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Carlos Pérez Aguirre

Lo más importante

A don Julio Scherer, guía moral indiscutible
de aquellos que utilizamos la pluma para plasmar nuestro
pensamiento

Como ya es costumbre, a la llamada clase política que se ha alejado a kilómetros de distancia de la ciudadanía se le ha olvidado, sobre todo en aquellas entidades como la nuestra en donde se pretende llevar a cabo un proceso electoral, que la primerísima demanda ciudadana en el país corresponde a la de contar con seguridad para realizar nuestras actividades de vida cotidiana; pero para ser más exacto, y por las características de violencia que nos aqueja, sería sobre todo el garantizar nuestro derecho a la vida. Situación que evidentemente no se cumple si revisamos las cifras de asesinados y desaparecidos y en donde por desgracia Guerrero se encuentra entre los primeros lugares.
No debemos los ciudadanos evitar ver esa realidad pensando que el voltear el rostro para otro lado nos inmunizaremos contra ésta. El ubicar con mayor claridad esta situación de violencia generalizada en que vivimos y darnos cuentas del tamaño del problema, fue desencadenado por los hechos violentos de Iguala, ese factor logró grandes muestras de solidaridad y enormes manifestaciones de descontento contra autoridades cómplices y omisas.
Hoy esa clase política encabezada por los gobernantes quieren que la población olvide algo que le afecta directamente y quieren que los ciudadanos regresen a su estado anterior de mansedumbre ante la violencia generalizada, pero eso no será posible, y no lo será porque los agravios han escalado niveles, hasta ahora no se ha juzgado a ninguno de los implicados desde el gobierno en las acciones de represión y persecución que en su momento agredieron a los jóvenes estudiantes de normal. Al gobernador Aguirre Rivero y a algunos miembros de su administración sólo se les destituyó, pero deberá de juzgárseles. De no hacerlo se están creando peores condiciones de impunidad de las que en su momento se dejaron crecer con los Abarca en Iguala, con los resultados sangrientos y terribles ya conocidos, la falta de la aplicación de la ley para absolver o para castigar según sea el caso, inocente o culpable, sólo denota la inexistencia, aquí sí evidente del estado de derecho.
Pero hoy se pretende repetir el libreto en otra escala y para distraer la atención, y nos preguntamos ¿qué será peor?, ¿el asesinato y el secuestro de jóvenes estudiantes o el quemar vehículos de funcionarios y policías exigiendo seguridad y aplicación de la justicia? Tiene que llegar a eso la sociedad para poder ser visible y obligar al gobierno a cumplir con sus obligaciones de otorgar seguridad y cumplir con la justicia. Una espiral en donde el inicio de ésta y sus diversas escalas hasta hoy pasan por un estado cómplice de la delincuencia. Por ello lo importante no es la realización o no del proceso electoral en donde también la clase política más corrupta tiene la culpa de haber arrebatado al pueblo la ilusión de mejoría por esta vía –Fox, Zeferino, Abarca, Calderón, Peña– mucha gente se pregunta con razón, ¿para ello gastamos millonadas de pesos del erario público, para lograr una representatividad ajena y lesiva? Por ello hoy lo más importante es seguridad y justicia. Los procesos electorales son sumamente importantes, pero si ahora están secuestrados, no nos llevará más que a nuevas frustraciones y más violencia, reflexionemos.

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