Tlapa de Comonfort, Malinaltepec y San Luis Acatlán, quienes trabajaron en la construcción del tramo que comprende desde el kilómetro 37 al 46 y todavía no cobran sus salarios correspondientes a las 2 últimas semanas de trabajo, que ascienden a más de 100 mil pesos.

“El problema es que uno trabaja por necesidad y nos dejaron colgados con dos semanas. Dejaron abandonado el trabajo, por eso estamos luchando”, explica Justino Pantaleón Pérez, ingeniero de la comunidad de Xalatzala que se encuentra en el grupo de trabajadores estafados.

“El trabajo no está terminado. Nosotros estamos esperando porque tienen que regresar, o alguien se tiene que hacer cargo de eso porque tiene un contrato a nivel federal con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) que tiene que cumplirse”, prosigue.

Algunos de los trabajadores fueron convocados por el contratista de dicha empresa, Felipe Jaime Salgado, quien se dirigió a los habitantes de las zonas aledañas a la carretera para “reunir a los vecinos que quisieran trabajar”. Otros llegaron a buscar trabajo en el tramo desde más lejos, por iniciativa propia, debido a la falta de empleo en la zona. Eran hombres de las comunidades de Alacatlatzala, Mixtecapa y Xalatzala. Todos, los de cerca y los de lejos, se encontraban desempleados cuando llegó Corporación Mitla a la región.

“Somos trabajadores eventuales y cuando hay trabajo en una obra ahí nos acomodamos. Y cuando llega la temporada de agua, lo primero que hacemos es ir a sembrar al campo. Estamos para trabajar y, donde nos salga, nosotros trabajamos”, resume Pantaleón Pérez.

Este grupo de indígenas mixtecos y nahuas nunca firmó ningún contrato. Sólo hubo un acuerdo verbal en el que se estableció que los oficiales cobrarían mil 600 pesos a la semana, los veladores mil 400 y los peones 900. Pero al momento de saldar las cuentas, la Corporación Mitla y los empleados que estaban a cargo de la construcción de ese tramo carretero desaparecieron sin pagarles las dos últimas semanas de labor.

Las máquinas ya fueron retiradas del lugar. Allí sólo quedan una revolvedora, un resto de cemento y algunas herramientas. Ahora que la Corporación Mitla ya se sirvió de la mano de obra desempleada de la región nadie responde al reclamo de los trabajadores engañados. Ni la empresa, de la cual quienes se pusieron a su servicio ni siquiera supieron el nombre, ni la SCT, institución que eligió a esta empresa por sobre otras posibles en el momento de la licitación y le asignó la construcción de la obra, ni del contratista que fue a buscarlos.

El residente de la SCT en la región Montaña, Francisco Mendoza Carmona, les manifestó a los trabajadores estafados que ese organismo gubernamental “no tenía nada que ver” con el pago de los salarios adeudados porque el acuerdo fue realizado entre ellos y la Corporación Mitla.

La SCT tiene obligación de dar garantías, según la ley

No obstante, si bien la SCT no empleó directamente a los trabajadores, sí contrató a Corporación Mitla. Según la ley de Obras Públicas y Servicios, esta Secretaría tiene la obligación de garantizar la capacidad técnica y financiera de las empresas que contrata para la ejecución de obras, y se supone que si entregó la licitación a dicha empresa es porque ésta cumplía con los requerimientos establecidos. Si Corporación Mitla no cumplía con las condiciones necesarias y no contaba con la solvencia económica suficiente, entonces la SCT debería haber asignado el trabajo a cualquier otra empresa de las que participaron del concurso.

Por todo lo anterior, el grupo de indígenas sostiene que el pago de sus salarios le compete a esta Secretaría y le exigen el pago directo del adeudo o, al menos, que le garantice que intervendrá para que la empresa morosa les pague.

Los defraudados trabajaron sin tener un día libre, 11 horas cada día, de 7 de la mañana a 6 de la tarde. Casi no veían a sus familiares y comían en el lugar de trabajo lo que sus mujeres les habían preparado en sus casas. Construyeron muros de mampostería para las alcantarillas, prepararon la revoltura para los muros, cuidaron la obra, transportaron cosas pesadas. Todo eso para no recibir ni un centavo.

“Nos sentimos medio desesperados porque no tenemos para comprarnos el maíz, el fríjol, todo lo que necesitamos para alimentarnos. Es que uno no tiene, por eso vinieron a ofrecernos trabajo, y últimamente dicen que no nos van a pagar”, expresa Juan Mauricio Campos, de la comunidad de Pie de Tierra Blanca, quien trabajó como peón.

Por su parte, el velador de la obra sigue en su puesto de trabajo. Narciso Gálvez Campos, habitante de Pie de Tierra Blanca, día y noche cuida las pocas cosas que la empresa abandonó en el lugar.

“¿Cómo lo voy a dejar?”, se pregunta. Y añade: “lo van a robar todo y me van a echar más culpa a mí. Lo van a agarrar todo y van a seguir los problemas”. Por esa razón, seguirá ahí hasta que le paguen. Sólo después volverá a su casa.

“No tengo dinero para comer ni nada, nomás estoy sentado ahí comiendo tierra. A veces no hay tortilla. No comemos. Ni agua hay”, asegura el velador.

Viajar a la ciudad de Tlapa para reclamar lo que les niegan implica que los trabajadores gasten dinero que no tienen.

“Por estar pendiente de este problema, se gasta”, reconoce Pantaleón Pérez. Para los que viajan desde Xalatzala, a 12 kilómetros de Tlapa, el costo es de 50 pesos. Pero para los trabajadores de lugares más alejados, como Mixtecapa, el gasto asciende a 80 pesos. Sólo de pasaje, sin contar comida ni agua. Una pequeña fortuna para quienes casi nada tienen.

Finalmente, el representante legal de Corporación Mitla, Abel Olmero, argumentó en conversación telefónica que la semana próxima pagarán los sueldos adeudados.

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