Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

 “No me pasaré al PRI nunca”: Ríos Piter

“No me pasaré al PRI nunca”, dijo Armando Ríos Piter hace ocho meses, el 17 de mayo del año pasado. “Quienes creen eso cometen un enorme error”, pues “hay que ayudar al país, no a los priistas”, dijo también. Eran días en que florecía su alianza con los dirigentes de Nueva Izquierda, de quienes decía: “Los Chuchos son mis amigos y mis compañeros de equipo” (Milenio, 18 de mayo de 2014).
Por entonces se desarrollaban los pactos previos a las elecciones internas del PRD que se realiza-rían en septiembre, y el legislador perredista concertaba con Los Chuchos para llevar a Carlos Navarrete a la dirigencia nacional, mientras en el estado había cerrado tratos con David Jiménez Rumbo y se disponía a negociar con el gobernador Ángel Aguirre Rivero para obtener su apoyo en sus aspiraciones por la gubernatura a cambio de apoyar a Ángel Aguirre Herrera en la disputa por la alcaldía de Acapulco, lo que en efecto se concretó el 20 de julio.
En esas fechas, el PRD parecía ir otra vez hacia la gubernatura sin vientos en contra, y la tragedia de Ayotzinapa aún estaba lejos. Con el apoyo franco del presidente Enrique Peña Nieto, que lo dejó capitalizar políticamente el presupuesto federal destinado a mitigar la devastación causada en Guerrero por los huracanes Ingrid y Manuel, Ríos Piter se mostraba con la petulancia que lo caracteriza como el precandidato del poder y seguro sucesor de Aguirre Rivero. Para muchos, su candidatura a la gubernatura estaba ya cocinada en el lodazal de los acuerdos secretos entre Peña Nieto, Los Chuchos y Aguirre Rivero. Tan era así, que poco antes de que ocurriera el asesinato y desaparición de estudiantes normalistas en Iguala, un columnista con acceso a las determinaciones palaciegas informó que el PRD dominado por Los Chuchos había decidido nombrar a Ríos Piter su candidato a gobernador, y al hijo de Aguirre Rivero candidato a la presidencia municipal de Acapulco (Joaquín López Dóriga, columna En Privado, Milenio, 16 y 17 de septiembre de 2014).
Así estaban las cosas en la sucesión perredista el 26 de septiembre, cuando los acontecimientos de Iguala sacudieron la conciencia nacional e hicieron trizas la de por sí escasa credibilidad del PRD de Los Chuchos y destruyeron también su ya escaso capital electoral. La caída de Aguirre Rivero profundizó la crisis del PRD y reacomodó todo en su interior. Con su oportunismo tradicional, Ríos Piter pretendió desvincularse del caso Iguala y adoptó la línea abierta desde Los Pinos contra Aguirre Rivero, a quien Peña Nieto le retiró su apoyo. De acuerdo con los códigos de silencio que se han impuesto en el PRD, donde ya se sabe que todo es un lodazal, Ríos Piter rompió con ello el pacto secreto que había alcanzado con Los Chuchos y con Aguirre Rivero para ser el candidato a la gubernatura. Para dar la impresión de que vestía la camiseta de la lucha normalista, en un desplegado publicado el 24 de noviembre en este diario, Ríos Piter simuló ser un crítico del gobierno federal, dijo que los hechos de Iguala “desnudaron un inexistente Estado de derecho” y hasta demandó atender “con gran sensibilidad la movilización social”.
En esas semanas, una encuesta del diario Reforma estableció que entre agosto y diciembre las preferencias electorales del PRD, por el descrédito que le produjo el ex alcalde José Luis Abarca, se hundieron de 16 a 13 por ciento, mientras las del PAN subieron de 22 a 25 por ciento y las de Morena de 7 a 9 por ciento (Reforma, 10 de diciembre de 2014). A propósito de esa encuesta, dijimos aquí el 15 de diciembre que aunque se ignore la profundidad numérica que en Guerrero ha adquirido la caída perredista, era previsible que sea catastrófica y bastante superior a la registrada en el plano nacional, pues al factor Abarca debía sumarse el efecto expansivo de la renuncia de Cuauhtémoc Cárdenas al PRD. Es decir, ya era notorio que el PRD iba a perder la gubernatura de Guerrero frente al PRI.
Todos esos antecedentes son los que explican la declinación de Ríos Piter a contender por la candidatura del PRD. No hay en esa decisión sino oportunismo, pues lo que hizo Ríos Piter fue saltar de un barco que se hunde para tratar de ser candidato del PRI. Como no prestigia la imagen de las célebres ratas que huyen del naufragio, Ríos Piter abominó del lodazal perredista que lo situó en el umbral de la candidatura, en el que compartía el estanque con Los Chuchos y Aguirre Rivero, y para justificarse usurpó el discurso de la lucha normalista.
No declinó porque esté interesado en que se haga justicia a los padres y que Ángel Aguirre sea encarcelado, sino porque el PRD está ya condenado a perder en las elecciones de junio, porque ya no dispondría del aparato de gobierno que sin duda Aguirre Rivero habría puesto a su servicio en la campaña, y porque ese escenario se vería agravado por la impopularidad que lo persigue y la división que provoca en los demás partidos de izquierda, que no lo apoyan.
Esa es la razón de que la diatriba publicitaria de Ríos Piter haya estado dirigida contra Ángel Aguirre y Los Chuchos, y no contra el gobierno de Peña Nieto. Incluso su denuncia contra los narcopolíticos de Guerrero es una impostura, porque es de sobra conocida la relación que Ríos Piter entabló con el narcotraficante Rogaciano Alba Álvarez y con el jefe político de éste, el ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, en un pacto impronunciable que lo hizo ganar la diputación federal en 2009.
Digamos, finalmente, que el interés de Ríos Piter de destrozar lo que aún esté de pie en el PRD tiene como fin hacer un servicio al PRI y pavimentar las negociaciones que ha mantenido siempre con Aurelio Nuño Mayer, el jefe de la Oficina de la Presidencia, y según otras fuentes con el secretario de Hacienda Luis Videgaray, para ser en el último instante candidato de ese partido en una maniobra inversa de la que Aguirre Rivero realizó en 2010. Se sabía y siempre fue así, que Ríos Piter era en realidad el candidato de Peña Nieto, pero es incierto que se materialice su ambición, pues no se ve un motivo por el que el priismo de Guerrero y los grupos que controlan a ese partido deban ceder a las enfermizas pretensiones de Ríos Piter de ser gobernador a toda costa. ¿Por qué habrían de acogerlo? Podrá Ríos Piter presentarse como un político que ha vuelto a un estado virginal por el hecho de traicionar a sus amigos Los Chuchos y a Aguirre Rivero, incrementado de esa manera el río de lodo en el que está sumergido el PRD, pero el paso que dio al repudiar a sus aliados lo refleja tal como es en su condición de político sin principios ni escrúpulos. Se comprobará en los próximos días, cuando se pase al PRI.

[email protected]

468 ad