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Acepta Luis Zapata que en su novela Como sombras y sueños hay un dejo de su vida

*Ante más de una treintena de invitados, los escritores José Gómez Sandoval y Victoria Enríquez, moderados por la directora del museo José Juárez, Gela Manzano, hicieron la presentación en dicho recinto

Óscar Ricardo Muñoz Cano

Como sombras y sueños, el más reciente libro del escritor guerrerense Luis Zapata, es como el resto de su obra: bastante entretenida, que seduce, atrapa, y que mezcla perfectamente la realidad con la ficción, coincidieron los presentadores del mismo ayer en el Museo José Juárez, de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) en Chilpancingo.
Ante más de una treintena de invitados, los escritores José Gómez Sandoval y Victoria Enríquez, moderados por la doctora Gela Manzano, además agradecieron la presencia del escritor, a quien expresaron su orgullo por ser de Chilpancingo y, con quien compartieron un sencillo coctel al término de la presentación.
La novela, que apareció este año de la mano de Ediciones Cal y Arena, trata en sus poco más de 200 páginas sobre la depresión en la vida de Orlando Barreto, escritor y personaje principal, quien “sufre y resufre” la enfermedad que en los primeros días, quizá semanas, sólo se manifiesta por medio de un cansancio que no llega a ser alarmante pero poco después se vuelve un mal que lleva a Orlando a pedir desesperadamente un milagro cada día: que desaparezca.
Así, y en un intento por suprimir la depresión, se dice a sí mismo que está recuperándose de la anterior temporada en que anduvo activo, entusiasta, acaso eufórico. Así es esto de la energía, se dice; es normal, son rachas, no se puede estar todo el tiempo arriba.
Pero la verdad es que ese sueño se recrudece y después, por la frustración, viene entonces el desaliento, las preguntas sobre el sentido de su vida, esas preguntas que no tienen respuesta, o sólo una respuesta que él no quiere oír.
En su intervención, la escritora Victoria Enríquez mencionó que leer la novela le permitió entrar a un mundo íntimo y conmovedor, pero a la vez fuerte y con pasión por la vida.
Luego de leer un breve texto donde evocó a El Quijote de Cervantes (capítulo 23 de donde quizás y provino el título de la novela), destacó además que el libro de Zapata mezcla con maestría las palabras “en medio de la enfermedad y la imaginación”.
Por su parte, José Gómez Sandoval también dio lectura a un texto que elaboró para la ocasión y en el que recordó un poco de la historia personal de Zapata, quien vivió su infancia en Chilpancingo y la relacionó con el libro De cuerpo entero, que escribiera Zapata en 1990 y que pretendió ser una autobiografía.
“Son pocos mis recuerdos lejanos. Antes de entrar al kínder, se reducen a tres imágenes y dos de ellas se relacionan con el cine…”, inicia el libro en cuestión y a partir de ahí Gómez Sandoval evocó la pasión por el cine en Zapata y que hasta la fecha influye en su trabajo, mismo que alabó.
Tras la relatoría de la obra de Zapata, Gómez Sandoval “dio en el blanco” al destacar que Luis inventa un personaje que quizás sea él mismo, pues la novela, tiene hasta un “espíritu neurótico” pues el autor aceptaría más adelante que hay un dejo de su vida en sus páginas.
Técnicamente, Como sombras y sueños, está narrada en primera y en tercera persona y a decir del mismo Zapata, tiene vasos comunicantes con El libro del desasosiego, del escritor portugués Fernando Pessoa, que si bien no habla propiamente sobre la depresión, pues el concepto no existía en esa época, sí menciona la melancolía y ese estado de la sique.
Además, y en un intento por reproducir los problemas que al tiempo le aparecen a Orlando, son constantes las repeticiones de frases, ideas y hasta recuerdos así como las preguntas sin respuesta y sus contradicciones.
“Sin preocuparme por torpezas de estilo, las partes en primera persona son más sueltas, excedidas, es como un río, y a tercera persona es como una barrera de contención, es un estilo más sobrio”, aseguraba en entrevistas previas el autor sin olvidar que la historia es circular ya que inicia y termina de la misma manera e incluso con la misma frase: “Empieza, y termina Orlando Barreto escribe, escribo…”.
No obstante, lo que llamó la atención a los presentes es que el texto guarda relación con la historia de vida de Luis Zapata quien aceptó que por muchos años padeció la depresión.
“Acudí a mis recuerdos, a mis experiencias y las transformé dándole un trabajo literario”, respondió el autor en la muy breve sesión de preguntas posterior a que Zapata leyera un fragmento de su novela.
Así también, y en medio de las felicitaciones y los aplausos, tuvo oportunidad de “desmarcarse” de ser un escritor de temática gay pues destacó que en lo que ha escrito, en el conjunto de su obra, se refleja una porción de la vida homosexual solamente, y abundó que se compromete siempre y sólo con la obra que está en proceso.

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