Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Pidió ayuda al Ejército y a la PF antes del ataque a Los Avispones pero no llegaron, relata un padre

*Los soldados le dijeron que no podían intervenir y los policías le pedían el nombre de la calle donde eran balaceados pero estaban en la carretera, afirma tras la reunión con representantes de la CEAV

Lourdes Chávez

Chilpancingo

El padre de un adolescente del equipo de futbol Los Avispones y futbolistas pidieron ayuda a los soldados del 27 Batallón de Infantería con sede en Iguala tras los ataques a automovilistas y al camión del equipo de tercera división la noche del 26 de septiembre en la carretera federal, y el padre marcó en cinco ocasiones a la Policía Federal para que fuera a rescatar a los sobrevivientes, pero nadie atendió su llamado.
Luego de una reunión con integrantes de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) en la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos (Codehum), el padre reveló que los militares dijeron que no podían intervenir aunque también llegaron por ayuda adolescentes heridos con esquirlas en la cara y en los brazos.
En cuanto a los federales indicó que cada vez que les hablaba en respuesta pedían el nombre de la calle antes de mandar a un grupo de policías. Insistió en que no había calles, pues es la carretera federal.
Estimó que estuvieron unos 20 minutos los soldados del 27 Batallón con los futbolistas heridos y se retiraron porque se sentían desprotegidos. Se quejó de la desatención de las autoridades, “¿Quién nos defiende?, ¡Nadie!”.
El padre, que reservó sus datos, también denunció el “trato inhumano” de agentes del Ministerio Público del fuero común cuando tomaron declaraciones a los futbolistas la madrugada de esa noche sin importarles que iban heridos, afectados por la agresión, con miedo a otro ataque, y tras varias horas de esperar de pie estaban cansados y casi se dormían parados. “Lo único que les interesaba era anotar su declaración”.
Confesó que ha compartido muchas veces su testimonio –tal vez por eso se animó a contarlo al público–, y añadió que esta misma declaración la hizo en la Codehum.

Dos agresiones: primero contra los coches, después al autobús

Esa noche que también fueron atacados estudiantes de la Normal de Ayotzinapa en otro punto de Iguala, “nosotros recibimos el atentado directamente, si no resultamos heridos fue por pura suerte, estuvimos dentro de la lluvia de balas antes de que pasara el autobús de Los Avispones”, cuando regresaba con su familia a Chilpacingo del partido de futbol en un automóvil particular.
Señaló que en el crucero de Santa Teresa le tocó el ataque a balazos a otros diez automóviles que iban delante de ellos, “pero a nosotros no nos alcanzaron a dar porque reaccionamos rápido, dimos de reversa”.
Estimó que desde ese momento pasaron unas 2 horas y media antes de que llegara alguna ayuda, a pesar de la cercanía de la ciudad, que en automóvil se estima en unos 15 minutos de distancia. Los policías ministeriales fueron por los futbolistas escondidos en el monte pero para llevarlos a declarar al MP.
Del grupo armado dijo que sólo observaron las siluetas apostadas con las armas en posición de tiro, “a los de adelante sí los balacearon, me parece que sólo hubo heridos leves, (pero) los (pasajeros) del taxi sí hubo muertos y heridos… los apoyamos lo que más pudimos, pero nos alejamos porque sentíamos que nos iban a matar, ahí seguían disparando”.
Cuando estaban dando auxilio a los heridos, se dio cuenta que venía el autobús de Los Avispones, y le hizo señales para que se detuvieran, “pero al mismo tiempo le dio miedo al chofer porque vio a los cuerpos en la carretera y los esquivó, le dijimos que se parara, a lo mejor pensó que por seguridad de los chavos tenía que avanzar, no se imaginó lo que venía adelante”.
Aclaró que no vio el ataque al autobús, pero escucharon los balazos. Su hijo iba que iba en el camión se comunicó en cuanto pudo con él y le dijo que salió del vehículo y se escondió con otros en el monte, el padre le pidió que no hablara más para evitar que los vieran.
“Yo fui directamente con los militares, hablé con la Policía Federal a tiempo, antes de que pasara el autobús, pudo haberse evitado mucho si hubiera llegado la ayuda”, relató.
Detalló que en el cuartel le dijeron que no podían hacer nada, y a los federales “les hablé cinco veces y me dijeron que necesitaban saber el nombre de la calle, ahí no hay calles, es carretera federal, les dije, y pedían el nombre de la calle, nunca llegaron”.
Precisó luego de él llegaron al cuartel algunos adolescentes del equipo de fútbol mal heridos, “y aún viéndolos ensangrentados, uno con un balazo (esquirlas) en la cara, otros en el brazo, aún así no los quisieron ayudar. Tuvimos que irnos de ahí por seguridad de los muchachos”.
Luego de dejar a los heridos en una casa particular aún bajo la lluvia intensa salieron a buscar al resto del equipo, y en la carretera recibieron una llamada donde les informaron que los niños estaban en el Ministerio Público.
No sabe qué hora de la madrugada era, pero cuando llegaron al MP todavía no tomaban la declaración de unos siete u ocho futbolistas que estaban ahí, que se quedaron hasta las 8 de la mañana a terminar el trámite, de pie.
“En la declaración de mi hijo yo estuve presente, nuestra inquietud es que si iban a poner en la declaración lo que ellos realmente dijeron.. sí concuerda, yo no quise declarar porque vi cómo estaba, si me quedaba íbamos a tardar dos o tres horas más”, agregó.
Aseguró que se tardaron muchísimo con cada joven, “no agilizan los trámites, no les importa lo que estaban sufriendo, el trauma. Si los hubiera visto”, lamentó.

468 ad