Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Carlos García Jiménez

BAJO EL ALA DEL SOMBRERO

*La Sierra, en la ruta del desarrollo sustentable

El Paraíso, la localidad serrana más poblada de Atoyac, y emblemática por su producción de café de altura, fue la sede oficial de la firma del decreto por el que a partir del pasado 16 de enero se reconoce oficialmente a La Sierra como la octava región geoeconómica de Guerrero.
El acto, inédito para esta comunidad azotada por la tormenta Manuel en septiembre del 2013, el sismo de abril del 2014 y la inseguridad pública, reunió a representantes de los tres poderes del Estado. Por el Ejecutivo, y como suscribientes del decreto, asistieron el gobernador Rogelio Ortega y el secretario de Gobierno David Cienfuegos, acompañados por funcionarios del gabinete, representantes del gobierno federal y alcaldes. Por el poder Judicial asistió la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Lambertina Galeana Marín. Y por el Legislativo acudieron diputados de las jurisdicciones consideradas en esta octava región.

Decisión largamente esperada

Fue un acto inédito también para los más de tres mil ciudadanos, autoridades comunitarias, directivos de organizaciones sociales que, procedentes de los 14 municipios de Costa Grande, Centro y Tierra Caliente llegaron para atestiguar lo que algunos líderes señalaron como “la fructificación de una larga espera”.
A decir de algunos representantes de organizaciones sociales, el reconocimiento de La Sierra como octava región fue posible gracias a la confluencia de la voluntad política del actual gobernador, al empuje que se dio por parte del Frente Popular para el Desarrollo de Guerrero en la Mesa 7 (de Gobernanza y democracia participativa) y a la persistencia de muchos otros actores sociales y comunitarios de la región. En el acto, los promotores históricos de esta iniciativa resaltaron que “los antecedentes de esta lucha vienen de muchos años atrás, y muchos de los iniciadores ya no alcanzaron a vivir este momento histórico”.
“Fueron 19 años de gestión social –para su reconocimiento– desde que uniones de ejidos forestales y autoridades comunitarias lo propusieron por primera vez a funcionarios de los gobiernos federal, estatal y municipales, en un acto público realizado en noviembre de 1996 en La Laguna, municipio de Tecpan de Galeana, recordó Rigoberto Acosta del Consejo Regional de la Sierra de Guerrero (Cresig).
Pasaron los años sin que hubiera respuesta del gobierno. En 2004, el gobierno de René Juárez Cisneros reconoció a la sierra como “zona de atención prioritaria”, pero sin considerar ninguna otra acción de seguimiento. Durante el periodo de Zeferino Torreblanca no se pudo ni siquiera comentar la propuesta; y Ángel Aguirre Rivero, desde el inicio de su gobierno hasta que el destino lo alcanzó, sólo mantuvo la promesa de que emitiría el decreto.
Con la declaratoria de La Sierra como octava región en este 2015, también se hace un digno homenaje al profesor Lucio Cabañas Barrientos y a los cientos de asesinados y desaparecidos durante la guerra sucia de los años 1970, quienes gracias a su movimiento lograron que en la sierra hubiera carreteras, sistemas de telefonía, electricidad, las paraestatales Inmecafe y Forestal Vicente Guerrero (hoy desaparecidas), entre otras acciones. Así como en aquellos tiempos de contrainsurgencia el gobierno realizó obras para facilitar el desplazamiento militar, “hoy, la sierra requiere obras de esa magnitud, pero para promover la paz y el desarrollo integral de sus habitantes”, coincidió la mayoría de los oradores, incluido el gobernador.
“El reconocimiento de la octava región es el inicio del pago de la deuda histórica de la federación a esta entidad sureña por su contribución al desarrollo del país desde hace más de 200 años”, señaló Pablo Cortés Barona, uno de los líderes de los ejidos forestales e hijo de una familia de chiveros, considerados pobladores originarios de la sierra.
“Durante la Independencia –ex-plica Cortés– los sierreños nutrieron los ejércitos de los Galeana, los Bravo y don Vicente Guerrero. Lo mismo sucedió en la Reforma, nu-trieron con soldados a don Juan N. Álvarez. Y también en la Revo-lución, a los generales maderistas y zapatistas; y luego a los hermanos Vidales y Escudero que centraron su movimiento en Acapulco. Y también, durante la segunda mitad del siglo pasado, en las luchas contra los taladores y luego en el movimiento guerrillero de Lucio Cabañas, ahí estuvieron los sierreños…”
“Pero si le rascamos a la historia, la sierra como unidad territorial existe desde hace más de 500 años, de cuando los parias y los insurrectos fueron arrinconados a la sierra… Pero desde entonces hasta este día, sólo diezmados por el despojo de sus recursos y el abandono gubernamental, los sierreños siguen vivos. El reconocimiento de La Sierra como octava región es un claro ejemplo del despertar ciudadano que ya se extiende por todo el estado”, señaló enfático Wilibaldo Rojas, académico de la UAG.

Los desafíos

Para que la octava región no quede en una mera declaratoria, a la par del trámite legislativo que debe seguir el decreto de reconocimiento, es preciso que los promotores, pobladores (sus autoridades comunitarias y ciudadanos organizados) y las instituciones involucradas, asuman de manera mancomunada los siguientes desafíos: Integración de un presupuesto especial para La Sierra en este 2015. Que a la luz de la propuesta de Plan de Desarrollo Integral y Sustentable de La Sierra (elaborado desde hace tres años mediante un programa de foros subregionales) se elabore el Programa Operativo de 2015 en el que se replantee la inversión pública ordinaria tanto del presupuesto 2015 como el del Plan Nuevo Guerrero y la Cruzada Nacional Contra el Hambre. Para ello, es vital que a la brevedad el Ejecutivo estatal convoque a una reunión intersecretarial en la que participen los delegados de las dependencias federales, las dependencias estatales y los presidentes municipales circunscritos en dicha demarcación.
Realización de estudios para la remunicipalización. Que el gobierno del estado y el Congreso del estado coordinen los estudios y acciones necesarias para la configuración de los nuevos municipios que resultarán de la nueva regionalización. En esta región se proyectan la creación de al menos seis nuevos municipios con cabeceras en Vallecitos de Zaragoza (Zihuatanejo), Linda Vista (San Miguel Totolapan), Jaleaca (Chilpancingo), El Mameyal (Petatlán), El Paraíso (Atoyac) y Yextla (Chichihualco).
Instauración del cuarto orden de gobierno. El reconocimiento de la octava región, es una oportunidad para construir el desarrollo regional desde las localidades. Es en este nivel en el que se sustentan las demandas y propuestas productivas, sociales, económicas y ambientales, sistematizadas en el Plan de Desarrollo de la Sierra. Por tanto, la instrumentación del Plan de Desarrollo de la Sierra es una oportunidad para que los pobladores asuman las decisiones y responsabilidades desde sus comunidades, ejerciendo de facto sus facultades como cuarto orden de gobierno. La integración de Consejos de Desarrollo Comunitario (en el que se integren los distintos comités de gestión y autoridades comunitarias) puede ser un primer paso en este sentido.
Constitución del Consejo de Autoridades Comunitarias y de organizaciones sociales. A efecto de coordinar los trabajos de planeación participativa, monitoreo y contraloría social del Plan de Desarrollo Sustentable de La Sierra, de las acciones gubernamentales y de la participación ciudadana, es vital la instauración de una instancia comunitaria y social a nivel microrregional y regional, que gradualmente se vaya erigiendo como máxima autoridad en la toma de decisiones y en la orientación del desarrollo de La Sierra.
Si en este año los buenos deseos anunciadas el pasado 16 de enero se mantienen vivos, y se asumen mancomunadamente por todos los actores involucrados, entonces la Sierra empezará a caminar hacia un nuevo sendero, y será un modelo a seguir para las otras regiones de la entidad.

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