Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Carlos Pérez Aguirre

Guerrero, una pesadilla

 

Ante la ola de “indignación” que se nota dirigida y con tintes mercenarios e interesados, y que han levantado algunos personajes que denuestan irracionalmente contra aquellos que se han atrevido a alzar la voz y a manifestarse para buscar justicia por la desaparición y masacre de los jóvenes ocurridas en Iguala, es necesario recordar que la principal causa de la indignación ciudadana, mayoritaria por cierto, se ha incubado a través de varios años y es resultado de la ineficiencia y complicidad de las autoridades con la delincuencia y con la corrupción.
Podemos realmente pedirles a los padres de esos jóvenes agredidos en Iguala y que hasta hoy 42 aun no aparecen, a los padres y familiares de los miles de desaparecidos y asesinados en todos estos años, a los familiares de aquellos que yacen en fosas, a aquellas familias de miles de empresarios que en la entidad y en el país han sido asesinados y secuestrados, que sean juiciosos, que no protesten o que cuando protesten lo hagan en las mismas instancias de las que sospechan se generaron las agresiones, y que lo hagan con compostura. Realmente sería absurdo, sobre todo cuando sabemos que el llamado Estado de derecho está seriamente vulnerado y es prácticamente inexistente. El argumento que se esgrime es que no se puede responder a la violencia con más violencia, lo cual es valido, ¿pero? enormes manifestaciones se dieron y se siguen efectuando en todo el país, diversos actos se han realizado en todo el planeta, y lo único que se logró es que, de manera cínica el priista presidente dijera que “todos somos Ayotzinapa” cuando no ha podido, con la enorme estructura que tiene el gobierno, resolver de manera mínimamente creíble por lo menos el móvil del hecho. Y más aún, la investigación reseñada en la revista Proceso arroja un enorme número de conjeturas y, sobre todo, desconfianza, que ya existía, sobre la actuación de los cuerpos del estado. Hasta el gobernador, Rogelio Ortega Martínez reconoció o acaba de descubrir que la realidad que vive Guerrero es “peor que una pesadilla”, y señaló que la crisis actual que se vive no es de Guerrero sino del Estado mexicano.
Por todo lo anterior, resulta realmente fuera de la verdad que algunos, no todos, empresarios de Acapulco endilguen al movimiento por Ayotzinapa la crisis de atracción turística, y por tanto económica, que está pasando, no sólo el puerto de Acapulco sino toda la entidad, lo cual realmente no es cierto. Recordemos, la crisis del puerto despunto hace ya algunos años, primero por la caída de atractivos, el envejecimiento de la infraestructura y sobre todo el descuido. El desarrollo de Punta Diamante benefició a un sector y a una zona de Acapulco, sobre todo en lo referente a construcción y desarrollo inmobiliario, pero deprimió al llamado Acapulco Tradicional y al Diamante; posteriormente, los desastres naturales y el Manuel, natural y humano agredieron las finanzas y la capacidad de obra del Ayuntamiento. La delincuencia sistemática se ha sufrido con diferente intensidad. Por ello, sorprende lo que dice el presidente de la Coparmex de Acapulco, Joaquín Badillo Escamilla, que “no deben de pagar justos por pecadores” y planteó “manifestaciones que no rompan el Estado de derecho, que no estén por encima de la ley”. Dijo que los ciudadanos que circulan por las carreteras y encuentran un bloqueo exponen a que el vehículo en el que viajan, “por el que pagó mucho”, lo rayen y dijo que “no se vale” que les quiten los productos a los automóviles repartidores que transitan por las carreteras ni que bloqueen la autopista. Pidió que se transite por una ruta de paz y armonía en la que “se privilegie el respeto al derecho ajeno” y propuso pasar a la etapa de la reconciliación.
Badillo Escamilla dijo que los ciudadanos no están contra las manifestaciones, porque la causa es inobjetable, y les dijo que es “comprensible” y “aceptable” la crisis que vive el estado por lo ocurrido en Iguala, lo que describió como “una película de cosas inimaginables”. Dijo que él está “unido y hermanado, en cuerpo, alma y corazón” como ciudadano, como padre de familia. Criticó a los partidos políticos y dijo que “la política es algo tan importante que no se puede dejar en manos de los políticos”; hasta aquí el señor Badillo.
Sin embargo debemos precisar que una manifestación no esta sobre la ley, pues la ley le da ese derecho al ciudadano, en cuanto a los rayones de vehículos, habrá que comprobarse esta aseveración, muchos hemos transitado por esos bloqueos carreteros y hasta ahora ni a mí ni a mis conocidos les han tocado esos rayones. La reconciliación es necesaria claro, pero primero el esclarecimiento de los hechos y la aplicación de la justicia, como padres de familia. La empresa que dirige este empresario absorbe, según información, casi el 96 por ciento de los contratos que, sobre seguridad privada otorga el sector público de guerrero, los cuales absorben millonadas de recursos entre los que se encuentra la SEG, SSA, UAG –organismos que cuentan con cientos de centros de trabajo de diversos tamaños– y casi todas las dependencias de gobierno, lo que se puede llamar un monopolio de servicios otorgados al gobierno, según información de ONG, esta empresa fue creada y beneficiada con enormes contratos en la administración Zeferinista, y algunos la vinculan con la familia de ese personaje, lo que tampoco se vale. ¿No creé usted, amable lector?
Sí, todo esto hace que Guerrero sea una pesadilla de impunidad.
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