Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Fernando Lasso Echeverría

La Revolución en Guerrero

(Tercera y última parte)

Silvestre (González) Marisc

El 8 de noviembre de 1916, Mariscal fue nombrado por Carranza gobernador provisional del estado de Guerrero, y al quedar la entidad con un solo grupo político en el poder el estado entra en un periodo de sopor político y relativa tranquilidad, con Mariscal atareado en consolidar y fortalecer su posición política. En julio de 1917 se convirtió en gobernador constitucional y endureció aún más su dominio militar en Guerrero, formando defensas sociales en el norte del estado para limitar la amenaza zapatista. Sin embargo, Mariscal no ocultó su ambición política y urgió a Carranza a que le confiriera el mando de las operaciones militares no sólo de Guerrero sino, en forma insólita ¡también de Morelos!, actitud que le gana la desconfianza y antipatía del presidente, quien empezó a ver a Mariscal como un político-militar que, mediante un eficaz cacicazgo amenazaba su autoridad.
La animadversión de Carranza contra el cacicazgo de Mariscal en Guerrero continuaba aumentando y, en enero de 1918, éste –de visita en México– es detenido supuestamente por “impedir que parte de su escolta de tropas guerrerenses, fuera despachada a Manzanillo, oponiéndose con pistola en mano y amenazando al enviado del secretario de la Defensa”, lo cual era una clara violación a la disciplina militar. Mariscal quiso hacer valer su fuero como gobernador para evitar su detención, no obstante, esto no le valió. Su detención causó gran impacto en el estado, y su gente cercana intenta por varios caminos convencer a las autoridades federales de que lo liberaran: el comandante militar ubicado en Iguala, un mayor apellidado Gatica, amenazó “que si Mariscal no era puesto en libertad rápidamente, habría desórdenes en el estado”; el general Pablo Vargas, encargado de la comandancia militar en Chilpancingo, junto con Julio Adams Adame –gobernador interino en las ausencias del estado de don Silvestre– y los integrantes del Congreso estatal, se retira a Acapulco para conferenciar sobre lo que convenía hacer, con las tropas aposentadas en ese lugar y con los empresarios españoles que dominaban la región, hecho que provoca que don Venustiano decida acabar en definitiva con el mariscalismo en Guerrero, enviando tropas federales al mando del general Fortunato Maycotte al estado, en los primeros días de marzo de 1918.
La situación era crítica, pues los defensores de Mariscal estaban decididos a repeler militarmente la intromisión del gobierno federal, e incluso, poco antes Maycotte –quien desconocía la región– había sufrido varios reveses ante fuerzas locales en algunas escaramuzas ocurridas contra los federales en la Costa Grande. Por otro lado, Adams el gobernador interino quien era tecpaneco, a pesar de saber que Carranza se encontraba fortalecido nacionalmente, por la limitada fuerza militar de Zapata en Morelos y el degradado ejército de Villa después de las derrotas que le propinaron las fuerzas constitucionalistas de Obregón, traslada la sede del gobierno estatal a Tecpan y logra que el mariscalista Congreso del estado proteste formalmente por la detención de su líder político y por la intromisión del gobierno federal en la soberanía del estado que envia tropas federales al territorio guerrerense; y, si bien no aprobaba abiertamente un enfrentamiento militar contra las tropas federales, en la misma protesta Adams justificaba los enfrentamientos de tropas guerrerenses con Maycotte, argumentando que éstas sólo se habían limitado a defenderse, y que seguían siendo fieles al gobierno constitucionalista.
Ante la ineficacia demostrada por Maycotte, Carranza decide buscar el apoyo de los Figueroa, específicamente de Rómulo quien había operado como militar carrancista bajo las órdenes del general Francisco Murguía en la lucha contra las fuerzas villistas en el norte del país y se había desempeñado anteriormente, un corto tiempo, como gobernador de Zacatecas; atendiendo las órdenes recibidas por el presidente, Figueroa desembarca a finales de marzo en Acapulco con sus tropas, se une a las fuerzas de Maycotte y lanza una enérgica ofensiva contra las del gobierno local, que se ubicaba fundamentalmente en la región de la Costa Grande, tierra de Mariscal y Adams; la campaña duró cuatro meses y –como era de esperarse– con resultados positivos para las fuerzas federales, pues en julio se rindieron los principales militares mariscalistas y, a inicios de agosto el gobernador Adams se entregó a las fuerzas de Maycotte, quien fungía en la campaña militar antimariscalista como superior de don Rómulo.
Mariscal estuvo poco más de tres años prisionero, acusado de insubordinación y abuso de autoridad; durante todo este tiempo, hubo un juicio que concluyó con la libertad del militar, quien no cejaba en volver a gobernar Guerrero; sin embargo, Francisco Figueroa había sido nombrado gobernador provisional por el Senado, y Mariscal nunca volvió a ocupar el poder, a pesar de varios intentos; finalmente, Mariscal fue muerto en una escaramuza en junio de 1920, al tratar de internarse en Guerrero proveniente de Manzanillo, con la pretensión de volver al poder muerto ya el presidente Carranza.
Con la desaparición del gobierno mariscalista –aunque en Tierra Caliente y en la zona norte del estado, continuaban actuando en esa época pequeñas bandas zapatistas– era ya una realidad que, por fin la fase militar de la Revolución en Guerrero había terminado; Carranza designa nuevamente, el 16 de diciembre de 1918, a don Francisco Figueroa Mata gobernador provisional de Guerrero, más que nada por la intervención exitosa de don Rómulo en el pleito con los partidarios de Mariscal; sin embargo, fue indiscutible que el grupo político de los Figueroa no logró el poder que tuvieron en 1911, al triunfar la revolución maderista; el viejo zorro de Carranza no quería un nuevo e inconveniente cacicazgo en Guerrero similar al de Mariscal; esta posición del presidente hacía muy difícil constituirlo y, por otro lado, la composición de la élite revolucionaria en el estado estaba cambiando.
A partir de 1921 –último año de gobierno de don Francisco, y muerto ya don Venustiano– empezó a subir al poder de Guerrero una serie de nuevas figuras de menor realce que los revolucionarios originales, pero que por su nivel educativo –generalmente logrado en el medio urbano– y su formación profesional civil se apartaban de los caudillos militares locales de origen rural, y fueron oponentes naturales de los Figueroa; entre ellos se encontraban el abogado Eduardo Neri Reynoso, sobrino de don Canuto, quien fue diputado federal y senador por Guerrero, y figuró como procurador General de Justicia en el gobierno de Obregón; el abogado chilapeño Miguel F. Ortega, quien fue diputado federal en tres periodos y senador por Guerrero, y el también abogado de origen calentano Ezequiel Padilla, quien figuró como procurador General de la República con el presidente interino Emilio Portes Gil, y luego contendió sin éxito alguno –apoyado por Castrejón, el gobernador saliente– por la gubernatura del estado, contra Guevara; después, se desempeñó como secretario de Relaciones Exteriores en el sexenio de Ávila Camacho y representó a Guerrero en el Senado, en las postrimerías de su vida, después de haber contendido –fracasando rotundamente– por la presidencia de la República contra Miguel Alemán, a mediados de los cuarenta.
Ligados políticamente a este grupo estaban también el abogado Rodolfo Neri Lacunza, hijo de don Canuto y, por lo tanto, primo de don Eduardo, y el general Héctor F. López –senador por Guerrero y después, gobernador del estado de 1924 a 1928–, que a diferencia de los demás, sí era de formación militar y había sido colaborador cercano del general Gertrudis G. Sánchez; asimismo, no es posible dejar de mencionar en este cuadro de nuevos políticos al general Adrián Castrejón –gobernador de Guerrero de 1929 a 1933– quien, sin relación original con los mencionados –por haber sido militar formado en las filas zapatistas y haber peleado en varias épocas contra el figueroismo– se encumbró al poder cuando apoyó a Obregón, contra la revuelta de De la Huerta en 1923.
De hecho, ese fue el motivo de la cercanía con el poder de todos ellos, la simpatía coincidente por el general Álvaro Obregón, el hombre fuerte de la política mexicana a partir del Plan de Agua Prieta que derrocó en los inicios de 1920 a Carranza y llevó al poder al grupo sonorense, encabezado por don Álvaro hasta que lo mataron en 1928. Esta situación hizo que, desde principios de la década de los años veintes la tendencia política dominante en Guerrero fuera la nerista, seguramente por la influencia del distinguido ex diputado maderista Eduardo Neri, quien era procurador General de la República del gobierno de Álvaro Obregón Salido, y por ello jefaturaba esa corriente política y ejerció su ascendencia con Obregón para que Rodolfo, su primo, llegara a la gubernatura cuando don Francisco Figueroa terminó su segundo mandato.
Sin embargo, es conveniente enfatizar que el grupo de los Figueroa también era obregonista y gozaba de los favores políticos de don Álvaro. Hay que recordar que don Rómulo quiso impulsar a la gubernatura, para el periodo siguiente, a un pariente de él llamado Donaciano López –quien carecía de antecedentes en el servicio público–, pero no logró alcanzar su objetivo; no obstante, a cambio el viejo revolucionario continuó como jefe de Operaciones Militares en Guerrero, con la venia de Obregón, hecho que provocó que el antagonismo político con el grupo nerista se acentuara, y que Neri realmente cogobernara en esta situación el estado hasta que estalló la rebelión delahuertista a la cual se sumaron los Figueroa Mata, hecho que marcó el declive político de este grupo, al fracasar esta revuelta antiobregonista.
Al empezar el reinado sonorense acontecido durante la década de los años veintes, encabezado por Obregón en sus principios y después por Plutarco Elías Calles, cuando aquel murió asesinado en 1928, cambiaron finalmente las corrientes del poder en la mayoría de las entidades federativas del país. En Guerrero –como ya se mencionó–, fue fundamental el grupo nerista, formado y encabezado por don Eduardo Neri Reynoso, abogado guerrerense originario de Zumpango del Río, quien fue miembro destacado de la Legislatura maderista que enfrentó al usurpador Huerta, dando lugar con ello a la creación de la medalla “Honor al Mérito Cívico”, que lleva su nombre, y que la Cámara de Diputados del país otorga todos los años desde 1969.
Neri Reynoso colaboró activamente en la fuga de Obregón hacia Guerrero, y ello le valió que, al tomar posesión éste de la presidencia de la República, lo nombrara procurador General de Justicia en su gabinete; posteriormente, Neri forma el Partido Liberal Constitucionalista, del cual fue su primer presidente, y este hecho le provoca conflictos que lo sacan del gabinete obregonista; sin embargo, éste nunca perdió la amistad de don Álvaro; posteriormente, don Eduardo fue senador de la República en dos ocasiones; su carrera política iba viento en popa, hasta que cometió el error político de agregarse como miembro destacado a la campaña presidencial del guerrerense Juan Andrew Almazán, en contra de Ávila Camacho, hecho que inicia su caída política y de hecho lo anula para llegar a ser gobernador de Guerrero.
Don Eduardo contrajo nupcias con una dama chilpancingueña de apellido Acevedo, que era hermana de la esposa de Galo Soberón y Parra (padre de Guillermo Soberón Acevedo) con quien formó nexos familiares, y fue hermano de la madre de las hermanas Ventura Neri, esposas del general Baltasar R. Leyva Mancilla y del profesor Caritino Maldonado, aglutinando un grupo político local muy influyente que llevó al poder Ejecutivo estatal y a las cámaras legislativas, a varios miembros del mismo, en distintas épocas de la primera mitad del siglo XX. Tales fueron los casos de los gobernadores Rodolfo Neri Lacunza, Alberto Berber Flores (tío de las hermanas Acevedo), Baltasar R. Leyva Mancilla (casado con una sobrina de don Eduardo) y, el último, Caritino Maldonado Pérez (desposado con otra sobrina de Neri) en 1971; sin embargo, aquí no acabó la influencia política de este núcleo familiar en Guerrero; en la década de los 1980, el ex rector de la UNAM, Guillermo Soberón Acevedo (emparentado también con don Ignacio Chávez por medio de su esposa), como secretario de Salud del país, envía a un primo de él apellidado Neri Calvo (hijo de Neri Lacunza) como secretario de Salud estatal durante el gobierno de Cervantes Delgado; Soberón también intervino en forma decisiva –de acuerdo a un extenso y bien fundamentado artículo de Proceso– para que el hijo de Neri Calvo y sobrino suyo fuera seleccionado como el primer astronauta de México. Finalmente, otro primo de Soberón Acevedo e hijo único de don Eduardo Neri fue nombrado procurador de Justicia, en los inicios del gobierno de José Francisco Ruíz Massieu (1988).

* El autor es presidente de Guerrero Cultural Siglo XXI

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