Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Moisés Alcaraz Jiménez *

Hoy inicia la guerra sucia

 

Quisiera transmitir buenas noticias, pero por ahora no es posible. Durante las primeras horas de este día, cuando se renuevan los spots de los partidos políticos, debió de haber iniciado a través del duopolio televisivo y de las emisoras de radio de las que también son propietarios esos consorcios, una fuerte ofensiva de propaganda negra contra Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dentro de lo que puede considerarse el inicio de una guerra sucia de muy alta intensidad como la única forma, hasta ahora, de intentar detener a lo que a estas alturas ya es un imparable avance del tabasqueño en las preferencias electorales.

PAN y PRI coinciden en estrategias –como también tienen similitudes en asuntos ideológicos– y unifican criterios para atacar de esa forma y al mismo tiempo a un adversario común que genera un entorno de crecimiento a alturas que podrían ser inalcanzables. Al unísono, tricolores y blanquiazules inician las descalificaciones más atroces y en el mismo tono de agresividad se dividen el trabajo para lanzar infundios, calumnias y mentiras y orquestar un ataque similar al realizado por esos partidos en 2006, que cuando menos al PAN le dio buenos resultados.

Se trata de revivir aquel lamentable episodio para la democracia mexicana que afectó severamente la credibilidad de las autoridades electorales, hundió en la desesperanza a millones de mexicanos y prolongó seis años más en el poder a una derecha subdesarrollada que ha incrementado en 20 millones el número de pobres en este país y generó el desastre social que hoy padecemos.

Comenté hace ocho días en este mismo espacio que no se necesitaba tener una bola de cristal para anticipar lo que a partir de este día ya estamos escuchando y viendo. “No es guerra sucia” contra AMLO, dice Peña Nieto, sino una “campaña informativa” sobre el tabasqueño. Por su parte, Josefina Vázquez dice que no es propaganda negra toda la suciedad que empieza hoy a lanzarle al Peje, sino que sólo se trata de dar a conocer a millones de electores al “verdadero” señor López, que no es más que un “demagogo populista” que abiertamente llamó a los mexicanos a “levantarse en armas” en su pasado encuentro con jóvenes en Tlatelolco.

Lo anterior lo afirmó la blanquiazul sin inmutarse y con la mayor desvergüenza del mundo pues se trata de una frase sacada de su contexto y editada de un infame spot propio de estrategias fascistas utilizadas por gobiernos de derecha como el que ella representa.

Para el ciudadano medianamente informado se trata de una medida desesperada de PAN y PRI que raya en la antipolítica y que demuestra que el candidato de las llamadas izquierdas rebasó con amplio margen a su oponente panista y alcanzó en las preferencias ciudadanas al priista, generando un empate técnico con este último que no podría ser tal si se considera que el 25 por ciento de indecisos que todas las encuestas registran en su gran mayoría se traduce en votos antisistema el día de la elección.

A seis años de los comicios de 2006 los escenarios electorales han cambiado, entre otras razones, merced a una nueva generación de ciudadanos jóvenes más informados y participativos que han alentado una nueva cultura cívica donde la guerra sucia difícilmente tendrá el mismo impacto que tuvo hace seis años y, más bien, podría esta vez adquirir resultados contrarios a los esperados por sus diseñadores.

Por su parte, las autoridades electorales nuevamente se cruzan de brazos ante esta ofensiva que lo es también contra la democracia, cuando justamente se requiere de su presencia y actuación frente a las fuerzas del retroceso que, otra vez, constituyen un alto riesgo para la democracia y para las instituciones de las que esas autoridades son las principales responsables de preservar y fortalecer.

Aún está vivo el recuerdo de los consejeros del IFE encabezados por Luis Carlos Ugalde en el proceso de 2006, puesto en ese cargo por Elba Esther Gordillo, que con su marcada preferencia a favor de las tendencias políticas en el poder, afectaron drásticamente la credibilidad de ese órgano electoral, que cuando iniciaba a recuperar la confianza perdida, nuevamente está en riesgo de caer en la duda y la sospecha. Encuestas dignas de crédito indican que la desconfianza en el IFE alcanza en estos momentos un porcentaje del 70 por ciento, lo cual demuestra la gravedad del caso.

El presidente del IFE, Leonardo Valdés, de quien se afirma que está más preocupado por su peinado que por la democracia, ha dicho que ese órgano electoral está imposibilitado para “impedir la crítica dura”; en tanto que el consejero Benito Nacif afirma que las campañas negativas ocurren hasta en las mejores democracias del mundo.

Como si lo anterior no fuera grave, magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se suman a ese mar de irresponsabilidad y avalan ese tipo de campañas bajo el argumento de que se debe privilegiar el “debate político” (sic) y la “libertad de expresión”.

Ojalá cambien de opinión y se pongan a trabajar aplicando la ley cuando a partir de hoy vean que el lodazal que este día inicia nada tiene que ver ni con el debate político, ni con la libertad de expresión, mucho menos con la democracia.

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Twuitter: @MoissAlcarazJim

 

* El autor es director estatal de Gobernación

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