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En Bellas Artes, músicos, cantantes y público claman por Ayotzinapa tras final de concierto

*La Capella Barroca de México dirigida por Horacio Franco hace que los asistentes se levanten de sus asientos y comiencen a contar del 1 al 43 antes de gritar “Justicia” y despedir entre aplausos el último acto celebratorio de los 80 años del Palacio

Agencia Reforma

Ciudad de México

Qué intenso, qué triste, qué hermoso. Fallan los adjetivos en la entrada del Teatro de Bellas Artes para describir el final de la Capella Barroca de México: 40 músicos y cantantes, dirigidos por Horacio Franco, que dicen gracias y levantan pancartas para recordar a los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa secuestrados por la policía.
Acaban de cantar a coro, acompañados por instrumentos barrocos, el Alleluja! Gelobt sei Gott, de Johann Sebastian Bach, y el público que casi llenó los tres niveles del teatro estaba emocionado. Algunos se levantaron de sus asientos, otros comenzaron a contar del 1 al 43 antes de gritar “Justicia!”; todos aplaudieron.
“¡Qué hermoso, qué intenso!”, exclamó la señora Irma Arellano en la planta baja, antes de pedir a gritos: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Las pancartas decían: “México no te duermas, aún nos faltan 43”, “43 semillas de conciencia”, “Todos somos Ayotzinapa” y “Solidaridad con Ayotzinapa”. En las otras dos se habían dibujado los rostros de los 43 jóvenes desaparecidos.
El acto, cerca de las 10 de la noche, culminaba un concierto que mezcló la desfachatez con que Franco, traje plateado, un arete en la oreja, dirigía a los músicos y cantantes pioneros en el uso de técnicas y instrumentos barrocos, y la tristeza o melancolía de esta música: tenores, sopranos y mezzosopranos, violines, fagots, clavecines, flautas de pico y un órgano rojo al centro, más un coro, que interpretaron también piezas de Marc-Antoine Charpentier y de Giuseppe Torelli.
Si bien el concierto fue el último acto celebratorio de los 80 años del Palacio de Bellas Artes, también fue un resumen de un estado de ánimo de artistas y espectadores ante la situación de violencia, incluso policial, que vive el País. Antes de que Capella Barroca interpretara una pieza más, el grito de “¡Justicia!” fue de todos los asistentes.
Al final todos salieron, hacia la noche fría, exhaustos como lucen quienes han tenido un impacto emotivo, buscando un adjetivo. “Fue impresionante”, dijo el señor Gerardo Ramírez, un ingeniero retirado. “Otros grupos lo han hecho también y yo creo que es necesario recordar los agravios, aunque nos vuelvan a doler, no necesitamos olvido, ni que pidan perdón, sino que se logre la justicia”.

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