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A pasar vacaciones o a hacer negocio, poco a poco llegan turistas al puerto

Mariana Labastida

Poco a poco van llegando los turistas a las diferentes playas de Acapulco, como los Martínez, que con todo y maletas decidieron irse a bañar antes de llegar al hotel donde se hospedarán hasta el próximo lunes.
Después del mediodía es mayor el número de personas que se acercan a esa zona de la bahía de Santa Lucía para disfrutar del día nublado en la playa.
Los Martínez son 30 personas, entre adultos y menores de edad, que viajaron a Acapulco en diferentes vehículos; “queríamos venir al mar primero”, respondió Lorena cuando se les preguntó si llevaban o iban de salida, porque estaban en las escaleras del Asta Bandera con maletas.
Dijo que llegaron al mediodía a Acapulco y no perdieron el tiempo, que decidieron quedarse en la playa Papagayo y por la tarde llegarán al hotel donde hicieron reservaciones.
Los Martínez dieron trabajo inmediatamente a la mujer que les ofreció trencitas en el cabello, lo cual aceptaron para que les dure toda la semana. Vienen de diferentes municipios del estado de México y se animaron a viajar para pasar por primera vez la Navidad en Acapulco.
“Campechana sabrosa, con camarón, pulpo, cangrejo  y pescado”, ofrece uno de los vendedores que trae en una charola tres platos desechables con el platillo que muestra a los turistas. “100 pesitos” el costo del mismo, va de sombrilla en sombrilla, aunque no son muchas las que se ven en la playa.
Hay espacio suficiente para transitar entre las sombrillas, de las cuales solo hay una fila y la segunda no está puesta en su totalidad. Tampoco todos los toldos están ocupados, será un 70 por ciento de las sillas puestas las que están en uso y no son todas las que se colocan en un día de alta ocupación.
“A 190 la bolsa, oferta para que no la pague a 200”, ofrece otro vendedor de bolsas tejidas a los visitantes; “donas, donas” se escucha a uno más.
Entre los puestos de refrescos, aguas y quesadillas que están de manera improvisada para que los vendedores que van por la playa se abastezcan, hay uno de sushi. Los hermanos Palacios vieron la oportunidad de hacer un poco de dinero para salir de fiesta por la noche mientras están de vacaciones.
Eliot es enfermero y trabaja en Acapulco. Ulises trabaja en un restaurante elaborando sushi en el Distrito Federal, y ambos coincidieron con sus periodos de descanso y decidieron poner el negocio que iniciaron la semana pasada y, según dijeron, les ha ido bien.
El rollo que ofrecen por 40 pesos lleva cangrejo, queso filadenfia, pepino, piña, mango y aguacate, y lo varían según la petición del cliente.
El primer día de venta los llevaron hechos, sin embargo les pareció mejor prepararlos en el instante e improvisaron la mesa con un tambo volteado con un tabla,  y los ingredientes para que no se echen a perder los tienen en cajas de plástico con un poco de hielo.
Los prestadores de servicios turísticos ofrecen inmediatamente a quien se acerca sillas, sombrillas o un paseo en banana, depende a lo que se dedique cada uno, así le ocurrió a Martín Flores y su familia, que iban llegando a las 2 de la tarde a la playa.
Martín y su familia solamente pasaron un día en Acapulco, viajaron desde Teloloapan para disfrutar de la playa; él no se ve muy entusiasmado con la visita, sus familia sí y son ellos los que después de tomarse una fotografía avanzan hacía la arena, él se queda viendo la bahía.

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