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“Basta ya”, dice el Episcopado tras el asesinato del cura

Tras el asesinato del cura de Altamirano, el Episcopado lanza un “basta ya” a la violencia

Exige la Iglesia católica a las autoridades esclarecer el homicidio de López Gorostieta. “No queremos más sangre. No queremos más muertes. No queremos más desaparecidos”, dice en comunicado

 

Jacob Morales Antonio

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lanzó un “¡Basta ya!” a la violencia, y exigió a las autoridades gubernamentales el esclarecimiento del asesinato del sacerdote de ciudad Altamirano, Gregorio López Gorostieta, levantado el lunes por sujetos armados.
Por su parte el arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, afirmó que la Iglesia católica está coadyuvando con la Fiscalía General del Estado en las investigaciones para esclarecer el crimen y dar con los responsables.
Además informó que hasta ayer no tenía reportes de Iglesias cerradas por la violencia en el estado.
El comunicado firmado el 25 diciembre por el arzobispo de Guadalajara y presidente del CEM, José Francisco Robles Ortega, expresa la indignación de la iglesia.
“¡Basta ya! No queremos más sangre. No queremos más muertes. No queremos más desparecidos”, dice el comunicado.
“Exigimos a las autoridades el esclarecimiento de éste y de los demás crímenes que han provocado dolor en tantos hogares de nuestra patria, y que se castigue conforme a derecho a los culpables”, señala.
Llama a la reconciliación y la paz del país. “Renovamos nuestra invitación a unirnos para pedir a Dios por la conversión de todos los mexicanos, especialmente de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte, y para que todos nos comprometamos a ser agentes en la construcción de un México justo, reconciliado y en paz”.
Además expresa el dolor y pena por la muerte del sacerdote de 38 años que “perdiera la vida de una forma injusta y violenta”, lo que mantiene en luto a la Diócesis de Ciudad Altamirano y a su familia.
En consulta telefónica el arzobispo de Acapulco, Garfias Merlos, señaló que tras el asesinato del padre, la Iglesia seguirá cumpliendo la misión de construir paz.
Abundó que la Iglesia seguirá “yendo donde nos corresponda ir” e informó que hasta ayer no tenía reportes de templos cerrados por la situación de violencia que vive el estado.
“La misión que tenemos, en el esfuerzo que tenemos de seguir construyendo la paz y seguir como iglesia participando y colaborando para que pueda conseguirse la paz en medio de esta situación de violencia e inseguridad”, expresó.
De las investigaciones del caso manifestó que la Iglesia está coadyuvando con la Fiscalía General del Estado para que el caso sea esclarecido, pero no quiso dar mayores detalles porque será la arquidiócesis de Ciudad Altamirano la que dé la información.
Sobre la participación de las autoridades federales en el caso dijo que fue para apoyar en la búsqueda de López Gorostieta pero las investigaciones están a cargo de la Fiscalía del Estado.
La madrugada del lunes 22 de diciembre López Gorostieta fue secuestrado por personas armadas que irrumpieron en el seminario Mayor La Asunción, ubicado afuera de Ciudad Altamirano, en las faldas del cerro Chuperio.
En otro caso, el 21 de septiembre el sacerdote José Ascensión Acuña Osorio, párroco de San Miguel Totolapan, fue levantado y su cuerpo apareció dos días después flotando en el río Balsas.
El 30 de abril el sacerdote ugandés John Ssenyondo fue raptado por delincuentes armados cuando salía de oficiar una misa en Santa Cruz, municipio de Chilapa, y se dirigía a la iglesia del poblado de Nejapa, en donde estaba asignado desde hace cinco años.
El 14 de noviembre el Servicio Médico Forense (Semefo) de Chilpancingo informó que uno de  las 13 osamentas encontradas el 29 de octubre en la comunidad de Ocotitlán, en Zitlala, pertenecía al sacerdote ugandés.
La iglesia ha denunciado levantones, ataques y extorsiones por parte de grupos delictivos a sacerdotes del estado.

 

 

Enviarán a Uganda el cadáver del sacerdote John Ssenyondo

 

Los restos del sacerdote John Ssenyondo, originario de Uganda y quien desapareció el pasado 30 de abril tras oficiar una misa en Santa Cruz, municipio de Chilapa, fueron llevados a la embajada de su país en la ciudad de México.
De acuerdo con una fuente de la Fiscalía General del Estado (FGE), los restos del eclesiástico permanecieron más de un mes en las instalaciones de Semefo, luego de realizarle las pruebas de ADN para ser identificado, y trasladado a su país.
Informó que el viernes los restos fueron llevados a la embajada para ser trasladados a la República de Uganda y entregarlos a sus familiares.
El 30 de abril el sacerdote ugandés John Ssenyondo fue privado de su libertad por delincuentes armados cuando salía de oficiar una misa en Santa Cruz, municipio de Chilapa, y se dirigía a la iglesia del poblado de Nejapa, donde estaba asignado desde hace cinco años.
Cuando fue desaparecido, testigos del hecho dijeron que sus captores lo sometieron y lo encajuelaron en su propio auto compacto, y así lo divulgaron autoridades eclesiásticas.
En su edición del 8 de mayo El Sur informó que el misionero africano había sido privado de la vida y en un comunicado la diócesis Chilpancingo-Chilapa llamó a hacer oración por su regreso y “la conversión al bien” de sus captores.
Después, el 29 de octubre, 13 osamentas humanas fueron encontradas en un paraje de la comunidad de Ocotitlán, municipio de Zitlala.
Hace más de un mes, el Servicio Médico Forense (Semefo) de Chilpancingo informó que después de obtener los resultados de las muestras dentales a través de su odontóloga, confirmaron que uno de los cuerpos era el del sacerdote ugandés. (Luis Blancas / Chilpan-cingo).

 

Más de mil personas piden justicia al
recibir al sacerdote asesinado en Altamirano

 

Israel Flores

Ciudad Altamirano

Este viernes cerca de las 5 de la tarde más de mil personas recibieron el cadáver del sacerdote Gregorio López Gorostieta en esta ciudad, para darle el último adiós en medio de gritos de protesta y exigencias de justicia por su asesinato.
El obispo Maximino Martínez Miranda, en un mensaje muy concreto a los medios, dijo que le deja a Dios el resultado del caso y espera que las autoridades gubernamentales hagan lo que les corresponde, y señaló que la Iglesia católica no debería de pasar por estos casos, dado que sus ministros están solamente para predicar el evangelio.
Desde muy temprano estuvieron esperando el cuerpo, pero la Fiscalía General del Estado tardó el trámite, según explicó el obispo Martínez Miranda, de tal forma que pasaron cerca de 24 horas para que lo entregaran en el Servicio Médico Forense en Iguala.
Se anunció que el fiscal del estado estuvo en Iguala entregando el cuerpo y dialogando con familiares y sacerdotes acerca de lo acontecido.
Cerca de las 5 de la tarde arribó el cadáver a esta ciudad, en donde ya lo esperaban seis ambulancias, que en medio de sirenas acompañaron el cuerpo desde el aeropuerto de Santa Bárbara hasta la entrada de la población.
En la Glorieta de los Héroes cerca de mil personas estaban esperando el féretro. En medio de llanto y gritos pidiendo justicia, acompañaron el ataúd con el sacerdote hasta la catedral donde se ofició una misa de cuerpo presente y luego lo llevaron al seminario de donde era maestro para despedirlo  y finalmente lo trasladaron a su lugar de origen, el pueblo de Nanchichitla, en el estado de México.
La catedral estuvo llena de sacerdotes de toda la diócesis de Ciudad Altamirano. Letreros pidiendo justicia y reclamos al gobierno por la inseguridad, fueron parte del todo el recorrido.
El sacerdote Gregorio López Gorostieta era maestro del seminario. El pasado lunes reportaron que en el interior del mismo se escucharon gritos y disparos y desde ese momento desapareció con todo y su camioneta.
El martes encontraron el vehículo abandonado en el centro de la ciudad e intacto, y desde ese momento el obispo Maximino Martínez comenzó con todos los sacerdotes y feligreses a pedir su liberación. Incluso hicieron una marcha el miércoles.
Pero para el jueves se confirmó que lo encontraron asesinado con un impacto de arma de fuego en la cabeza y con huellas de tortura en el municipio de Tlapehuala, cerca de la cabeza de Lázaro Cárdenas.
El gobernador Rogelio Ortega estuvo ayer en Coyuca de Catalán para participar en el arranque de la feria del oro, pero no quiso hablar del tema del sacerdote asesinado, e incluso sus agentes de seguridad evitaron cualquier entrevista.
Rogelio Ortega llegó a las 9 de la mañana y partió casi una hora después; estuvo solamente en la fiesta de la feria y se retiró. No tuvo contacto con ninguno de los sacerdotes de la región que se encontraban de luto.

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