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“Nos dijeron que nadie se podía mover, o nos iban a matar”

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

“Venimos a partirle su madre a los rojos el grupo de los zetas”, fue la advertencia del grupo criminal que el sábado y el domingo pasado secuestró a 18 personas en Huamuxtitlán, lo que motivó la reacción del pueblo, incluso en contra del presidente municipal interino, Juan Carlos Merino González, a quien intentaron linchar y al que acusan de proteger a los delincuentes.
Una de las víctimas, Cristóbal Rendón Escamilla, narró ayer aquí que los miembros de ese grupo criminal que los secuestró a él y a su hija la tarde del sábado, vestían ropa negra y portaban armas largas de alto poder, y a cada rato gritaban: “Venimos a partirle su madre a los rojos el grupo de los zetas”.
Explicó que fue secuestrado entre las 6 y media y las 6:40 de la tarde del sábado, cuando viajaba con su hija de 17 años y que estudia la preparatoria, cuando iban rumbo a Huamuxtitlán.
“Los integrantes de este grupo iban fuertemente armados con pistolas y armas largas, creo que R-15 y cuernos de chivo, y una bolsa grande casi llena de balas”, dijo.
Agregó: “Yo le calculo que eran entre ocho y diez; uno se puso en frente de mi camioneta y el otro al lado. Un coche parecido a los que trae la Policía Federal se puso atrás. Uno de ellos inmediatamente me dicen que me calle y me grita palabras obscenas, muy fuertes”.
Dijo que después lo metieron a la cajuela de un Jeep, “allí me tuvieron un ratito y después nos llevaron al basurero, allá nos tuvieron otro rato atados, amenazándonos a cada rato que nos iban a matar y a cortar la cabeza. Las amenazas fueron bastantes”.
Añadió que aproximadamente a las 10 de la noche otro grupo llegó con unas 12 personas más que habían levantado, “eran familias que iban para la ciudad de Tlapa, que quizás igual que nosotros, que nada tenían que ver en ningún rollo. Una camioneta de una familia fue totalmente destruida por ellos”.
Dijo que otros, según les comentaron, eran comerciantes del vecino estado de Puebla que venían a vender el fin de semana a Huamuxtitlán.
Agregó que después de las 11 de la noche los subieron a una camioneta Ford grande, cubierta, en donde los llevaron rumbo al estado de Puebla y a la altura de Tunzingo se metieron por una vereda, “y en un espacio se detuvieron y nos dijeron que nadie se podía mover durante media hora, que si no, nos iban a matar”.
“Pero después de un gran rato, ya cuando no se escuchaba nada, le dije a mi hija que se bajara para que fuera a ver a unas señoras y a un niño de seis años que iban en la caseta, y que intentara abrir la puerta para que respiraran, porque todos nos estábamos ahogando”, relató.
Explicó que después de que se percataron que ya los delincuentes no estaban, comenzaron a caminar a la carretera, en donde después fueron encontrados por los ciudadanos que los buscaban.
Añadió que para entonces eran entre las 12 y 12 y media de la noche del mismo sábado.
Informó que al otro día, ya cuando se encontraban reunidos en una casa de otra de las familias que fueron levantadas, les llamaron por teléfono para ver si podían ir a reconocer a uno de los delincuentes que estaba detenido, “y efectivamente, estoy seguro que es uno de ellos porque no estaban cubiertos de la cara”.
Indicó que todos los delincuentes vestían pantalón de mezclilla negro, camisa negra, gorra negra y botas tipo militar, pero que ninguno se cubría la cara y que por eso pudo reconocer al que le mostraron.
Informó que entre el grupo de 12 personas secuestradas con el que le tocó estar, había cuatro mujeres, incluida su hija, y el niño de 6 años de edad, aproximadamente.
Explicó que en su caso lo interceptaron adelante del Puente Encajonado, de la carretera Huamuxtitlán-Puebla, por donde tiraron al diputado federal del PRI Moisés Villanueva de la Luz, asesinado el año pasado.
También rechazó que el levantamiento del pueblo en contra del alcalde y de los delincuentes tenga que ver con partidos políticos. “Todo tiene que ver con el sentimiento de abuso de autoridad y la indignación por los constantes delitos que se cometen, sin que nadie haga nada”, recalcó.
“Yo le dije al gobernador (en la reunión de la tarde de ayer) que tengo miedo, que mi vida peligra porque a lo mejor ellos me identificaron, saben quién soy y estoy viviendo un momento de susto”.
Además, manifestó que el lunes hubo llamadas telefónicas a varios vecinos de Huamux-titlán, en las que les decían que cerraran las escuelas y todos los comercios porque venía el grupo armado por Olinalá y Cualac y que habían comenzado los tiroteos. “Que venían los sicarios para matar a todos los niños que encontraran en las escuelas”.

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