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Alerta Coneval sobre fallas en el diseño y ejecución de la Cruzada contra el Hambre

*Cuestiona el organismo los resultados presentados por la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, que presume que tres millones “comen mejor”, así como la existencia de 3 mil 980 comedores comunitarios

Agencia Reforma

Ciudad de México

Tras dos años de operación, los logros de la Cruzada Nacional contra el Hambre aún no son claros.
En su Informe 2014, el Consejo Nacional de Evaluación de Política de Desarrollo Social (Coneval) alerta sobre fallas en el diseño y ejecución de los programas que integran la Cruzada.
“Es necesario reforzar intervenciones con la inclusión de programas pertinentes y la creación de otros nuevos; redoblar los esfuerzos para que los programas logren identificar y focalizar su atención hacia la población objetivo”, señala el reporte.
“(Además) aumentar la calidad de los apoyos de los programas; llegar a comunidades marginadas y dispersas, donde se presentan mayores carencias, y focalizar la atención hacia grupos vulnerables que presentan mayores dificultades para ejercer sus derechos sociales”.
En 2014 se amplió la cobertura a 612 municipios con el objetivo de atender a 5.5 millones de personas, lo cual representa 78 por ciento de la población objetivo.
No obstante, hasta septiembre la cifra era de 3.1 millones de beneficiarios, según informó Rosario Robles, titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
Para el Coneval, dicha cifra levanta ciertos cuestionamientos, por ejemplo, cómo se contabilizaron los 3 millones que “comen mejor”, y si éstos forman parte de la población objetivo de 7 millones de personas.
Según reportes de la dependencia, hasta agosto de 2014 la Cruzada había aumentado de 70 a 90 sus programas de alimentación, salud, educación, mejoramiento y servicios para la vivienda.
Además, presume la existencia de 3 mil 980 comedores comunitarios que benefician a más de 437 mil personas, así como la entrega de 546 mil 369 nuevas incorporaciones a la tarjeta SinHambre.
Dichos logros también fueron cuestionados por Coneval, en el sentido de que se desconoce la ubicación de los comedores y los criterios utilizados para su selección.
También se cuestiona cómo se garantiza el abasto y disponibilidad de los productos incluidos en la tarjeta Sin Hambre, y si los productos se consumen, venden o son insumos para otras actividades.
Es importante realizar un monitoreo constante del uso de la tarjeta, señala el informe, a fin de constatar que los productos no son revendidos o usados como insumos de producción en otros negocios.
De los más de 60 mil comités comunitarios, el Coneval reporta que algunos no se reúnen después de su instalación, no cuentan con indicadores para saber su grado de avance, y no existe evidencia de que la información que se genera en ellos sea utilizada para la planeación gubernamental.
Al evaluar los programas, también identifica una deficiencia en la calidad de los servicios y en la cobertura proporcionada a localidades alejadas.

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