Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Jorge Camacho Peñaloza

Poder Soberano

*Los países libres son aquAellos en los que son respetados los derechos del hombre y donde las leyes por consiguiente son justas.
Maximiliano Robespierre.

No soy jurisconsulto, politólogo, académico o intelectual, pero sí entiendo porqué formo parte de la representación de la soberanía popular guerrerense, y que ésta es el máximo supremo poder de una sociedad democrática que ha dejado atrás años, siglos y milenios de regímenes cesarianos, autocráticos, dictatoriales, totalitarios y autoritarios.
Siglos y siglos, milenios y milenios, luchas, revoluciones, éxodos, sacrificios, vidas, han marcado el largo camino del pueblo hacia su emancipación como poder soberano ante poderes personalísimos, de camarillas, grupos y clases que a toda costa han querido reducir a la sociedad a sus intereses particulares.
Guerrero tiene más o menos 2 millones 356 mil electores, de los que emana la soberanía popular, que es el supremo poder que se delega a representantes, gobernantes y titulares de los poderes públicos mediante los cuales se administran las cosas públicas, un poder supremo que se expresa por excelencia a través del sufragio en las urnas, el cual constituye el derecho fundamental de un régimen político que se precie de democrático, representativo, soberano y popular.
Antes de que se institucionalizara el sufragio y la soberanía popular, la cual se abrió universalmente con la Revolución Francesa de 1789, cuando Maximiliano Robespierre depuso el régimen despótico de Luis XVI, y que después derrocó regímenes de dictadores de izquierda y de derecha en cualquier rincón del mundo, el poder lo ejercían grupos de hordas que se convirtieron después en imperios, faraones, reyes y dictadores, usando fundamentalmente el terror, la violencia y la fuerza para imponer sus intereses al conjunto de la sociedad.
De esos grupos, la historia registra que sólo fueron capaces de generar injusticia, pobreza, letargo y tristeza, de ahí las proezas y gestas históricas de los pueblos en contra de los tiranos que con el correr de los años lograron crear instituciones e institucionalizar a la voluntad popular como el supremo poder soberano de la sociedad al que se someten las instituciones y los poderes públicos, los grupos de la sociedad y los individuos, a través de las leyes.
El poder público es, por antonomasia y razón histórica, consentimiento otorgado para la conducción de la cosa pública, que es lo que permite que un régimen tenga cierto grado de estabilidad, consentimiento que se otorga sólo a través del sufragio y que a estas alturas de la historia no le puede arrebatar a un pueblo ningún grupo, menos si se dice democrático y popular.
Este año se van a celebrar las elecciones para elegir a gobernador del estado, diputados locales, diputados federales y presidentes municipales en Guerrero en uso de su derecho; de esos más de 2 millones 300 mil guerrerenses, quienes restando la cifra tradicional de abstencionismo vienen haciendo uso de él la mitad de ellos, es decir casi 1 millón 150 mil guerrerenses, los cuales para cancelar su derecho a expresarse como poder soberano tendrían que pronunciarse en ese sentido probablemente la mitad de ellos, es decir, más de medio millón de guerrerenses que hasta la fecha no he escuchado ni visto en ninguna manifestación, bloqueo de calle o carretera.
Quién podría osar suprimir el poder soberano, el derecho de cientos de miles de guerrerenses al sufragio, de otorgar su consentimiento al gobierno de la sociedad, la respuesta es sólo quienes tengan en la mente ideas, dogmas, doctrinas, ideologías, intereses o razones dictatoriales, totalitarias, antidemocráticas y autoritarias.
Vuela vuela palomita vuela y ve dile: a quienes traten de enfrentar al poder soberano, que se van a equivocar, que más vale que lo convoquen y a él apelen, a que se equivoquen y después nadie los pele, la causa no merece una estrategia equivocada sino una inteligente y adecuada.

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