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México es ejemplo de asesinato de estudiantes y de la naturaleza: Festival de las Resistencias

*En Xochicuautla, Estado de México, los pueblos que asisten convocados por el EZLN plantean que “es tiempo de que todas las luchas se hermanen”. Padres de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos y asesinados reciben la solidaridad del encuentro. También mencionan los casos de los presos Nestora Salgado y Marco Antonio Suástegui

Lourdes Chávez

San Francisco Xochicuautla, Estado de México

Si los gobernantes hicieran lo correcto no existiría el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), estudiantes asesinados y desaparecidos en Ayotzinapa, autodefensas en Michoacán ni estaría en la cárcel el vocero de la tribu Yaqui, Mario Luna Guerrero y la comandante de la Policía Comunitaria de Olinalá, Nestora Salgado García, “presa política que sigue en pie y resistiendo”, dijo la consejera suprema del Consejo Indígena de San Francisco Xochicuautla, Dominga.
Durante la inauguración del Festival de las Resistencias y la Rebeldía contra el capitalismo, que presidió una comisión de padres de 42 (antes 43) alumnos desaparecidos de la Normal Rural, la consejera subrayó que México es ejemplo de asesinato y desaparición forzada de estudiantes.
En el acto, delegados de pueblos originarios, además de solidarizarse con la exigencia de justicia, presentación de los desaparecidos de Ayotzinapa, denunciaron los problemas de persecución, hostigamiento y encarcelamiento de activistas por la defensa de la tierra.
Las actividades del festival comenzaron con la quema de incienso alrededor de los padres de familia al frente de la carpa que se instaló para recibir a más de 5 mil personas de diferentes estados y nacionalidades. Un grupo de indígenas ñathô (otomí del alto Lerma) hizo una oración combinando con rituales católicos para instalar una ofrenda de pan y maíz, para pedir por los desaparecidos de Ayotzinapa.
A las 3 de la tarde, las autoridades comunitarias de San Francisco Xochicuautla dieron la bienvenida oficial a los asistentes y la consejera suprema dio un mensaje para el mundo. Indicó que es tiempo de que todas las luchas se hermanen, que los pueblos se den un abrazo fraterno para demostrar al mundo que la misión de los pueblos originarios es el cuidado de la tierra “donde emana la vida y el sustento”.
Subrayó que la naturaleza no puede ser reemplazada por el dinero, pero existen tres grandes males que la ponen en riesgo. El primero, que calificó como una enfermedad, “es la ignorancia de quien desconoce el peligro en que se encuentra nuestra madre porque los empresarios la están explotando”.
El segundo mal es la apatía, a pesar de que algunos saben lo que pasa, mientras no les afecte no hacen nada, y el miedo, pues por el temor a sufrir una represalia, hay personas que no hacen nada.
Entonces señaló que México es un ejemplo para el mundo por asesinar estudiantes y “también asesinan a la madre naturaleza (…) por tal motivo levantamos la voz y le hacemos ver al gobierno que estamos inconformes con su mal actuar”.
Añadió que si en el mundo todos los gobernantes hicieran lo correcto, no existiría el EZLN, Ayotzinapa, autodefensas ni los presos políticos, y de manera particular se refirió al vocero yaqui y a la líder de la Policía Comunitaria de Olinalá en Guerrero, Nestora Salgado, presa en un penal de máxima seguridad en Tepic, Nayarit.
Consideró que si en México hubiera justicia, “los políticos corruptos y enriquecidos serían los que estuvieran en prisión”.
Como alternativa a esta situación, destacó que los de abajo, aunque tengamos carencias materiales, tenemos riqueza espiritual, y los pueblos indígenas fueron creados para defender el planeta de la depredación, “y estamos aquí para hacerles ver que esta enfermedad, y por más que quieran desaparecernos (porque les incomoda), no lo lograrán”.
Se pronunció contra la construcción de la autopista de Naucalpan que cruza sus tierras en el estado de México, así como la presa hidroeléctrica La Parota, en Acapulco, cuyo dirigente Marco Antonio Suástegui también está preso en un penal federal lejos de su familia. También se manifestó contra el acueducto de Sonora, que le quita agua a los pueblos afectados, contra la violación a los derechos agrarios e indígenas, y expresó: “sí al amor, a la vida y a la humanidad”.
El delegado de San Sebastián Bachajón, al norte de Chiapas y adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, denunció que dos de sus compañeros fueron asesinados y tres llevados a prisión por defender sus tierras comunales.
Anunció que ayer, la población tzotzil recuperó las tierras que le despojaron el 2 de febrero de 2011, en complicidad con el entonces presidente del núcleo agrario. Responsabilizó a los tres niveles de gobierno si algo le ocurre a las personas que están montando guardias en las tierras que legítimamente les pertenecen.
De San Lorenzo Huitzizilapan, el delegado señaló que sufre el mismo problema que San Francisco Xochicuautla, por la construcción del puente de Naucalpan, al que se opone este núcleo agrario; “también decimos que no vamos a ceder un paso, y nos vamos a quedar en la raya, si eso quiere el gobierno. Queremos decir que nuestra dignidad la vamos a seguir defendiendo y en este festival de las resistencias y de las luchas queremos decir al mal gobierno que estamos indignados y seguiremos luchando con mente consciente, contra este mal gobierno”.
Al concluir cada intervención gritaban consignas por los desaparecidos, “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, y recordaron otros crímenes como el de Acteal, y el de la guardería ABC.
El Congreso Nacional Indígena, el segundo convocante, declaró que los pueblos no pueden seguir separados, tolerando masacres, persecuciones, presos políticos, casos como Tlatlaya, donde militares asesinaron a civiles y los feminicidios en el Estado de México que no han sido esclarecidos.
Cerraron las participaciones los padres de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, y en nombre de ellos, César Mario González Contreras ratificó que no se darán por vencidos, que no han recibido nada del gobierno, y pidió todo el apoyo de la población solidaria con la demanda de justicia, porque ya perdieron trabajo en tres meses de búsqueda de sus hijos.
La madre de Julio César Ramírez, el joven normalista asesinado y desollado en la masacre de Iguala, Bertha Nava Martínez señaló que su hijo tenía muchas ganas de estudiar, “quería dar clases y abrir los ojos a las mamás y a los papás que tienen derecho como nosotros, pero el gobierno no quiere que el pueblo despierte”, aseguró.

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