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Se consolida el uso del temazcal en Acatlán tras haberlo introducido hace 15 años un cura

Actualmente en la comunidad se encuentran ubicados cuatro de ellos que están abiertos al público

 

Beatriz García

Chilapa

La práctica del temazcal, en la comunidad nahua hablante de Acatlán, se trajo hace aproximadamente unos 15 años por el sacerdote Pedro Felipe; espacio que ha servido de sanación espiritual y física, con apoyo de piedras, fuego, plantas medicinales, invocación a deidades y a los puntos cardinales, explicó Vicente Seis López, corredor de temazcal.
El padre Pedro, como lo conocen en la comunidad y originario de ahí, trajo consigo conocimientos sobre el baño de temazcal, que transmitió a pobladores de Acatlán. Al principio el temazcal se construyó en la parte trasera de la iglesia.
Actualmente en la comunidad se encuentran ubicados cuatro temazcales abiertos al público, entre ellos está el de Vicente Seis López.
En 2005, contó, conoció el temazcal, en el 2008 comenzó a participar en los preparativos del temazcal, y el pasado 20 de diciembre, el que construyó en su casa con troncos, petates, cobijas y tabiques cumplió un año.
Según Seis López, el significado de temazcal, en vocablo nahuatl es, temaz: poner piedras en el fuego y cal; casa.
El ritual del temazcal, narró Vicente Seis, “es un espacio de sanación que cura a nivel físico y nivel emocional, dos momentos de curación”.
Además, reconoció que los conocimientos que adquirió al respecto ha sido por encuentros que ha tenido con personas de otros lugares donde practican rituales de este tipo, y con los cuales ha compartido conocimientos.
El ritual para su realización toma unas seis horas, indicó el corredor del temazcal.
Lo primero que se hace es calentar con el “abuelo fuego” unas 52 piedras, a las que, dijo, les llaman “abuelitas piedras, porque son las más antiguas, así como el fuego”, durante unos 50 minutos.
Aclaró que el tiempo para calentar las piedras, debe ser exacto, ya que si se llega a pasar de tiempo las piedras comienzan a enfriarse, aun si se sigue atizando el fuego, “son de las cosas que a veces no le encontramos explicación” refirió.
Las personas que van al baño de temazcal, recomienda que tienen que llegar en ayuno y bañados, para que no les caiga pesado; respecto a las mujeres, la recomendación es que, si van menstruando optar por no asistir, pues se dice, expresó Vicente Seis, “traen vibras negativas que se pueden transmitir fácilmente a los demás”, pero está la opción de entrar y en el obligo se colocan una yerba que absorbe “todo lo malo que pueda traer”.
Los hombres suelen entrar en short y playera, las mujeres de vestido o falda, además deben entrar descalzos, de esta forma el calor del temazcal penetra en todo el cuerpo.
Cada persona se debe colocar un listón color rojo en la frente, como modo de protección, pues es un centro de energía.
”El ser humano tiene dos centros de energía uno en la frente y uno en el ombligo” los cuales deben ser protegidos por el listón, sobre todo los corredores de temazcal, tienen que colocarse un listón en cada centro de energía, indicó.
Antes de entrar al recinto del temazcal, cada persona se coloca en la entrada para sahumarlos explicó Seis López; es el primer “contacto con el cosmos, es una presentación de nosotros ante el universo, limpiarnos de lo negativo”.
A un costado del fuego, donde se están calentando las piedras, se coloca una ofrenda donde las personas colocan frutas o algún otro producto comestible, maíz, una máscara de tigre, además se ofrendan los tambores y sonajas, que serán utilizados en el ritual.
La forma de entrar al temazcal es de izquierda a derecha, expuso Vicente Seis, “que es así como fluye la energía”; el caracol lo suena cuatro veces, una vez en cada punto cardinal. Esto significa “que estamos avisando que vamos en el camino, que ya estamos en el proceso”, además de que son cuatro momentos o cuatro puertas que se trabajan en el temazcal.
En cada puerta o momento se meten 13 piedras calientes, “cada una simboliza partes de los seres humanos que están ligadas entre sí: cuello, los dos hombros, los dos codos, las dos muñecas, los dos extremos de la cadera, las dos rodillas y los dos tobillos”.
En ese primer espacio o puerta, como la llaman en el temazcal, hace referencia al primer punto cardinal tlitonaltzintle (este), “donde se invoca al águila, al fuego y al sol”.
En la segunda puerta dirigida a ehecatonaltzintle (sur), simboliza a la familia, al colibrí, al arcoíris.
La tercera puerta que es “la puerta de la mujer, de la tierra. Ambas dan vida”, tlaltonaltzintle (oeste).
Y por último atonaltzintle (norte), “es la puerta del cambio, es momento de trascender, cambiar la forma de pensar. Se invoca a las personas que nos han dejado, a nuestros antepasados. Es un momento de matar algo que no tienes que tener en tu corazón. Matar lo que hay dentro para llenarse de cosas buenas”, describió.
En cada puerta, las piedras que son colocadas en el centro, se reciben colocándoles algunas yerbas aromáticas, incienso o copal, como ofrenda, a un costado un recipiente con un té a base de plantas medicinales: pericón, albahaca, ruda, romero, yerba santa, zacate de limón, hoja de vaporub, gordolobo, eucalipto. De estas con sólo cuatro se elabora el té que es esparcido en las piedras para soltar el vapor.
Además, el ritual se acompaña con cantos prehispánicos, que acompañan el tambor, expresó Vicente Seis “es como tocar con el sonido del corazón, te ubica en un espacio y en un tiempo, es relajante”. También se expresan palabras de ofrecimiento y agradecimiento.
En cada puerta el temazcal se abre, contó Seis López, es hasta la tercera puerta cuando entra el agua y el té para ser compartido, apuntó que espera hasta ese momento para que cada persona ”la valore, pues es un elemento natural para nuestras vidas, recuperar esa parte que estamos perdiendo (valorarla) eso siento”, argumentó.
Por último, destacó que según la creencia, cuando una persona entra sin tener fe de que el temazcal le servirá, o entra con una mala intención, incluso si comparte el espacio con una persona con la que se siente incómodo, no completa el ritual y se sale, el vapor no lo soporta.
Finalmente, cada uno de los participantes, después de haber culminado el ritual, al salir se baña con el mismo té que se esparció en las piedras, se arropan y se toman un tiempo para compartir los alimentos que se ofrecen: atole, agua. frutas, conservas, pan.
El temazcal nuevamente debe de quedar descubierto, se le quitan los petatates y las cobijas, “para que se oree y todo la energía que se concentró se vaya”, puntualizó Vicente Seis.

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