Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Federico Vite

Apuntes sobre la Ciudad Eterna

(Primera de dos partes)

 

El factum erótico, usado para mostrar la frivolidad de la burguesía italiana del siglo pasado, es la propuesta de Alberto Moravia en su novela La noia (El tedio), publicada por primera vez en 1960 y reeditada infinidad de veces tanto al español, como al inglés y el italiano. Este libro obtuvo el premio Viareggio, uno de los más prestigiosos de Italia, y gracias a ese galardón, la novela más importante de una trilogía que incluye Los indiferentes y La vida interior apacigua las críticas de los círculos intelectuales de aquel país. Los lectores de Moravia celebraron ese reconocimiento, aplaudieron la unanimidad que este autor generaba: era bueno para los especialistas y para el vulgo. La propuesta realista cerró filas. En 1960, Moravia se convirtió en el crítico más duro de La dolce vita.
El tedio narra la vida holgada de un pintor adinerado que abandona la casa familiar y monta un estudio con la intención de consumar su pasión por la pintura, pero en la medida que Dino se confronta con el arte e intenta sublimar su existencia creando su obra, no logra plasmar nada en el óleo. Cree que la causa de todos sus conflictos, malhumor, neurosis y bloqueo artístico son justamente nacidos del aburrimiento. Encuentra una correspondencia entre el tedio y la riqueza, así que se pone en acción, trata de que la austeridad lo toque un poco.
Entonces el aburrimiento se convierte en una especie de depresión violentísima y en el motor de este libro, es el generador de las peripecias que ocurren en las páginas de esta indagación moral. Así que Dino busca alguien para explorar su sexualidad, porque eso siempre le ha dado resultado para salir de los bloqueos, aunque esta vez, descubre la frivolidad de su existencia.
El tedio, traducida por primera vez al castellano en 1984, pareciera, a primera vista, un espectacular relato de la adolescencia sexual de un hombre rico, pero en la medida que el lector avanza en el cuerpo de esta novela descubrirá con asombro que hay una crítica fabulosa a la burguesía italiana. Moravia se suelta el pelo y disecciona su país, su clase social, porque él siempre fue un tipo con suerte, estaba respaldado por la riqueza de una familia bien acomodada. Se aventó el boleto de tomar las riendas de un libro en el que muestra con dureza el marasmo de una nación atrofiada por el facismo.
Moravia se da de golpes con la realidad, lo hace mediante Dino y analiza pues los efectos de la sociedad en las relaciones afectivas. El sondeo de este escritor romano radica en preguntarse, ¿cómo se relaciona la burguesía italiana en el amor, el arte y la sociedad? Se propuso una empresa muy ambiciosa, un proyecto que fue criticado duramente, pero en la medida que pasa el tiempo, pareciera que los resultados de El tedio han sido satisfactorios, acertados, brillantes.
Durante un par de décadas, Moravia tuvo que luchar contra la sombra del gran Italo Svevo, autor de la monumental novela La conciencia de Zeno, pues los colegas de Moravia veían en él a un arribista, un plagiario de los mejores pasajes de Svevo, quien también criticó, a su muy particular manera, los usos y costumbres de la burguesía italiana. Fueron muy duros con él, no lo bajaban de junior. El tiempo, como les comentaba, le ha dado la razón a este hombre que terminó involucrándose en la política de una manera lamentable.
En Roma, ciudad natal de ese caballero, se le recuerda con bastante admiración, se reeditan sus libros, aún se lee con entusiasmo; muchos de los noveles narradores romanos ven en él al escritor que con mayor aplomo trabajó el realismo.
El tedio es una introducción a los estratos sociales de Italia, país que bajo la apariencia de bienestar y progreso oculta una crisis profunda, mantiene una agridulce relación con su pasado. Y es Roma una ciudad fundada y derribada sobre fantasmas, un palimpsesto que no se agota, que posee los vicios de antaño, las virtudes magníficas de Occidente, pero sobre todo, es una ciudad en la que dialogan varios tiempos en un mismo presente y esta cualidad de la Ciudad Eterna es parte del proyecto que los nuevos escritores intentan analizar en su obra. No buscan presumir las virtudes de la italianidad, sino las motivos por los que Roma se ha vuelto un monumento grandioso a lo perdido, porque Roma, la que existe más allá de los límites de la ciudad vieja, es mucho más compleja que los arcos, los coliseos, las esculturas y las fuentes. Que tengan buen martes. Feliz Navidad.

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