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Se necesitan diálogo, cultura y educación para resolver los problemas del estado: personalidades

*Juan Ramón de la Fuente, José Woldenberg, Sergio Zermeño y Juan Villoro estuvieron en Acapulco para abordar la situación social. Critican a la CETEG y las acciones violentas como recurso para exigir la presentación con vida de los 42 normalistas desaparecidos

Daniel Velázquez

El ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente; el ex consejero presidente del IFE, José Woldenberg; el investigador universitario, Sergio Zermeño, y el escritor Juan Villoro, opinaron que para resolver los problemas de Guerrero se necesita diálogo, cultura, educación y salud.
Criticaron a la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG) y las acciones violentas como recurso para exigir la presentación con vida de los 42 normalistas desaparecidos. Woldenberg dijo que las protestas violentas pueden explicar la molestia, pero no justifican las acciones y eso los aísla de los ciudadanos.
De la Fuente, Woldenberg, Zermeño y Villoro estuvieron en Acapulco, como participantes de la mesa de Evaluación de la problemática en Guerrero, hacia la construcción de una nueva relación social, que organizó la Secretaria de Educación Guerrero (SEG).
La plática se llevó a cabo en el salón Plaza III, del hotel Crowne Plaza, donde asistieron unas 500 personas, en su mayoría estudiantes de la Universidad Tecnológica.
El secretario de Educación, Salvador Martínez della Roca, dijo que lo ocurrido en Iguala es una barbarie que no se debe repetir en el mundo y lo comparó con el hecho de violencia en Francia, el ataque a Charlie Hebdo, que movilizó a un millón de personas, y planteó que se lleve a cabo una marcha para exigir justicia y paz.
“Hay que pensar en hacer una magna manifestación, porque el 90 por ciento de la población de Guerrero quiere la paz, no quiere la violencia, hay que hacer una movilización gigantesca, la debe encabezar nuestro gobernador, él es el representante de la mayoría”, dijo.
Indicó que no ha presentado la propuesta, pero la planteará para que se haga una manifestación “por la justicia, contra la violencia, por el derecho a la vida y por el derecho que tenemos a tener gobernantes que nos garanticen el derecho a la vida, a la salud, a la educación, a la cultura”.
Martínez della Roca dijo que el 2 de octubre muchos estudiantes fueron masacrados, por exigir diálogo público, y en Guerrero, el gobernador Rogelio Ortega Martínez ha ofrecido diálogo a las organizaciones que exigen la presentación con vida de los 42 normalistas desaparecidos.
También dijo que no está de acuerdo con el dogma heredado por su héroe, Ernesto Che Guevara, de que la óptima condición del ser humano es ser guerrillero, dijo que es óptimo tener cualquier otra profesión y “quien quiera ser guerrillero, que lo sea”.
“No queremos mas violencia, ¿que no fue suficiente lo que pasó en Iguala, para todavía andar buscando más violencia?”, y agregó que los próximos combates se deben dar en las aulas.

Las manifestaciones violentas no tienen justificación

El ex presidente del IFE (ahora INE), José Woldenberg, dijo que las acciones por la exigencia de la presentación con vida de los 42 normalistas desaparecidos pueden “ir a peor”, porque las manifestaciones violentas incrementan la espiral de violencia.
“Las respuestas violentas que surgen desde organizaciones y movimientos diversos, no hacen más que incrementar la espiral, el hecho de que se estén convirtiendo en parte del paisaje, que se vuelvan recurrentes, sólo presagia que la dinámica destructiva puede ser aún más intensa”, dijo.
Advirtió que la violencia no puede festejarse con visiones cortoplacistas, porque ésta es “disolvente efectivo” de las relaciones sociales. “Su presencia y su multiplicación inyecta dosis crecientes de muertos, desaparecidos, mutilados, destrucción de patrimonio y, por supuesto, de angustia, resentimiento y ganas de venganza, un círculo destructivo que todo lo corroe”.
En el caso de Ayotzinapa, dijo que la connivencia de autoridades municipales de Iguala y Cocula con los delincuentes multiplicó la espiral de violencia y miedo, “de manera delirante, es la violencia más temible y destructiva, no sólo la confianza vuela por los aires, sino que la parálisis y el miedo del indefenso mundo civil”.
Señaló que las manifestaciones violentas de organizaciones sociales, “los adultera, los aísla y tiene efectos políticos contraproducentes, pero además los convierte también en delincuentes, alimentando también la falsa sensación de que todo se vale; es este terreno el más pantanoso, porque no faltan voces que lo toleran y lo exaltan como una respuesta (al caso de Iguala y Tlatlaya), mas valdría la pena deslindar entre la explicación y la justificación”.
“La condición precaria de estudiantes y las afrentas de las que han sido víctimas, pueden quizá explicar su conducta, pero de ninguna manera justificarla, hay demasiada violencia sobre el terreno, los presagios son siniestros, la situación, creo, demanda responsabilidad de todos”, dijo.
“Las manifestaciones violentas amparadas en esa ola de indignación pueden coadyuvar a descomponer aún más el escenario, no sólo porque suponen, destrucción y desasosiego, sino que erosionan el gran consenso que existe en relación con el tema central, que tiene que ver con la búsqueda de una convivencia asentada en el respeto absoluto a los derechos humanos”, agregó.
Dijo que se debe señalar con claridad a los responsables directos e indirectos, a los culpables por omisión o comisión de lo actos ocurridos en Iguala, porque “el Estado ya no es lo que era”.
Indicó que ante los esfuerzos hechos por el gobierno, queda en evidencia que “no es que no quiera, sino que no puede aclarar con rapidez lo que aconteció, ello subraya la gravedad del asunto, no se trata de entidades que pueden y no quieren, sino que quieren y no pueden”.
José Woldenberg dijo que la espiral de violencia que vive el país “se ha incrementado de manera brutal y ante esta ola de violencia, las instituciones de combate al crimen están rebasadas, en ese sentido es que yo afirmo que querer no es poder, por eso es que la crisis tiene un subrayado, es una crisis extra, porque la magnitud del fenómeno que tenemos enfrente ha demostrado todas las carencias y contrahechuras de toda la cadena encargada de combate al crimen”.
La realidad que se vive es que el combate a la delincuencia organizada se debe dar en dos frentes “de cara a los criminales y en la cadena de instituciones que están diseñadas para perseguirlos”.

La violencia es un opción fallida

El escritor Juan Villoro dijo que la “opción de la violencia es ya una opción fallida, creo que la guerrilla es un camino muerto, que no puede tener una solución concreta”.
Opinó que “la gran palanca para pacificar, para sanar, para transformar la realidad, es la lectura, es en general la cultura”.
Indicó que una forma de sanar el dolor por el que atraviesan las familias es compartir las experiencias con testimonios, “si nosotros pasamos por este ejercicio, creo que tendremos un país con mejores posibilidades de convivencia”.
Agregó que la cultura tiene un rol determinante en el combate a la corrupción e impunidad, porque a través de ella se aprenden valores resistentes, “es mucho más difícil que alguien que ha leído se corrompa, es mucho mas difícil que alguien que ha leído se convierta en delincuente”.
Juan Villoro recordó que el Che Guevara antes de ser fusilado estuvo en una escuela, donde observó una frase mal escrita: “yo se leer”, y señaló que ahí había un error ortografico porque le faltaba el acento a la palabra “sé”. Villoro dijo que ese “legado” del Che Guevara, corregir una palabra mal escrita, tiene que ver con la crítica y corregir la realidad, “ponerle el acento a lo que está faltando, a este país hace falta que le que le pongamos el acento, este país tiene una frase con faltas de ortografía, que describe su alma; a este país le vamos a poner el acento con la cultura”.
Propuso a la educación como la estrategia de cambio necesaria, porque dijo que aunque cuesta y toma tiempo, es la vía necesaria, porque no se trata de darle solución coyuntural, sino para que las cosas que pasan en el presente no sucedan en el futuro, “el combate a la violencia no se puede resolver en clave exclusivamente militar”, dijo.
Recordó que la estrategia del presidente Felipe Calderón demostró que la violencia genera más violencia.
Dijo que no se debe confundir la violencia de la venganza, con la justicia. “No podemos nosotros acudir a esto, necesitamos puntos de acuerdo a través del diálogo y la educación”.
Ejemplificó con que en 1952 Corea del Sur apostó a la educación, y en 50 años logró mejorar los niveles de bienestar para sus ciudadanos.
Indicó que actualmente no se puede hablar de México sin pensar en Guerrero, pero la entidad no es el problema del país, sino que es donde está la solución, “aquí se han exacerbado cosas terribles, pero también de aquí puede salir la construcción de esa esperanza”.
Dijo que el descredito de los políticos no debe generar rechazo a la política, porque “la crisis de la democracia se combate con más democracia, necesitamos hacer política y hacerla de otra manera”.
“No se trata de dejar de hacer política, sino encontrar nuevas reglas, nuevos modos de participación y de supervisión y ahí será esencial la intervención de los ciudadanos, no podemos tener una sociedad como la actual, determinada por la desigualdad social, el crimen organizado y la impunidad y al mismo tiempo suponer que este es un país viable, combatir todo esto es necesariamente un esfuerzo en el que tenemos que participar todos”, dijo.
Planteó que será con diálogo como los guerrerenses podrán reencontrarse para discutir y no se debe ver a este como una herramienta, que sólo es válida cuando hay arreglos previos, sino que es el mecanismo indispensable para generar un punto de encuentro entre posiciones contrarias, “para que salga ahí algo que no estaba antes, del diálogo, es decir que se descubran soluciones a partir del intercambio de ideas”.
Juan Villoro dijo que la conversación es el instrumento que permite la convivencia entre quienes piensan diferente, y por eso el diálogo debe regir la vida política.
El ex rector de la UNAM propuso intervenciones comunitarias, de tipo psicosocial, en las zonas que han sido afectadas por la violencia, donde hay viudas, huérfanos y desaparecidos, “hay que atenderlos y entenderlos”.
Indicó que esas familias afectadas por la violencia necesitan ayuda, otras pueden superar el problema solas, pero en general es necesaria ayuda emocional para superar la pérdida de sus familiares en condiciones de violencia.
Consideró que el programa de atención a la salud mental sería como “primeros auxilios psicológicos”, y debe ser ajeno a las instituciones de seguridad, porque no les tienen confianza.
Propuso que se establezcan vínculos con la Cruz Roja Internacional y con Médicos sin Fronteras.
Dijo que en Guerrero se debe reconciliar la agenda desarrollo económico con el rezago social y eso se logrará al invertir en educación y salud.
Indicó que para entender la realidad de Guerrero es necesario entender el rezago histórico y la crisis política. Opinó que no se deben esperar soluciones mágicas para resolver la problemática social que se vive y que se debe tener paciencia, porque es un proceso que se va construyendo hasta que se resuelve, “no hay que desesperarse, no hay que caer en la confrontación, no hay que pensar que esto tiene una solución mágica, hay que seguir trabajando, debatiendo y generar propuestas viables”. Juan Ramón de la Fuente opinó que en Guerrero “la situación es tal que se deben asumir ciertos riesgos, pero tampoco puede haber una retirada, tampoco esto se resuelve dejando los espacios, por el contrario, hay que tratar de promover una nueva ofensiva social, llegar a las comunidades más afectadas por la violencia, con los programas que se requieren, como ese de atención a la salud mental”.
Reiteró que no se pueden ver resultados espectaculares en una semana, “recuerden que la resolución de conflictos toma tiempo, yo no recuerdo que ningún conflicto importante se haya resuelto en una semana, son procesos que poco a poco se tienen que ir conjugando, hasta que llegan las condiciones para la solución”.
El ex rector de la UNAM consideró “un exceso” que a los partidos políticos se les den mas de 5 mil millones de pesos y en Guerrero la Secretaría de Educación se queja de falta de presupuesto, “yo creo que hay que reordenar las prioridades en este país”.

Combatir la desigualdad social y la pobreza

Sergio Zermeño dijo que para recuperar el tejido social que se ha desmantelado en Guerrero, es necesario enfrentar a las “fuerzas negativas” del estado, como la desigualdad social y la pobreza, con la regionalización del estado, no en siete regiones, como está actualmente, sino en 30, 40 o las que sean necesarias, de tal manera que se pueda articular el presupuesto con el desarrollo de las regiones.
Dijo que en México el 10 por ciento de la población obtiene el 50 por ciento de la riqueza nacional, mientras que en otros países los más ricos sólo obtienen el 10 por ciento de la riqueza de sus naciones y eso es lo que explica la enorme desigualdad social que hay en México.
Dijo que la riqueza desmedida, en contraste con la pobreza, lleva a la inseguridad, con asesinatos, secuestros, desapariciones, muertos y desplazados.
Indicó que el radicalismo que se vive hoy es porque en el país las instituciones de educación superior mantuvieron posturas del izquierdismo, marxismo, leninismo, “que hoy nos está haciendo bastante daño”.
Llamó al gobierno del estado a llegar a acuerdos con la UPOEG, con la CETEG, aunque “pueda tender a ciertos chantajes” y con los organismos defensores de derechos humanos como el centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, a quienes no se debe ver como “grupos confrontacionistas”.
Durante la ronda de preguntas y respuestas, la estudiante Carolina Colón Chávez preguntó a los participantes su opinión sobre las aspiraciones de Javier Saldaña a la gubernatura, pero ninguno le respondió. Después, en declaraciones a los reporteros, el ex rector de la UNAM dijo que ese análisis corresponde a quienes viven en Guerrero.
El director del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, Rafael Arestegui, preguntó a los participantes si la crisis social que se vive actualmente es una muestra de que México es un estado fallido, pero nadie le contestó.
Juan Villoro destacó que en las intervenciones hayan participado jóvenes, porque serán ellos quienes tomarán la palabra.
La estudiante Luisa Arista pidió que se evalúe a los maestros, no sólo en conocimientos sino en el trato con los alumnos.
Martínez della Roca adelantó que en 15 días se volverá a convocar a una nueva mesa de Evaluación de la problemática en Guerrero, hacia la construcción de una nueva relación social, que organizará la SEG, los invitados serán el economista Rolando Cordera, el filósofo Armando Bartra y probablemente el presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello.
Entre los asistentes, estuvieron el delegado del INE, David Alejandro Delgado Arroyo.

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