Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

El PRI y del PAN castigaron al Proceso de Scherer no dándole publicidad oficial, recuerda Fátima Fernández Christlieb

*Hoy las cosas no han cambiado mucho, lamenta la investigadora de los medios de comunicación

Jorge Ricardo / Agencia Reforma

Ciudad de México

Una antigua alumna de Julio Scherer llegaba a supervisar el gasto en publicidad del gobierno mexicano. Era febrero de 2002 y Fátima Fernández Christlieb (DF, 1954), autora de Los medios de difusión masiva en México, se hacía cargo de la dirección de Comunicación Social Gubernamental en la Secretaría de Gobernación.
“En esos años no vi a Scherer ni hablé con él. El gobierno veía a Proceso con temor y molestia (…). No le daba publicidad, eso sí, lo castigaba, cuando por vivir de sus lectores tenía derecho de acuerdo a las normas”, recuerda.
Entonces, como ahora, existía la asignación discrecional del dinero a medios de comunicación serviles. Fernández Christlieb recuerda que durante ese periodo del PAN lograron publicar lineamientos resumidos así: “Si quieres dinero del Gobierno certifica tu número de lectores, tu audiencia o tus televidentes”.
Se crearon mesas de diálogo, se avanzó un poco, pero fue inútil. En octubre del mismo año Vicente Fox abolió casi todo el 12.5 por ciento de tiempo oficial en radio y televisión que le correspondía al Estado y canceló la posibilidad de contar con una Ley de Medios.
“A partir de ese momento no pude ver la diferencia entre lo que hacían los panistas y lo que habían hecho los priistas”, dice Fernández, profesora de la UNAM, investigadora, quien a través de un correo electrónico evoca su breve paso por el gobierno y su amistad con Scherer, ex director de Excélsior, fundador de Proceso, fallecido el pasado 7 de enero.
“Salí mucho antes de que terminara el sexenio (dejó el puesto en mayo de 2004). Proceso me pidió entonces mi opinión sobre el gasto en medios, la escribí en septiembre de 2005. La síntesis era: pese a las reglas escritas, el gasto en medios es una arbitrariedad que no cesa. Diez años después seguimos igual”.
Fernández Christlieb estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y la maestría y el doctorado en Sociología en la UNAM, pero fue en la primera, en 1972, donde tuvo a Scherer como profesor. Él había llegado a la dirección de Excélsior cuatro años atrás. Tenía 46 años, tomaba clases particulares de Filosofía y daba la clase de Periodismo Editorial.
“Sudábamos cuando lanzaba la mirada hacia quien había escrito. Casi siempre comenzaba con una pregunta: ‘¿Usted cree que alguien va a continuar leyendo esta nota después de tan insulsa entrada?’. Cuando el texto era muy malo de plano no lo comentaba: ‘Esfuércese para la próxima, indague dónde están los errores’. Y lo devolvía”.
Scherer había entrevistado a Pablo Neruda, al Che Guevara, a Arthur Miller. A veces no podía ir al salón y reponía la clase en su oficina. Hasta ahí iba su decena de alumnos. Fernández Christlieb tenía 18 años. “Llegábamos en punto, pero entrábamos una o dos horas después. En esos espacios de antesala escuchábamos de labios de Elenita, su secretaria, quién lo buscaba, veíamos quién llegaba y quién salía de su oficina. Una vez llamó Javier García Paniagua, y al entrar se le preguntó: ¿para que lo busca el hijo de Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa con Díaz Ordaz? Sonrió ligeramente, pensó algo y por supuesto no respondió”.
En 1976 un movimiento trabajadores apoyados por Luis Echeverría expulsó a Scherer de Excélsior. El periodista respondió fundando Proceso. “Eran meses de cambios, en diciembre entró López Portillo a la Presidencia y Proceso fue implacable. Vino entonces la frase de ‘no pago para que me peguen’ y hasta la fecha la compra de espacio en los medios es un tema vigente”.
A la fecha el gobierno ha subido el gasto en publicidad 6.3 millones de pesos diarios, sobre todo para las televisoras (Reforma 6 de enero de 2015). “Volvimos al priismo burdo de siempre (…) Nos esperan cinco meses de propaganda electoral en cantidades abrumadoras, como nunca. Eso es desgastar la política a más no poder”, dice Fernández Christlieb, integrante del Sistema Nacional de Investigadores. Más optimista, describe así el legado de Scherer: “Ya quedó en la historia como el Zarco del Siglo XX, para decirlo en palabras de Carlos Fuentes”.

468 ad