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La Condesa, un sitio para el comercio sexual privado y público

 

En el libro La infancia como mercancía sexual: México, Canadá y Estados Unidos, el antropólogo Miquel Angel Ruiz Torres relata que la zona de bares denominada La Condesa, que abarca de la glorieta de La Diana al hotel Fiesta Americana, “la prostitución está más vinculada a espacios cerrados como bares y table dance, pero hay dos lugares donde los acuerdos comerciales se llevan a cabo en el espacio público: la banqueta sobre la Costera, en la zona de bares (femenina), y en las piedras de la playa Condesa (masculina).

El autor precisa que en La Condesa existen dos subgrupos de prostitución: los que laboran en la zona comprendida entre la banqueta y la entrada a los bares, donde se reúne gente con amigos o con su familia; y de la banqueta a la calle, en la angosta franja donde estacionan los taxis, pues allí se reúnen las sexoservidoras, los promotores que las controlan, los taxistas que las contactan, y es el lugar donde se acercan los clientes a preguntar.

El texto dice que “según un promotor turístico de la Condesa, cada vez llegan más mujeres a trabajar como sexoservidoras más o menos explícitas de esta segunda zona, y en su mayoría son originarias de Acapulco, y algunas de ellas son menores de edad, aproximadamente una cuarta parte del total. Pero otras no se detienen en la zona de los taxis, sino que prefieren pasear en grupo y entrar en los bares, donde contactan ellas mismas con los clientes”.

En el libro se agrega que los turistas, en estos casos, tienen dificultades para reconocerse como sexousuarios. A partir de las 9 de la noche, y hasta la alta madrugada, todos los días, y especialmente en las temporadas altas, hay niñas y jóvenes en la zona.

El precio de las que ejercen en la zona de los taxis es de 500 pesos por una hora, mientras que las otras pueden tener formas más sutiles de cobro.

La característica principal de la zona es la fuerte permanencia de las chicas, y la dificultad para distinguir en un primer momento el ocio del sexoservicio. En el caso de las niñas menores que van en grupos de amigas, es más probable que salgan como si fueran a divertirse y vestidas discretamente, menciona el libro.

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